Ramón Ramonet Riu

ARNAU DE TORROJA, GRAN MAESTRE

DE LAS ÓRDENES DEL TEMPLE Y DE SIÓN

(PARTE 1ª DE LA TRILOGÍA QUE LE DEDIQUÉ) COLECCIÓN "REVISIÓN CULTURAL"

INTRODUCCION

Este no es un libro sobre la orden religioso-militar del Temple de Jerusalén, aunque pueda parecerlo, pues tan sólo intento escribir una biografía de quien fuese el noveno de sus máximos Grandes Maestres, de un total de los veintidós que son conocidos de la dicha Orden. Hasta unos años después de fallecer Arnau de Torroja protagonista de esta investigación, dichos líderes, medio monjes y medio soldados, tuvieron su sede o "casa-madre" en los al exterior de la muralla de la ciudad de Jerusalén, pero previamente se habían instalado donde hoy está la céntrica Cúpula de la Roca, de ahí su nombre de templarios.

Al escribir la reseña del Gran Maestre General de las órdenes de Sión y del Temple, presentaré una elaborada aproximación a los años que vivió Arnau de Torroja, siendo de desear que el pensamiento filosófico, y la sensibilidad artística, me proporcionen argumentos suficientes, del mismo modo que -cuando se logran equilibrar-, permiten desarrollar óptimamente el lado místico y espiritual de la existencia. Escribo esta biografía sobre el noble Arnau de Torroja del linaje medieval que señoreó en Solsona (provincia de Lérida), como un trabajo preliminar, elcual deberá seguir complementándose, expurgándose, y seguramente alcanzará a otros aspectos que por los tiempos que yo he trabajado no son aún imaginables.

Lo mismo debo reconocer de la biografía que dedico a su hermano Guillem de Torroja, que por su entidad, merece un estudio a parte. Se recriminará que a veces exponga material que para otros no tiene tanta consideración. Asimismo, otras facetas, inluso con mucha documentación, yo las acorto. Como todos los escritores, y si tratan de política más aún, tengo el privilegio de actuar subjetivamente; y no me arrepiento de ello porque, para empezar, debí rellenar los períodos históricos en los que no aparece documentación suficiente. Metafóricamente diré que tampoco hay que comerse un pastel entero para saber de que está hecho, y el gusto que tiene. Por fuerza debo suplir las lagunas con deducciones bien razonadas. No sólo trataré de ofrecer una reconstrucción histórica de su crianza, juventud y educación en Solsona, una muy aislada población del centro geográfico de Cataluña. Mi motivación me hace ser muy sincero al exponer los hechos históricos objetivos. Ciertamente, deberé mezclarlos con otros no contrastados, teniendo en cuenta las diversas interpretaciones que se han dado del periodo histórico-cultural durante el cual Arnau de Torroja formó su mente estudiando.

Vivió en el mismo siglo que alcanzaron su apogeo las exóticas culturas de los Ajmed, que en Camboya construyeron mil templos, entre los que sobresale el de Ankor Vat; o cuando en la parte opuesta de África que pisó, exactamente en Malí, a los pies del Sahara, se decía que la ciudad de Tombuctú incluso tenía las baldosas de sus calles hechas de oro, al ser el centro espiritual y filosófico del Islam en el tierras de razas negroides.

Debo advertir que en Solsona (actualmente provincia de Lérida), su lugar de nacimiento, durante el siglo XI hubo dos poderosos señores homónimos que pueden confundirnos al atribuirles la paternidad de mi biografiado, porque ambos linajes fueron llamados Miró: uno era el Vizconde, y otro el Señor el palacio fortificado, el cual por aquel entonces aún no tenía la población diseminada a su entorno. Por cierto, tampoco se debe confundir al noble Aranu de Torroja de Solsona, con el mercader homónimo que trajo a Cataluña los pañales del Niño Jeús (venerados en la catedral de Lérida). Dicha reliquia, de las manos del califa de Bagdad anteshabría pasado por las del califa de Túnez.

La familia Torroja fue el linaje que -entre los siglos XI y XIII- gobernó la villa de Solsona (que actualmente ya lleva más de 400 años ostentando el título de ciudad). Los Torroja eran descendientes del conde Miró, a quien en el año 990 ya se le encuentra documentado Señor de Solsona. Arnau era uno de sus cuatro nietos y una nieta. En cuanto a su padre, Bernat Ecard-Miró de Torroja, fue quien construyó en lo alto de la colina cercana a Solsona el castillo llamado hoy llamado Castellvell ("Castillo-viejo", porque estaba en el monte llamado desde siempre antes "viejo", al haber sido un asentamiento ibérico). El dicho castillo cuya silueta al perder su muralla exterior, hoy tal parece ser una pirámide natural dominando Solsona, al ser terminado su recinto, disponía de una planta cuadrada y una torre circular en cada ángulo. Desde allí, se domina visualmente un muy vasto territorio a su alrededor.

FOTO: LA HISTORIA DEL CASTELL-VELL DE SOLSONA

La vieja Solsona, entonces estaba bajo el nivel donde construyeron la iglesia románica. Ésta y la residencia del Señor de Solsona, aunque hoy se presenten una en cada extremo de la ciudad, entonces quedaba bastante alejados entre si, y a pie representaba un buen trecho cruzando lo que debieron de ser los huertos del palacio fortificado, que fue la residencia familiar del dicho noble señor.

Se ignora cuando nació exactamente Arnau de Torroja, pero si consideramos que fue poco después de 1122, el error ha de ser mínimo. Sus padres se habían casado en 1104, engendrando poco después al hijo heredero Ramón I (fallecido el 1 de febrero de 1144), al que sucedió su hijo Ramón II, sobrino de Arnau, e involucrado como él y su hermano eclesiástico en las grandes empresas de la reconquista desde Almería hasta las principales ciudades musulmanas de Cataluña. Arnau de Torroja debió de nacer cuando Alfonso I de Aragón codiciaba arrebatar a los musulmanes la ciudad de Zaragoza ayudado por el conde de Toulouse del Languedoc. A aquella coalición se opuso por las armas y derrotó el conde Ramón Berenguer III "el Grande" de Barcelona en 1123 ayudado por el conde de Poitiers. En aquel periodo los catalanes llegaron incluso a asediar Orange (Francia).

Se considera que entre los siglos XI y XIII se vivió el periodo más fascinante y misterioso de toda la Edad Media, por el hecho gravísimo de haberse entonces enfrentado bélicamente los occidentales con los orientales. Éstos, para defender su tierra, y los llamados caballeros cruzados europeos por su deseo de preservar los Santos Lugares donde vivió Jesucristo.

Al venir al mundo Arnau de Torroja, en la Península ibérica hacía siglos que se comerciaba con los musulmanes dentro de la mayor tolerancia y entendimiento. Las llamadas tres "Religiones del Libro" convivían incluso en régimen de igualdad en la cosmopolita ciudad de Toledo, y ello era posible por los intermediarios hebreos, que eran en todas partes más numerosos que los musulmanes, aunque al menos al norte del río Llobregat siempre fueron muy inferiores a la población autóctona. No agradaba a los musulmanes que los cristianos se convirtiesen al islam, porque la gente en tal caso dejaba de pagarles tributo por su libertad de culto.

En la comarca de Solsona, la zona prepirenaica donde Arnau de Torroja creció, los moros habían sido expulsados siguiendo el empuje del muy injustamente olvidado Arnau Mir de Tost, quien siguiendo el curso del río Segre, y después el del Noguera Ribagorzana, dejó libre de musulmanes todo el territorio hasta Barbastro, en Huesca. Arnau de Torroja llevó el nombre del dicho campeón del cristianismo en reconquista, y lo aún más importante: Además, fue el primer caballero catalán en pisar Tierra Santa. No obstante, siendo tan patriota, repartió entre varios hijos sus bienes, pues no tuvo la idea de una patria.

Arnau de Torroja era hijo de Bernat Ecard de Torroja, quien residiendo en la Conca de Barberà, no obstante terminó sus días (24/5/1143) como monje agustino de la comunidad de Solsona- Por lo dicho Arnau fue nieto de Ecard Miró de Solsona (29/10/1091) el primero en adoptar el topónimo Torroja para sus descendientes. Por esta linea genealógica Arnau de Torroja fue biznieto del conde Miró, verdadero fundador de la estirpe ("Catalunya Romànica "EL SOLSONÈS, p.39). Al no ser Arnau el primogénito, tampoco estuvo obligado a hacerse cargo del patrimonio familiar. Además del primogénito, aún había otro hijo Guillermo, mayor que Arnau. Guillermo era el segundo de los varios hermanos, sino habría sido Arnau el designado tradicionalmente a vestir hábitos de la Iglesia.

Arnau de Torroja habría participando desde muy joven en las grandes campañas de la reconquista, quizá incluso en la lejana Almeria. Con seguridad participó en la reconquista de Tortosa y también de Lérida, dado que el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona en 1149 le concedió allí una casa en agradecimiento a sus méritos (J.M. Sans i Travé: "Arnau de Torroja", en el "Diccionari d'Història Eclesiàstica de Catalunya", Vol. III, ps. 565-567-Barcelona 2001). Este historiador, autor de 150 obras escritas, le dedicó una biografía en base a sus registros oficiales, la cual fue leida como discurso introductorio cuando pasó a ser miembro de la Reial Academia de Belles letres de Barcelona, el año 2006. Se titula: "Arnau de Torroja, un català mestre major de l'Orde del Temple (118-1120?-1184)". Si yo, a pesar de ello, insisto en presentarlo es justamente por considerar que ha quedado mucho por añadir de Arnau de Torroja, empezando por afirmar que ha sido el personaje de Cataluña más universal, más influyente y más poderoso a lo largo de los siglos.

Así pues, como tercer hijo del Señor de Solsona, la opción natural de Arnau de Torroja hubiese sido unirse a las Cruzadas,... pero nació entre la Segunda y la Tercera Cruzada, de modo que no pudo participar en ellas si bien se enroló tan pronto pudo para guerrear en Tierra Santa. Por sus contactos y posición social, su partida del suelo patrio sólo sucedió después de ser distinguido con el aprecio personal nada menos que Bertrand de Blanchefort, antes de que éste noble templario fuese nombrado Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén entonces muy recientemente introducida en Cataluña. Era un periodo cuando su hábito todavía no inspiraba demasiado temor reverencial, pero sí mucha curiosidad por tan novedosa fórmula de convertir a los monjes en óptimos guerreros. También llamaba la atención su lema: "Non nobis Domine, non nobis, sed Nomini Tuo da Gloriam"; el cual se traduce así: "No para nosotros Señor, no para nosotros, sino para tu mayor gloria".

FOTO: DESFILE DE LOS FRAILES CON ESPADA EN OUTREMER

la bibliografía sobre la Orden del Temple hoy es incalculable, y todavía debe ser mayor lo escrito referente a cada una de las ocho Cruzadas, sin embargo en lo referente al período entre la segunda y tercera grandes cruzadas oficiales, resulta ser todo lo contrario. El caballero Arnau de Torroja fue el miembro más destacado de toda su familia con prestigio internacional porque llegó a ser el noveno máximo dignatario general, conjunto, de las dos hermanadas órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén, ciudad ésta donde residió en diferentes etapas de su vida y prácticamente hasta su muerte. Con anterioridad a ostentar la más elevada jerarquía de tan poderosas órdenes de caballería medieval, Arnau de Torroja había sido también el cuarto Gran Maestre Provincial de las tierras de Provenza y de la Corona de Aragón, cuando tuvo bajo su jurisdicción las encomiendas de los templarios en toda la Provenza, y también todas las de Cataluña, de Aragón, de Navarra, de Castilla, de Portugal y de Italia.

Bajo su mandato Arnau de Torroja convocó dos veces a Capítulo Provincial (reunión de monjes mandatarios), uno celebrado en el castillo de Gardeny (1176), y otro en el de Barberá (1180). Arnau de Torroja en la Corona de Aragón fundó nueve encomiendas ("sucursales" fortificadas), al mando de las cuales puso aguerridos frailes de su absoluta confianza como lo evidencia que eran hombres procedentes de la comarca del Solsonés, en cuyas aptitudes él confiaría plenamente. Una de sus principales obsesiones siendo Maestre Provincial consistió en hacer ratificar y confirmar todos los privilegios y haciendas concedidos a la orden del Temple antes de que él la gobernase. En especial le preocuparon las donaciones hechas a los templarios por Ramón Berenguer IV, pero también aquellas de los demás nobles benefactores, ya fuesen laicos o eclesiásticos; y cuando lo creyó necesario lo exigía incluso al papa Alejandro III. Éste, en una bula dirigida a Arnau de Torroja (13/3/1179) incluyó todas las posesiones que tenían los templarios tanto en Cataluña como en Provenza. (R. Saborre "Col. Dipl. de la Casa del Tempe de Gardeny", doc. 335, ps. 489-593).

En el siglo XII para cualquier noble familia era un gran honor tener un hijo perteneciente a la Orden del Temple. Para ello el recluta debía dar todos sus bienes al enrolarse en la Orden a pesar de su humildísimo lema de autodenominarse "Pobres Caballeros de Cristo". Al ingresar en la Orden Arnau aportó como dote sus propiedades en Barbens, el término de Grallera, cerca de Lérida, y cuantos derechos tenía sobre el castillo de Aguililla.

Los caballeros templarios estuvieron realmente movidos tan sólo para la mayor gloria de Dios, y gracias a sus cotas de malla y el uso de las estribos en sus cabalgaduras, se verían a si mismos cual verdaderos superhombres al servicio de su fe.

La participación de los caballeros templarios en el sitio de Tortosa (1148) y Lérida (1149) está documentada en diferentes cartas de agradecimiento, fuese a Annali Genovesi, o después al obispo de Roda de Isàbena. Los templarios también estuvieron en la conquista de Miravet en verano de 1152, y en Mequinenza el año siguiente, siendo el último bastión moro en ser reconquistado junto con Siurana de Prades.

En 1163 en la comarca catalana de El Priorat, la Iglesia hizo construir la primera cartuja de España de dimensiones gigantescas, llamado Escala Dei (hoy en ruinas). Unas décadas después desde dentro de aquellos muros la inquisición acosó a los herejes occitanos, pues perseveraban en su empeño de predicar dogmas avanzadas a su tiempo que, los cuales desencadenaron un gran caos en tiempos de muy gran incultura popular. Es el eterno "pecado" de defender inoportunamente ciertas ideas.

La población de Siurana en este sentido merece un comentario (y una visita incluso), pues se trata de una casi aérea población a los pies del Montsant, en el norte de la provincia de Tarragona, donde a los cátaros que del Languedoc - hoy francés- fueron a refugiarse en el siglo XIII, pasando siempre por la comarca del Solsonés. En Siurana ellos, además de encontrar una fortaleza natural, difrutaron de unas fenoméricas panorámicas, resultando incluso más sugerentes para sus ritos solares que las que habían tenido en su emblemático castillo de Montsegur de donde fueron expulsados.

Posteriormente a su conquista, Siurana y las poblaciones de su vasto entorno se confiaron en las órdenes de Sión y del Temple porque ya habían repoblado con éxito la zona del castillo de Daroca (1142). En la nueva frontera entre la Cataluña nueva y la Vieja, sus encomiendas intercaladas entre los monasterios cistercienses de Poblet (1151) y Santes Creus (1159) complementaban sus esfuerzos, aunque tampoco puede decirse que lo hiciesen en buena harmonía. Lo cual extraña, porque además de tener casi la misma Regla, si unos eran la intendencia, los otros prestaban ayuda como cirujanos y defensa armada. Ello obligó a los templarios a conocer bien los Pirineos por ser zona natural de transhumancia de los rebaños de aquellos monasterios durante el siglo XII que me ocupa. Pero antes me referiré al contexto de las dos grandes Cruzadas que en tiempos de Arnau de Torroja ya eran historia en Palestina.

En esta aproximación a un personaje de rango internacional resultan más importantes sus hechos de armas protagonizados en el otro extremo del mar Mediterráneo porque se le exigieron para ser el máximo dirigente de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén, cuya bibliografía e historia los historiadores exponen globalmente, así como todo lo referente a las Santas Cruzadas, sin embargo del período entre la segunda y tercera de ellas, que es cuando Arnau estuvo en Palestina, se conservan muy escasos escritos. Abordar una semejante empresa detectivesca de la estancia de Arnau de Torroja en los Santos Lugares, y posiblemente en algunas partes del norte de África, me obligará a ser muy minucioso en aspectos que la historia no tiene demasiado en cuenta. Por otra parte en estas páginas quisiera ignorar cuanto no quede dentro del período de la vida de mi biografiado, aunque tampoco conviene ignorar los acontecimientos históricos que marcaron su idiosincrasia, y en breve epílogo no dejaré de referirme a los hechos más significativos inmediatos al año de su traspaso.

Aun cuando Arnau de Torroja fue un paisano mío que vivió en un muy lejano siglo, todavía puedo adivinar algunas de las sensaciones que hicieron vibrar su alma ante muy concretas obras de arte piadosas. No sólo me remito al ábside de la iglesia de nuestra ciudad, sino que, dada la estratégica posición militar del castillo de Cardona, a unos 30 km lejos de Solsona, seguramente debió de contemplar las escenas de las bóvedas pintadas de la iglesia de Santa María de Cardona, que están hoy expuestas en el Museu d'Art Romànic de Barcelona (MNAC), pues datan del año 1040. Situándose debajo de las mismas, quien hoy lo desee podrá conectar con la admiración que debió de sentir aquel piadoso joven, puesto que de los frescos en arte románico del templo de Santa María de Solsona ya no queda ni rastro.

El arte románico empezó a manifestarse en Sant Pere de Roda (Cabo de Creus-Ge.) hacia 1022 expandiéndose en abanico muy rápidamente. Su razón de ser era la veneración de reliquias y allí; habían sido escondidas las del mismísimo San Pedro Apóstol. Estas construcciones románicas siguen visibles en la catedral de la Seo de Urgel, y para los que no sean catalanes les ha de servir la iglesia de Santa Juliana en la colegiata de Santillana del Mar, ambas del siglo XII.

CONTEXTO SOCIO-POLÍTICO DURANTE LA JUVENTUD DE ARNAU DE TORROJA

Adviértase que Arnau de Torroja debió de nacer cuando el conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, se procuraba las alianzas políticas entre los nobles catalanes que harían posible con el tiempo, el que todos a una fuesen capaces de guerrear contra los musulmanes de las principales ciudades. Los reinos taifas tuvieron en ellas sus puntos de comunicaciones estratégicos, y eran las capitales más importantes dentro de la llamada Cataluña Nueva. Al cabo de una década todo el campo de Tarragona pasó de ser "tierra de nadie" a campos cultivados por cristianos repobladores enviados allí por el soberano catalán decidido a superar las empresas de sus antepasados en la unificación del país por las armas y con la ayuda de su fe cristiana. Aun así, eran unos años cuando seguía siendo impensable que Tortosa fuese el origen de una discordia entre Cataluña y Aragón, como luego sucedió.

La infancia de Arnau de Torroja transcurrió plácidamente entre el palacio fortificado del llano y el castillo que su padre estaba terminando de amurallar en la cima de una gran colina llamada Mont-Vell, que domina por la parte de poniente la la ciudad de Solsona. En aquel siglo XII, la población estaba más alejada que en el siglo XIV de la privilegiada atalaya natural sobre el Prepirineo, pues desde arriba del Castell-Vell se despliega una gran panorámica muchos meses cubierta de nieve, empezando con el Port del Compte (actualmente con una estación de esquí).

Desde el que hoy es conocido como Castellvell de Solsona, el niño Arnau de Torroja se deleitaría observando la gran planicie que veía extenderse hasta divisar en el horizonte SW. la montaña de Montserrat en días despejados, y soñaría con la libertad de poder imitar a los mayores que veía cabalgar de un lado a otro armados hasta el cuello. Arnau de Torroja, en aquellos tiempos de gran cambio social, iba creciendo en los peligros de una tierra fronteriza, de la cual, afortunadamente para él, los musulmanes cada día estaban siendo más alejados hacia el sur. Mientras Arnau fue un niño su padre, el conde Señor de Solsona, reconstruía la dicha antigua fortificación en la cumbre del "Mont-Vell", el más elevado y cercano a Solsona, y es de suponer que a Arnau debió de gustarle cabalgar hasta aquella cima de gran visibilidad. Desde ahí se veía bien su palacio fortificado, pero no la población (sector "Els Tints"), pues quedaba oculta tras la dura pendiente entre la iglesia románica, también en reconstrucción, y el río Negro.

En dicho gran desnivel, la antigua población estuvo bien abastecida de agua y mucho mejor protegido de los vientos del norte, y las gentes veías el castillo en reconstrucción en la cima del Mont-Vell. Aquella concentración de la población a orillas del río tuvieron -en la parte más alta de donde estaban sus casas-, la entrada del templo católico dedicado a la Virgen María, que como en todas partes de los Pirineos y el sur de Francia, por no decir todo el orbe cristiano, era devotamente venerada con el divino Niño en su regazo. Desde los primeros tiempos de los caballeros templarios, se había potenciado su devoción, en especial si eran imágenes de color negro, siendo el núcleo esperanzador de las afanosas vidas de las gentes.

En tiempos de Arnau de Torroja se veneraba en Getsemaní, muy próxima a Jerusalén, la tumba de la Virgen María, como el mismo tuvo ocasión de comprobar años después. Estaba tan bien localizado que construyeron su sepulcro aislado en medio de la cripta y encima se levantó un templo benedictino al que se accedía por una monumental escalera. Los reyes y lideres cruzados, así como sus familias, pidieron ser enterrados allí. Su tumba en Éfeso fue de invención muchos siglos posterior.

En cuanto al templo románico de Solsona, se ubicaba entonces bastante alejado del palacio fortificado que era la residencia -en el llano- de la familia del conde Ecard-Miró -después llamado Señor de Torroja-. Estaba entre la iglesia y su palacio antiguo, ubicado junto a la puerta de la muralla que enfoca al castillo de Cardona (portal de Santa Ana), y aun se conservan intactas las sinuosas calles que configuran en casco antiguo de la ciudad de Solsona, siendo fácil de imaginar que cuando el joven Arnau hizo sus primeras galopadas a caballo por aquel terreno, por ganas de acortar el camino, debió de ser preferentemente por la siempre después llamada "calle del Castillo", que posteriormente fue la arteria principal de la ciudad. Por entonces tan sólo eran simples huertos pertenecientes Bernat Ecard-Miró, el padre de Arnau.

El principal pasatiempo de los jóvenes de los años en que Arnau de Torroja creció y se formó, debió de consistir, sobre todo, en adiestrarse en cabalgar y en el uso de las armas, especialmente la espada, sin descuidar la cultura clásica, ya que a él le correspondería por su noble cuna. Todo ello, Arnau y sus hermanos está claro que aquellos años los supieron aprovechar muy bien.

Particularmente lo que más cuesta de entender es cómo fue que Arnau de Torroja, nacido en Solsona como yo mismo, llegase a ser un personaje de talla internacional en el siglo XII, porque cuando crecí a mediados del siglo XX en la misma zona, Solsona seguía estando alejada (por no decir aislada) de las principales carreteras que cruzaban Cataluña. Puedo sospechar no obstante que por el centro de Cataluña entonces debió de existir una ruta transversal que llegaría a los Pirineos siguiendo las vías de tranhumancia desde época muy remota.

Arnau de Torroja fue educado en unos tiempos cuando todos los estamentos de la sociedad catalana estaban fascinados por el renombre de la Orden del Temple, y más cuando el conde Ramón Berenguer III murió (1131), en plena juventud, cubierto con una capa de la Orden de monjes con espada, de la cual él mismo era miembro y gran benefactor, cediéndoles muchas tierras conquistadas en la actual provincia de Tarragona (A. Bofarull "Hist. de Cat.", Barcelona; vol. VI, p.63).

En el monasterio de Santa María de Solsona los monjes tuvieron una escuela donde eran instruidos los jóvenes de la comarca que aspiraban a formar parte del convento de los devotos de San Agustín, obispo de Hipona (N. de África). Todo ello, aparte de los párrocos que se distribuían por las diócesis de la comarca con el propósito de salvar almas. Como escuela pública pionera en el país, existe un documento del ACDS que informa incluso que uno de aquellos maestros se llamó Porcel y ejercía aún en 1153, por lo cual, si se trató de un monje entrado en años, bien pudo haber sido el maestro de Arnau de Torroja. En su niñez tan sólo había sido una escuela para los hijos de la nobleza, pero en pocas décadas de aquellas aulas salieron perfectamente aleccionados todos los jóvenes de la plebe. La rápida ascensión jerárquica dentro del poder eclesiástico de Guillem de Torroja, el hermano de Arnau, hizo posible que mi biografiado saliese de su ciudad natal para ocupar algún cargo de responsabilidad en Barcelona donde estuvo muy bien recomendado. En efecto, y es que estudios no le faltaron. Escribió al respecto el sacerdote Antoni Llorens, archivero del ACDS, en su libro: "Solsona y el Solsonés en la historia de Cataluña":

Atribuimos a aquella escuela el manifiesto y notable progreso en el conocimiento de la lengua latina que se observa en la documentación desde comienzos del siglo XII. El monasterio, siguiendo las corrientes culturales de la época, no iría a la zaga de los centros de cultura que eran las escuelas de las catedrales, como lo demuestran los dos cartularios salidos de su "scriptórium" con bella y cuidada caligrafía y las personalidades que de él salieron(...), lo cual no excluye que luego pudiesen ser enviados a centros de cultura superior para completar su formación... (Tortosa, Lérida y Toulouse del Languedoc)".

La mejor prueba que Arnau y sus hermanos aprovecharon bien las lecciones que recibieron de sus maestros eclesiásticos, es que las más antiguas noticias que constan escritas, son de su hermano, llamado Guillem- mencionando sus cargos entre los canónigos, tanto de la diócesis de Urgel-, como también del propio Arnau el año 1135. Así, cuando éste comenzó a estudiar en el monasterio agustiniano de Santa María de Solsona, ya vivirían allí en en comunidad bastantes más de los cincuenta monjes residentes del año en que Arnau nació.

Mi biografiado, no sólo estudió temas eclesiásticos y del Nuevo Testamento, sino que le pondrían al corriente de las grandes novedades de aquel siglo, como lo fueron, por ejemplo, que se empezó a utilizar la letra cursiva en la escritura franca, porque la visigótica cayó en desuso. También fue en aquel siglo cuando se publicó el Codice Calixtius, que fue la muy novedosa Guía del viajero (1130) para los peregrinos que hacían el Camino de Santiago. Mucho de lo avanzado, se debió a que en el siglo XII los soberanos no podían intervenir en las disputas entre payeses y nobles. De ahí la necesidad del pacto feudal que se años antes se había hecho extensivo por la iglesia con el nombre de "Paz y tregua".

Por supuesto que su padre Bernat Ecard-Miró estuvo interesado en que todos sus hijos tuviesen adecuada preparación para la guerra. Eran una familia tan guerreros como místicos, cuyos varones tomaron parte en las famosas conquistas de Almería, Tortosa y Lérida entre otras, en un período en que allí donde está la catedral de Barcelona aún había una sinagoga judía,... y aún siguió estando dos siglos más!. Cataluña habían ya construido incontables iglesias y castillos desde los altos valles pirenaicos hasta el litoral mediterráneo. Pronto Arnau tomaría conciencia que habitaba en un núcleo fuerte del país, así como de que vivía una época de plena expansión por las muchas tierras que se ganaban a los musulmanes

AUGE DE CATALUÑA Y DE LA "CASA DE BARCELONA" EN EL s. XII

Los miembros del noble linaje catalán, luego llamado Torroja, de Solsona, participaron activamente en la reconquista y repoblación de las tierras, empezando por la comarca de La Segarra, que se extiende al sur de la del Solsonés. Allí conquistaron un estratégico castillo llamado Torroja, significando "tierra roja", situado a 7 km. al sur de Cervera (la capital comarcal). Posteriormente el topónimo degeneró en Tarroja, y está a otros tantos kilómetros del santuario donde fue enterrado san Ramón Nonato (el "Escorial de la Segarra"), formando triángulo con ambas localidades y ocupando su vértice de 90 grados.

Los belicosos Señores de Solsona por algún motivo acabaron variando su señorío por el topónimo Torroja, en perjuicio del de Solsona de donde eran hijos y señores. Creo que para ellos debió de ser un gran orgullo la posesión del tal castillo. Con su cambio de nombre quizá el Señor de Solsona manifestaba, a quien lo dudase, que su familia poseía el señorío de La Segarra sin discusión posible. Está en el centro del valle de Sión, al cual se llega por la carretera que une Cervera con Guisona. Es allí donde el río del mismo nombre confluye con el torrente de Valls. La primera referencia se remonta al año 1040 a través del acta de consagración de Santa María de la Seu d'Urgell. En 1144 Tarroja de Segarra fue donada a la comunidad de Santa María de Solsona, y posteriormente aparece propiedad de la familia Torroja. En 1142 el señor feudal Bernat Ecard de Torroja dejó la mitad de dicha villa a Santa María de Solsona y la otra mitad en 1167 a su hijo heredero Ramón II (+1195), que era sobrino de mi biografiado Arnau de Torroja. En siglos posteriores, por matrimonio de Agnés de Torroja con el vizconde de Cardona, aquel castillo pasó a ser propiedad de Ramón Folc III. Es interesante saber que el prestigioso Berenguer de Torroja murió joven en Barcelona en fecha 31 de agosto de 1161, dejando sus muchos castillos y demás propiedades a su hermano Arnau, al cual muy probablemente él le aconsejaría hacerse monje templario. Berenguer también le confió el cuidado de su propia hija en calidad de caballero. En cambio Berenguer dejó poco a su sobrino Ramón II de Solsona, a pesar de que era el que más lo necesitaría dado que debió de ser muy caro viajar a Tierra Santa, lo cual Ramón II repitió tres veces, la segunda de ellas haciéndose acompañar por su hijo primogénito. Previamente a cada viaje, el señor de Solsona hacía testamento (1175, 1191,1196).

Cuando hoy en Cataluña se busca remitirse a heroicidades históricas la gente recuerda la proclamación de autonomía, o del estatuto, etc., pero una década antes del nacimiento de Arnau de Torroja pensaban en las luchas que acabaron con el auge de los musulmanes en el prepirineo catalán, y luego con el doble saqueo de éstos del califato de Córdoba (1010). Fue un gran atrevimiento ya sólo el hecho de llegar hasta allí vía Lérida, Zaragoza y Toledo; y como además les salió bien, se recordó con orgullo durante toda la juventud de mi biografiado. Los catalanes pudieron pensar que eran más poderosos, a pesar de ser menos refinados, y en cierto modo bastante peor desorganizados, que las tropas a las cuales derrotaban. Tantos éxitos eventualmente también se trastocaban, como cuando dichos expedicionarios fueron vencidos en las cercanías de Gibraltar, muriendo en la aquella batalla el conde Ermengol de Urgel y los obispos de Barcelona y de Gerona. Cada conde Ermengol de Urgel quiso ser enterrado en la cripta de la iglesia de Solsona, la cual sigue inexplicablemente aún sellada (?).

Aquella cultura bélica, y los matices políticos del periodo posterior, la debió aprender antes que Arnau de Torroja su hermano mayor Guillermo, tanto antes como después de ser obispo de Barcelona. Guillermo informaría de todo al joven Arnau durante sus estancias en Solsona, quien a pesar de su juventud, sin duda debió de interesarle mucho y supo de la importancia de ciertas estrategias socio-políticas. Por ejemplo, sucedió que el rey de Castilla, Alfonso VII, deseaba dominar la capital del río Ebro, lo cual trataban de evitar con todas sus fuerzas reunidas los condes de Barcelona y de Urgel, éste último porque además ostentaba entonces el título de marqués de Zaragoza. Si el castellano tomaba la plaza a orillas del Ebro, era seguro que después se haría tabién con Lérida y Tortosa, que igualmente estaban en poder de los musulmanes.

El primero en dar protección al rey aragonés Ramiro, fue Pedro Rovira, un maestre de las órdenes de Sión y del Temple, quien por cierto precedió a Arnau de Torroja en el cargo de Maestre de Provenza y todas las tierras hispanas (1143). Los cargos de Maestre Provincial en la Corona Catalano-Aragonesa desde 1159 fueron sucesivamente: Hugo de Barcelona, sucediéndole en 1163 Hugues de Geoffrey. En 1166 fue nombrado Arnau de Torroja, siendo en los dos años siguientes que los templarios aragoneses participan definitivamente en las conquistas del litoral Mediterráneo, como en Caspe y Alfambra, castillo éste que en 1170 les sería donado. Mayor beneficio les representó la concesión de su independencia respecto a cualquier otra jurisdicción político-religiosa exceptuando el Sumo Pontífice de Roma (1172). En 1176 los templarios aragoneses y castellanos colaborarían también en la conquista de Cuenca.

En 1181, cuando Arnau de Torroja fue nombrado Gran Maestre, residiendo en Palestina, el provincial de Cataluña/Aragón fue Berenguer de Avignón. Dos años después lo fueron respectivamente Guido de Sellón y Ramón de Canet, y en 1185 lo fue Guilabert Errall.

MAESTRE DE PROVINCIAL; DURACIÓN DEL MANDATO

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Pere de Rovira de Nov. 1143 a Enero 1158

Hug de Barcelona de 1159 a Abril 1162

Hugues de Geoffrey de Mayo 1163 a 1166

Arnau de Torroja de Oct. 1166 a Marzo 1181

Berenguer de Avinyó de Abril 1181 a marzo 1183

Guido de Sellón de Abril a Junio 1183

Ramón de Canet de Nov. 1183 a Julio 1185

Pedro Rovira fue el primero que llevó el sobrenombre de Maestre provincial de la Orden de Occidente. Lógicamente Arnau, al sucederle, continuó en la misma linea de proteger al conde catalano-aragonés cuando lo necesitaba, y lo hizo seguramente más que Rovira, al ser Ramón Berenguer IV su soberano natural. El gozo de los nobles catalanes al saber el nombramiento de Arnau de Torroja, se detecta a todos los niveles, y especialmente en su familiar y buen amigo el soberano catalano-aragonés, dado que incrementó sus donaciones a la orden del Temple justo entonces, con la mención expresa al nuevo "maestre major de las partes cismarines i transmarines". (L. Paguerolas "La comanda del Temple a Tortosa" doc. 75, ps 245-249).

Cuando el rey Ramiro de Aragón decidió consolidar su amistad con las cortes de Barcelona y del Languedoc (1139), el rey de Castilla, viendo que los aragoneses tenían firmada la concordia con Ramón Berenguer III, salió de Zaragoza tan resentido, que un año más tarde aún firmaba como "rey de Zaragoza" para ultrajar como fuese al conde de Barcelona. De todo aquello el pueblo captaba algo, y no hay duda que mientras duró fue un gran trastorno por la posibilidad de guerrear con el vecino de poniente en tiempos de muy gran carestía.

La Casa de Barcelona indirectamente dominaba Provenza desde tiempos de Carlomagno, pero al retirarse de Toulouse del Languedoc el conde Guillermo de Orange, en 1022 (cuando Arnau de Torroja debió de nacer), los del Languedoc fueron tomando entidad hasta que reclamaron Provenza para tener acceso al mar. Su reina, llamada Gerberga, en el año 1110 casó a su hija Dulce de Provenza con Ramón Berenguer III. Así la Casa de Barcelona se unió con la condesa de Provenza.

Aunque los Condes de Toulouse disputaron casi dos siglos después la posesión de Occitania a la Casa de Barcelona, a favor de los catalanes en Provenza prevaleció el hecho de que el clero y la nobleza apoyaban al conde catalán. Aquellas luchas duraron décadas, con treguas acordadas y también incumplidas, ... y ello a pesar de los peligros, ya que el acceso al Mediterráneo era la mejor forma de compararse con los grandes de la política y del comercio europeo. Desde que se unió con Aragón, Cataluña se abrió al mundo con las máximas garantías. En 1162 tuvo lugar la creación del reino catalano-aragonés llamado "La Corona de Aragón".

En cuanto a la política internacional catalana que vivió Arnau de Torroja en el siglo XII, fueron tiempos que pronto pasaron a ser terribles para los occitanos, porque en 1147 el pontífice Eugenio III envió un legado al Conde de Toulouse para detener el progreso de los cátaros, pero no tuvo éxito. El Papa envió a aquellas provincias más llenas de librepensadores a sus predicadores a fin de combatir la expansión de la fe cátara pero los considerados herejes cada vez incrementaban su influencia en Occitania debido a la protección del duque Guillermo de Aquitania, así como por la gran mayoría de la nobleza-

Por otra parte el joven Arnau supo bien del auge imparable de los musulmanes almohades en la mitad sur de la Península (1147-1260). Exactamente en 1172 consolidaron su victoria sobre los almorávides (el "segundo periodo" de los reinos taifas del Al-Andaluz). Una vez culminaron su puritana reforma espiritual islámica, procedieron a fortificar Cáceres, Badajoz y Sevilla, ciudad ésta que convirtieron en su capital construyendo en ella (como en todos sus principales dominios), vistosos edificios con reminiscencias del arte bizantino. Para el resto de los europeos, en aquel tiempo la Península Ibérica se veía como "un Oriente" dentro de Occidente.

DESDE LA PRE-CRUZADA, A LA PRIMERA CRUZADA OFICIAL (1099)

La educación de Arnau de Torroja sin duda incluyó justificar las grandes campañas guerreras en Tierra Santa. Fueron circunstancias culturales que marcaron su carácter más quizá que su educación como miembro de la nobleza. Supo mejor que nadie de nuestro tiempo el verdadero motivo de la llamada a una cruzada concluida tiempo antes. Todo le fue explicado bien justificadamente, y una retrospectiva de los hechos hace obligado remontarse a Al-Hakim, el emir fatimí de El Cairo (a veces llamado Karim) cuando, al radicalizar la religión islámica, obligó por decreto a los cristianos egipcios (llamados coptos) a llevar una campanilla colgada al cuello siempre que se moviesen por lugares públicos. Como además dicho emir ordenó destruir el Santo Sepulcro de Jesucristo, al saberse desató el mayor odio contra todo lo musulmán en Europa y en consecuencia los hombres acudieron en masa a la llamada del pontífice. Así fue como, paradójicamente, gracias a los invasores cruzados el muy intransigente Al-Hakim se mantuvo más décadas en el poder.

Bajo sultán Al-Hakim Jerusalén fue destruida hasta sus cimientos, ...y luego aún debieron pasar once años más hasta que los cristianos fueron autorizados a visitar aquellas concretas ruinas, aunque no se les permitió rezar allí. Al cabo de muchos años los cristianos pudieron reconstruir otro digno santuario en el mismo sitio, gracias a un tratado de paz y especial acuerdo entre el emperador Argirópulos de Bizancio y el sucesor de Al-Hakim, el cruel radical derrotado.

Se dio la casualidad que mientras el islam se expandió hacia oriente, los turcos se expandieron hacia occidente topando ambos en la actual frontera oriental del Irán. Los turcos ladinamente se convirtieron al islam por ser la forma más rápida de continuar expandiéndose hacia poniente, de forma que se hicieron mercenarios de los califas de Bagdad (el centro neurálgico del islamismo), quienes acabaron siendo dominados por los turcos cuatro siglos antes de la gran Cruzada inicial, cuando los cristianos europeos consiguieron tomar la ciudad de Jerusalén en 1099. Su actitud provocó que perdiesen el control de Jerusalén, porque desde 1076 habían dejado de respetar a los peregrinos que allí acudían. Para protegerlos, unos miles de hombres de fe, previamente a la primera Cruzada, fracasaron al tratar de resolverlo confiando en el poder de las armas.

El promotor de la primera gran Cruzada había sido uno de aquellos caballeros calabreses que, antes de ser el tan famoso monje, había logrado salvar la vida de una expedición de cristianos debido a que fueron ninguneados por los bizantinos. Éstos finalmente decidieron recoger un par de miles de dichos expedicionarios cuando ya estaban a punto de ser masacrados en la costa Palestina. Entre ellos el luego llamado Pedro "el Ermitaño", quien, al explicar al pontífice Urbano II las barbaridades que sucedían en Tierra Santa en 1095, le permitió invitar a los nobles europeos a reclutar un ejército para poder liberar la tierra pisada por Jesucristo. Actualmente hay historiadores que atribuyen mayores matanzas entre los propios expedicionarios cristianos que contra sus enemigos. En definitiva se justificaba la violencia por la fe. En nuestra actualidad sabemos de ejemplos semejantes;... pero es que incluso el resultado también lo fue: ¡ nefasto !.

Muchos de los que salvaron la vida en una pseudo-cruzada, previa a la oficial, al regresar habían pasado a residir en Apulia-Calabria en 1170. En Orval, que era propiedad de una tía de Godofredo de Bouillon, construyeron una abadía, y entre ellos también estuvo Pedro "el Ermitaño", quien parece haber sido conocedor de que en el subsuelo del lugar más sagrado de Jerusalén existían documentos referentes a la vida de Jesucristo de naturaleza "explosiva". Hoy dia podemos entender eso debido al hallzago de documentos de todo tipo que no dejan de sorprendernos y todo lo cual sin duda fue bien conocido por Arnau de Torroja, aunque dedicaré un trabajo a parte para referirme a este tipo de especulaciones.

Cuando Pedro "el Hermitaño" pasó a reunirse con los que vivían en el bosque de las Árdenas, propiedad de Godofredo de Bouillon, dicho guerrero religioso, salvado de milagro de su aventura Palestina, pudo haber sido incluso su preceptor. Por otro monje ex expedicionario llamado Ursus, se adivina la conexión con los reyes merovingios en aquella fracasada empresa en los Santos Lugares, pues no en vano después el oso fue un apelativo vinculado a la dicha estirpe davídica. En aquellas conexiones previas a la primera Cruzada oficial hay que buscar el embrión de la orden de Sión. Por poco que se crea en los llamados "Dossiers Secrets" de la Biblioteca de París, el tío de Bernardo de Claraval, de nombre Andrés de Montbard, fue uno de sus primeros miembros. En cuanto al propio Bernardo de Claraval (quien hizo edificar su primera abadía en 1135, y la segunda en Fontenay en 1139), resulta evidente que enmascaró el culto a la Magdalena tras el de la mariolatría, de ahí su inusitado empeño en ensalzar la Casa de María Magdalena en Betania.

Pedro "el Hermitaño" convenció a los franceses medievales para ofrecerse voluntarios con relativa facilidad, al ser un período cuando los europeos eran incapaces de la menor abstracción, y ello a pesar de venerar desde siglos antes las imágenes-ídolo. Por aquel entonces incluso la medicina era considerada pura superstición, y el cálculo era algo casi indescifrable. Para los musulmanes a quienes combatieron, en cambio, éstas y muchas otras disciplinas eran ya consideradas ciencias, y así fue que los cruzados al verse atacados con pólvora y con el llamado "fuego griego" y cañones, debieron padecerlas bien atónitos. Ciertamente entonces el mundo islámico era el más adelantado de esta parte del mundo.

En el siglo XII los caballeros europeos realmente se burlaban de toda actividad intelectual, vanagloriándose de su propia brutalidad, de forma que el Papa en Clemond-Ferrant tuvo el mayor éxito al predicarles para ofrecerles una salida a tanta general insensatez. En un momento de su arenga les dijo:

"Guerreros cristianos que en vano buscáis una vez tras otra pretextos para pelear, alegraos pues hoy habéis encontrado un motivo legítimo,... id y luchad por la redención de los Santos Lugares,... si os vencen tenderéis el honor de morir en el mismo lugar que Cristo...".

San Bernardo llamó a la Segunda Cruzada desde la iglesia de Vézelay consagrada a la Magdalena, pues como en mejor ocasión referiré, fue la forma de reclamar lo que en Palestina correspondía a sus legítimos descendientes. No en vano tan influyente monje escribió ochenta y seis sermones glosando el conflictivo libro "El Cantar de los Cantares", atribuido al rey Salomón.

Una vez conquistada la ciudad "Tres veces santa", Godofredo de Bouillon humildemente rechazó no obstante ser nombrado rey de Jerusalén, ejerciendo como cabeza de un nuevo Estado que se llamó Reino Latino de Jerusalén. Además del territorio perteneciente al actual estado de Israel, el Reino Franco comprendió el sur del Líbano (todavía hoy día tan conflictivo), y partes de Siria y Jordania. A partir de entonces la orden de Sión se comprometió a defender los derechos de aquella estirpe de soberanos que se consideraban descendientes del rey David, y por tanto del mismísimo Jesucristo. La orden del Temple se creó posteriormente como un necesario brazo armado para corroborar físicamente tan gran compromiso genealógico, claro está que con el pretexto de defender a los peregrinos en ruta.

EL ARZOBISPO GUILLEMO DE TORROJA, DE CONSEJERO A REGENTE DEL REINO

Así como de Guillem de Torroja quedó recogida bastante documentación en los archivos locales, en cambio hay muy poca de su hermano el Gran Maestre de la Orden del Temple de Jerusalén, cuya persona es ignorada por los más prestigiosos historiadores foráneos. El Gran Maestre Arnau de Torroja, a pesar de su gran poder político a nivel internacional, pude pensar que había sido olvidado por completo hasta mi contribución. No era así porque existía un discurso de J.M.Sans i Travé "Arnau de Torroja, un català mestre major de l'orde del Temple. 1118-1120?-1184" (Reial Academia de Belles Lletres de Barcelona. 2006) de circulación muy limitada y que yo ignoraba. Sólo noté que no constaba en las enciclopedias, y que incluso dudaron, y aún dudan, de su nacionalidad. Los esfuerzos del citado historiador para reconocerle oficialmente catalán no son fructuosos, y conste que trabajó con datos rigurosamente fiables, los cules no dudé en incorporar aquí tan pronto como logré informarme. Claro está que, como eminente catedrático, Sans i Travé no pudo reconocer que Arnau de Torroja fue el último Gran Maestre conjunto del Temple y del actualmente llamado Priorato de Sión (tan de moda en nuestros días), porque en efecto, pocos años después de morir Arnau ambas órdenes hermanas se separaron (1188). El castillo de Gissors donde se hizo la solemne división, pasó a ser el centro de mando de la orden del Temple en Francia, país que, dada la forma como fueron exterminados en 1314, tal parece que los templarios hubiesen pretendido llegar a convertirlo en su feudo, pues tuvieron poder para ello

Para cualquier investigador foráneo el medieval linaje de los Torroja de Solsona presenta mayores dificultades que para los historiadores locales. Hurgar en el vacío existente sobre la personalidad de quien llegó a ser máximo dirigente de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén todavía actualmente resulta tarea muy difícil, pues los pocos datos acerca de su vida se limitan a dar, como máximo y en poco más de una linea, la fecha y lugar de su fallecimiento y nada más. En francés fue llamado Arnaud de Toroge -o Torroge-, Arnold de Tour Rouge y Torre Rubea en latín. Otras variantes fueron: Arnould, Arnulf, Arnou, Arnault, Arnoo, Heroul y Herault. Lógicamente, en mi investigación sobre su persona me ayudó mucho del poder fáctico de su poderoso hermano desde que fuese obispo de Barcelona, y más porque al morir Ramón Berenguer IV, Guillem fue el principal de los consejeros de la reina Petronila, la cual pronto abdicó en su hijo siendo desde el primer momento el obispo Guilem el verdadero artífice de la confederación catalano-aragonesa, que por cierto, duró (1162-1174) desde que murió Ramón Berenguer IV hasta que lo hizo Guillem siendo arzobispo de Tarragona. Arnau, su hermano templario, estuvo a su lado en todos los casos que era requerido, y debieron ser muchos, porque en realidad el obispo Guillem murió de agotamiento debido a los continuos desplazamientos por todos los dominios catalano-aragoneses, incluyendo el Sur de Francia. Seguramente debió representar para él un martirio tanto cabalgar, ello contando que el jovenzuelo con aficiones musicales lo siguiese sin protestar, pues en caso contrario pudo haber sido para Guillem un verdadero calvario. Escribo una aproximación biográfica a parte, por la muy densa vida y gestiones del hermano del Gran Maestre Arnau de Torroja, puesto que durante años éste acompañó con sus tropas de monjes con espada al niño rey Alfonso II. Les acompañaban otras con hombres del obispo, y otras del niño-rey, pero Arnau formaba a veces parte de su séquito, porque incluso firmó como testigo en no pocos documentos oficiales.

El contexto económico del siglo XII debe ser también comentado porque el comercio pudo ser asociado al oficio de banquero, si bien esta palabra "bancheri" no se encuentra escrita hasta mediados del siglo en Génova (Italia). Eran años que florecían las poblaciones, y más aún las que estaban ubicada en cruces de caminos de rebaños trashumantes porque en ellas se inventaron las ferias. Los peregrinos y comerciantes empezaron a moverse seguros como nunca antes por las vías de comunicaciones terrestres, porque las marítimas eran aún muy peligrosas. La mayor novedad del período fueron los cambistas y los prestamistas a crédito, y más después de la protección de los caballeros templarios. Los comerciantes con vocación de banqueros también fueron los recaudadores y tesoreros de la Iglesia católico-romana los años en que el dinar musulmán y el áureo bizantino tenían el prestigio que actualmente tiene el dolar estadounidense.

LA REGENCIA DEL ARZOBISPO DE TARRAGONA GUILLEM DE TORROJA

Dado que el niño heredero de la Corona de Aragón era pequeño al morir la reina viuda Petronila de Aragón (en catalán Peronella), obviamente se necesitaban tutores-regentes y uno de ellos fue Guillem de Torroja. Él fue quien desempeñó las más altas responsabilidades políticas al morir el rey Alfonso II, porque fue nombrado marmesor de la viuda reina Petronila, actuando con su amigo Bernat Marcús. Anteriormente ambos ya habían firmado como testigos de la abdicación que Petronila hizo a favor de su hijo cuando el niño-rey tenía dos años (18.6.1164). Bernat Marcús consta también en el testamento de Ramón Berenguer IV en 1162 ("Codoin" IV, ps.202-203, 391-393 i 387-390).

También fue un gran mérito del obispo Guillem de Torroja el que el conde-rey catalán permaneciese en el seno de la Iglesia cuando tuvo la tentación de reconocer la legitimidad del antipapa Victor IV. A éste sí que se lo reconocía en los catalanes feudos de Provenza donde reinaba un sobrino de Ramón Berenguer III, un catalán casado con Riquilda, que era viuda del rey Alfonso VII de Castilla y sobrina del emperador Federico I "Barbaroja". Ramón Berenguer IV le rindió vasallaje en 1159, porque le tenía una gran simpatía por el soberano alemán. Para el conde de Barcelona habría sido fatal contradecir al emperador y sabiamente se doblegaron a su autoridad, de modo que tan sólo la corte provenzal reconoció al antipapa Victor IV. En fin, en otoño de 1161 el conde de Barcelona, por motivos políticos, aceptó incluso que Provenza fuese un feudo del Emperador, mientras en el sur de los Pirineos catalanes, por su independencia, se reconocía al verdadero pontífice Alejandro III.

Fue en realidad exclusivo mérito del obispo Guillem de Torroja el que el conde de Barcelona nunca aceptase al antipapa impuesto por "Barbarroja", un hombre vigoroso y ambicioso que estuvo imbuido de las gestas de Carlomagno, debiendo renunciar a su objetivo inicial de imponer su autoridad desde Borgoña hasta Provenza. Las galeras provenzales y las de Pisa vigilaban conjuntamente las costas del Mediterráneo a fin de que el pontífice Alejandro III estando entonces en Avignon (Fr.) no pudiese regresar a Roma; en Cataluña, en cambio, hay cartas del año 1163 que confirman que era reconocido como Papa legítimo. El Papa legal Alejandro III escribió a Guillem de Torroja agradeciéndole el haber sabido conservar en el seno de la Iglesia a Ramón Berenguer IV, para lo cual no se pude dudar que el obispo Guillermo debió de desplegar argumentos de mucho peso con gran diplomacia: "Recuerdo con cuanto cuidado y diligencia procurasteis atraer a nuestra devoción y a la de la Iglesia a aquel  barón de digna memoria, Ramón, que fue conde de Barcelona, su tierra, y cuan solicito y cuidadoso habéis estado para animar y conservar en la misma devoción el cristianísimohijo nuestro, Alfonso, ilustre rey de Aragón, hijo suyo (...)".

Transcrito por J. de Zurita: "Anales del reino de Aragón", (libro II, cap.18 -folio 70). El original está escrito en latín, y lo transcribió A. Rovira Virgili en su monumental obra: "Historia Nacional de Cataluña" (Ed. Bilbao, 1.977- p.73). También Arnau de Torroja recibió demostraciones de gran estima por parte de los poderosos de su mundo. En marzo de 1179 Alfonso II en catalán vernáculo calificó a Arnau de Torroja como "Estimado en Cristo"; y aun más aprecio le demostró el sumo pontífice Inocencio III cuando lo consideró "cosanguíneo del rey", ...lo cual fue cierto, por el matrimonio de su hermano Ramón II de Solsona (1163) con Gaia de Cervera, nada menos que hermana de Ramón Berenguer IV. El dicho parentesco significaba también ser primo consorte de Alfonso II, futuro rey de la Corona Catalano-Aragonesa.

FOTO: EL VIGOROSO JOVEN ARNAU FUE EL PROTOTIPO DE HOMBRE DE SOLSONA

                                    

Con motivo de la muerte de Ramón Berenguer IV camino de la ciudad de Turín (6 de agosto de 1162) cuando iba a entrevistarse con el emperador Federico "Barbarroja", el Papa de nuevo volvió a agradecerle al obispo Guillem de Torroja todas sus gestiones para que su hijo heredero Alfonso II de Aragón no se apartase de la Iglesia, aduciendo en favor del conde Ramón Berenguer IV grandes y sentidos elogios hasta culminar el escrito diciendo que: "...De no haber muerto, aún habría podido alcanzar otros grandes méritos".

Una muestra más de lo agradecido que estuvo el Sumo Pontífice con Guillem de Torroja, lo tenemos en que intervino personalmente en los litigios de la colegiata de Sant Vicens de Cardona, de Sant Ruf de Avinyó, e incluso con carácter civil, en la bula papal dirigida al obispo de Urgel (11.10.1178) en la que reconoció la ciudad de Puigcerdá como capital de la Cerdaña. Las dos primeras estaban muy unidas a la comunidad monacal de Santa María de Solsona, en la ciudad de donde eran oriundo la familia Torroja.

LA ORDEN DEL TEMPLE SE INTRODUCE EN CATALUÑA

Presentar el ambiente de la sociedad en que vivió Arnau de Torroja será otra forma de conocer su pensamiento dentro del contexto del siglo XII. Los hechos de la nobleza de los países vecinos durante la Segunda Cruzada informan también de aquellas instituciones, o bien de ciertas personas que a él le interesaron porque fueron asuntos sociales muy conocidos a nivel popular. Los beneficios que se notaron con la aparición de aquellos jinetes de capa blanca y espada repercutió en la seguridad vial de los caminos que protegieron los templarios contra asaltos de bandidos. Tanto se movieron la gente que fue necesario establecer precozmente un sistema de transferencias de dinero de una ciudad a otra. En el pagaré de destino escribieron un "pin" que luego la persona descrita para poder cobrarlo debía saberse de memoria. Asimismo la propia Orden se revelaría que eran unos prestamistas más fiables que los judíos, porque era una actividad que ellos ejercieron religiosa y cristianamente.

Los judíos carolingios que tuvieron la misión de ser embajdores, en Europa vivieron tranquilamente, y hasta enriqueciéndose por el hecho de que los cristianos tuvieron prohibido practicar préstamos con usura. Al predicarse la Primer Cruzada a Tierra Santa se les erminó el negocio, porque en todo el continente se arrasaron las juderías, incuyendo las sinagogas, como una forma de entrenamiento para la degollina de musulmanes que se prevenía hacer en la conquista de Jerusalén. La administración de los "Pobres caballeros" era de una legalidad intachable.

Los templarios en el Midi-Pyrénnées estuvieron establecidos, desde años antes que en Cataluña y permanecieron durante seis siglos en las muy bien conservadas ciudades templarias de Lazac (Vila du Pas de Jaux, Sainte Eulalie, y las anexas Cavalerie y Couvertoirale), que es una zona equidistante de Montpelier y Toulouse del Languedoc, y tan alejada de la frontera pirenaica como lo está Barcelona. En todo el Languedoc francés ya les habían hecho sustanciosas donaciones a la Oren del Temple, y sucedió lo mismo tan pronto fue presentada oficialmente al Conde de Gerona, el cual les dio diversos bienes, invitando a sus nobles y vasallos a imitarle. A partir de entonces sellaron pactos con los obispos y nobles regionales por los cuales los templarios recibirían una quinta parte de lo conquistado, además de otros porcentajes y franquicias.

Cuando en 1143 un noble delegado de las órdenes de Sión y del Temple se introdujo en Cataluña, procedente de Perpiñan (Fr.), lo hizo por la puerta grande. El principal comisionado era un monje con espada llamado Hugo de Rigaud, y se presentaba como Procurador de las órdenes de Sión y del Temple (era Maestre Provincial en Francia, y había sido uno de los fundadores de la Orden en 1119). Lo acompañaba otro ilustre monje-guerrero llamado Pere Rovira, por entonces Maestre de Provenza y la parte N.E. de la Península Ibérica para los intereses de los templarios, que era el nombre con el que públicamente las dos órdenes co-hermanadas se dieron a conocer. Su inmediato sucesor en el dicho cargo, el maestre Arnold de Bedocio, tuvo ya diferentes delegados que se movieron también por Aragón y Navarra, entre los cuales el templario Raymond Gaucebert, citado como 'bailiff' en la documentación de Barcelona y Vic entre 1135 y 1142.

Entre 1128 y 1136 Hugo de Rigaud se había hecho cargo de las posesiones que recibió en la Cataluña Vieja,asi como de cuantos bienes el conde de Barcelona les cedió al sur del río Llobregat. El conde Ramón Berenguer IV y el obispo de Barcelona fueron convencidos con la misma facilidad de otros mandatarios de la necesidad de ampliar el número de nobles deseosos de enrolarse a la "Milicia de Cristo", exponiéndoles lo trascendente de una tal colaboración, como después el tiempo se encargó de demostrar.

Con los años cada vez se hacía más evidente el poder de las órdenes de Sión y del Temple en Cataluña y Aragón, porque fueron reclutando muchos jóvenes de nobles familias, siendo considerado un gran privilegio que algún miembro formase parte de la "Milicia de Cristo", por cuyo auge en pocos años se asentaron hasta más allá de Teruel, fundada hacia 1170, con las tropas del rey Alfonso II de Aragón. De entoces es la iglesia románica de Sarrión, a unos 20 km al SE. ya en la comarca de Javalambre, donde anualmente se siguen cantando el largo "Salid-hijas-de-Sión"

Desde 1142 los templarios habían hecho posible la repoblación de la zona de Daroca, y alrededores, y en 1149 sus muchos castillos se alternaban con los monasterios cistercienses en las tierras antes fronterizas con los musulmanes. Cuando los monjes del cister llegaban a la plenitud de su monasterio, elegían un nuevo abad para que saliese a fundar otro muy alejado, Para ello salía acompañado de doce monjes más. La expansión de los templarios mediante sus encomiendas no debió de ser diferente, dado que se regían por una Regla casi idéntica a los cistercienses. Los nobles les hacían sustanciosas donaciones en razón de su clase social, al considerar que estaban en sintonía con el elevado espíritu que alentaba a los templarios. En la provincia donde antes sólo tenían un Maestre provincial, él era el único administrador de los dominios templarios, como era el caso de la Corona de Aragón donde llegaron a tener más de treinta "encomiendas", o sea, unas espacios fortificados (18 en Cataluña, 14 en Aragón y una en Mallorca).

Obviamente les urgió nombrar pronto otro administrador para tantas posesiones recibidas en el reino castellano-leonés, donde se establecieron poco después que en Aragón, colaborando igualmente en la tarea de la Reconquista. En Portugal, donde el rey les benefició muy precozmente, la sede central de los templarios fue desde el año 1160 el imponente castillo de Tomar. En 1171 el Gran Maestre Gualdim Pais construyó en aquella costa una inexpugnable fortaleza en un pedregoso islote en mitad del río Tajo, cerca de Brabante, al cual llamaron Almourol (En 1357, por decisión de Nuno Rodriguez, los bienes de los templarios los dieron a sus herederos llamados Orden de Cristo).

Para la noble juventud europea, el ingreso a la Orden representó, ante todo, hacer realidad los ideales caballerescos del siglo XII. El fervor religioso y el afán de protagonizar hazañas bélicas, eran entonces un ansia general, pues el camino a Tierra Santa había sido abierto y los viajes de los peregrinos y comerciantes debían ser garantizados. Todo ello se consiguió y se lo debían a aquellos monjes autorizados a matar en defensa de su fe. Aún las gentes no sabían que en su corta historia las órdenes de Sión y del Temple, y exactamente la segunda, dejó en el campo de batalla del Próximo Oriente unos 20.000 muertos. Realmente en el contexto medieval a que me estoy refiriendo, se podría presentar a templarios como la regia y blanca columna sobre la cual se presentaba esplendorosa la Cruz de Cristo, símbolo de la salvación del mundo.

Los templarios claro está que no fueron a Solsona a convencer a Arnau de Torroja para que entrase en su Orden. Tenían mucho trabajo con las donaciones de bienes y era imperioso reclutar gente de la misma zona que habitaban en las áreas mejor comunicadas. En efecto, el procurador de dichos monjes guerreros recibió tantas muestras aceptación en Cataluña, que debió buscar con urgencia hombres capaces de administrar tantas propiedades, prevaleciendo no obstante la misión de afiliar nuevos aspirantes a formar parte de los caballeros de la Orden del Temple. Hasta 1155 las comarcas de Berga y Solsona las administraban desde su encomienda fortificada de Palau del Vallès-Barcelona. Según A. Forey, autor del libro "Les Templiers" (p.91), cuando templarios se establecieron en Santa Perpetua de la Mogoda (Vallès) las donaciones a las órdenes de Sión y del Temple se incrementaron mucho.

La mayor concentración de encomiendas catalanas estuvo entre el castillo de Granyena prácticamente situado casi en el límite sur de la comarca del Solsonés, y los alrededores de Lérida. Fueron cinco en total, y la de Barbens desde 1166 los Templarios la tuvieron gracias a las donaciones de los familiares del entonces recién nombrado Maestre Arnau de Torroja. Ello no impidió que hasta 1182 aquellos frays mantuviesen varios pleitos con los monjes del monasterio de Poblet para poder consolidar la dicha propiedad. Desde su castillo natal en Solsona, Arnau, gracias a su hermano el obispo, tanto antes como después de ser caballero templario, cuando se desplazaba a Barcelona (donde probablemente residiría largas temporadas), hacía noche en el castillo de El Papiol. La estancia más probable que le suponemos en el Llobregat fue no obstante el llamado castillo Ciuró,...por llevar el mismo nombre que una aldea limítrofe de la comarca actual del Solsonés con el Alto Urgel.

De hecho, en Solsona tan sólo se tiene noticia documentada de que hubo destinado un comendador templario en 1170. Se llamaba Guillem de Solsona, siendo un administrador itinerante, pero capaz de haber convencido al conde Galcerán de Pinós para que diera a la Orden toda la zona de la montaña Palomera, situada al N.W. de Puig-Reig (cerca de Manresa). Poco después era de templarios toda la tierra alrededor de la emblemática montaña catalana Pedraforca, entre Baga y Sant LLorenç dels Piteus. En fin, el Solsonés fue administrado conjuntamente con la comarca del Pallars y otros pueblos alejados.

Los templarios en 1143 se instalaron en la encomienda de Palau (donde parece que estaban desde hacía tres años) y en Novillas. La primera donación a templarios en Cataluña fue en 1126, posterior a las donaciones hechas a la orden de San Juan del Hospital. En 1130 antes de morir Ramón Berenguer III les dio el castillo de Granyena de Segarra donde ya consta un comendador en 1181, instalándose más tarde en Mas-Deu, en el Rosellón, la cual zona acabó incorporada a la Corona de Aragón. En 1140 el 'Pater Maestre de Rovira' vendió dicho palacio de Palau a Raymond Gaucebert, Raymond Arnold y a un capellán llamado Ponç.

Las órdenes de Sión y del Temple, reclamaron bienes al rey de Aragón, dada su superior implicación en las campañas, y a cambio la Orden se comprometió a enviar diez caballeros desde Tierra Santa a España para formar un núcleo de caballeros nativos. Para ello se les cedió los castillos de Daroca, Osso y Belchite, además de otras plazas que se fuesen recuperando de los árabes. El conde Ramón Berenguer III decretó además que su milicia siguiese el modelo de los caballeros del Temple de Salomón en Jerusalén que defendía la Iglesia en el Oriente Próximo.

Dicho acuerdo se alcanzó en 1143 y en las siguientes conversaciones les dieron los castillos de Mongay, Barbará, Calamera, Belchite, Remolins y Monzón, así como los derechos reales de Corbins. En adición también 1000 sueldos de lo recaudado en Zaragoza y Huesca, además de una quinta parte de lo reconquistado, quedando exentos de pagar impuestos. Por su parte el conde de Barcelona escribió al Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple entre 1137 y 1143:"...el rey Alfonso dejó su reino en herencia al Santo Sepulcro al Hospital y al Temple, ...porque gracias a ellos el reino podía ser defendido".

Como es lógico, también los nobles catalanes con el paso del tiempo creyeron que las donaciones que les hizo Ramón Berenguer IV resultaban excesivas, pues ya se habían olvidado de cuando templarios se enfrentaron con los almorávides que, extendidos por el este de la Península, dominaron las orillas de los ríos Ebro y Segre.

El primer Gran Maestre de Provenza e Hispania de origen catalán fue Pere Rovira, quien se comprometió ante el conde Ramón Berenguer III a proteger sus dominios contra los enemigos de la fe cristiana. Asimismo, quedaba a cargo de las órdenes de Sión y del Temple la dirección estratégica de las campañas bélicas contra los musulmanes peninsulares. Al quedar legitimada la Orden ante el Conde de Barcelona, éste incluso accedió a no pactar con los musulmanes absolutamente nada sin someterlo a la aprobación previa del Gran Maestre especializado.

Pere Rovira estaba muy bien informado,... y curtido por haber guerreado en Tierra Santa. El historiador J. Miret Sanç en su libro "Las casas del Temple y del Hospital...", dejó escrito su convencimiento de que el dicho Maestre catalán describió muy bien la desastrosa campaña de los cruzados en Palestina durante la Segunda Cruzada. Pudo saberlo, porqué para poder tener el liderazgo de la Orden del Temple en Provenza y España se le exigió, como a todos, que hubiese hecho los debidos méritos en el otro extremo del mar Mediterráneo. Aunque con referencia a Arnau no haya pruebas, es muy plausible tal suposición al tratar de agotar las posibilidades de interpretación de sus vivencias.

El sucesor de Pere Rovira se benefició ya de unas jerarquías intermedias entre los templarios porque su expansión hizo difícil enlazar la casa-madre de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén con sus muy distantes encomiendas diseminadas por incontables condados de Europa, aunque estuviesen ayudados por los monjes de los conventos cistercienses. El continuador de Pere Rovira fue el también catalán Hugo de Barceló (Gran Maestre in parte nostre Hispania) en 1160, quien debió de ganar igualmente su cargo jerárquico por haber hecho méritos en Palestina. Al Gran Maestre Barceló lo sucedió en el cargo Hugues Gaufed (1163-1164).

Referente a la exigencia de hacer méritos en Palestina, en Cataluña aún existe una inquietante leyenda que el resto de Europa ignoró siempre: Pretende que una hermandad de caballeros del Conde de Barcelona fueron el germen inspirador de la órden de los templarios. Dicha hermandad habría sido fundada por dos capitanes de los cruzados catalanes cuando, en 1099 fueron la tropa de choque que forzaron la Puerta de San Esteban y primero entraron en Jerusalén. Tal hazaña les dio renombre entre todos los cruzados, y los mismos catalanes, viéndose elegidos por designios divinos, se organizaron para conmemorarlo para el resto de sus vidas. Dichos capitanes eran los hermanos Pinós-Bagà, hijos de Berenguela de Montcada, quienes, como todos, habían participado en la Primera Cruzada como tropa del Conde de Toulouse, a las órdenes de Geofredo de Bouillon.

En 1156 Aimeric de Torroelles fue Maestre de Tortosa, y nueve años después lo fue del castillo de Miravet, adquirido en 1153. Ambos castillos fueron comandados en 1165 por Guillem Bernard, quien fue comendador de dos jurisdicciones de templarios en Cataluña.

LA GRAN GESTA DE RECONQUISTAR TORTOSA, JUNTO AL RÍO

En mi empeño de escribir la reseña más exacta del noveno Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple, presentaré una elaborada aproximación a los años de juventud que vivió Arnau de Torroja, siendo de desear que el pensamiento filosófico y la sensibilidad artística me proporcionen argumentos suficientes, del mismo modo que, si los lograse equilibrar, me permitirían desarrollar ópticamente el lado místico y espiritual de su existencia.

La gran epopeya bélica que culminó con la conquista de Tortosa, interesa especialmente a esta biografía de Aranu de Torroja justamente porque en aquella campaña intervinieron los caballeros del Temple, y porque fue donde el intrépido joven de Solsona encontró por fin ocasión de hacer evidente su especial temple, quizá estimulado por un juvenil deseo de sorprender a su hermano mayor, obispo de Barcelona, y a los veteranos de armas de su sobrino Ramón II de Solsona, quienes años antes habían participado en la toma de Almería. Se puede dudar si Arnau de Torroja también había galopado con ellos en el sur de España, pero no hay duda de que él sí estaba en la conquista de Tortosa. Los catalanes del Prepirineo eran hombres muy admirados por estar bregados en expulsar a los musulmanes de sus tierra. Es más, con su empuje sus conquistas incluso habrían llegado más lejos de Almería, pero se impuso un límite a las conquistas de los catalanes, debiendo éstos renunciar a Murcia (por el Tratado de Cazorla) a cambio de no rendir el homenaje debido al rey de Castilla por las conquistas de la Corona de Aragón, aunque el conde de Barcelona le siguió siendo sumiso.

Era norma común de aquellos años que se repartiesen las posesiones de los musulmanes bastante antes de haberlas conseguido ganar con la batalla prevista. Así lo hizo Ramón Berenguer III con la ciudad de Tortosa, y por entonces también tenía prometido repartir los bienes la población de Artal, en el condado del Pallars. En 1136 Ramón Berenguer IV hizo concesiones semejantes a Guillem de Montpelier y a Guillem Ramón de Montcada, así como a las tropas genovesas que le ayudarían. No obstante alguno se quedó sin lo prometido. El historiador J. Miret Sanç afirmó que el gran senescal Guillermo Ramón de Montcada y los genoveses, sí que recibieron la proporción acordada, pero los templarios sólo un quinto del tercio restante. Sus reclamaciones fueron las que primero se atendieron y los templarios recibieron por fin lo que esperaban de aquella campaña, aunque el conde de Montcada tomó parte en asuntos de la nueva administración y ellos no.

El año siguiente de dicha conquista las órdenes de Sión y del Temple también obtuvieron un quinto de lo conquistado en Lérida en 1149, desde Corbins en el norte, y hasta Gebut en el sur. Un tercio quedó para el Conde de Urgel que no tuvo señorío sobre lo dado a los templarios, pero en compensación recibió el castillo de Ascó. Otros dos tercios de Tortosa fueron del propio Conde de Barcelona.

Después de la conquista de Lérida Arnau de Torroja recibió de Ramón Berenguer IV una casa dentro de las murallas de aquella capital (27/3/1149). De hecho recibió todos los bienes del sarraceno Farfon, por lo que su posesión se consiguió después de un pleito que Arnau de Torroja ganó por estar su hermano obispo entre los jueces. Aquella propiedad se la dió al recien creado monasterio de Poblet en fecha 23/4/1151, (Agustí Altisens "Diplomatari de Santa Maria de Poblet" doc. 138,p 126), por cuyo motivo ha de considerarse que Arnau de Torroja fue su primer donante. Para un mayor detalle de cuantas concesiones y posesiones son conocidas de Arnau de Torroja consúltese de J.M.Sans i Travé "Arnau de Torroja, un català mestre major de l'orde del Temple. 1118-1120?-1184" (Reial Academia de Belles Lletres de Barcelona. 2006), ps. 43 y ss. , y ps. 54 y ss..

Las donaciones a la orden del Tempe se incrementaron tanto en la ciudad de Lérida como en las parroquias vecinas. También en 1156 Arnau de Torroja firmó como testimonio otra donación (Antoni Virgili: "Diplomatari de la ciutat de Tortosa" (1162-1193, doc. 74, p.126-127). Ramón Berenguer IV dio a los templarios el castillo de Gardeny, en el Segriá (Alfonso I de Aragón había construido aquel castillo en 1123 pero debió cederlo porque no lo podía mantener). El Conde de Barcelona también dio a los templarios algunos derechos sobre el castillo de Fontanet, en la orilla opuesta de donde está Gardeny en la capital leridana. En 1153, después de dominar toda la orilla del Segre. También les dio buena parte de la Ribera de Ebro, desde Mequinenza a Benifallet, y además de Miravet, incluyó fortalezas menores como: Algars, Batea, Corbera, Gandesa, Pinell, y Rasquera. Pero ellos hicieron reclamaciones, siendo la más conocida la del castillo de Remolins, a orillas del río Segre, que se les había prometido en 1143. Se celebró un juicio en 1154 y el obispo de Lérida se lo concedió por fin.

Aquel volumen de documentación exigiría mucho trabajo administrativo a la orden del Temple, y seguía incrementándose en tiempos que Arnau de Torroja adquirió sus primeras responsabilidades en ella. Su tónica parece haberse basado en solucionar lo más pronto posible, y de forma idónea, las protestas. Lo consiguió fomentando pactos y concordias (gui Arnau de Torroja ges). Téngase en cuenta que los templarios estaban exentos del pago impuestos, pero los exigían ("delmes i primicies") a los demás. El mayor conflicto surgió cuando el obispo de Lérida consideró que salía perjudicado, porque argumentó que los templarios tendrían potestad para aplicarlo tan sólo a las tierras que explotaban y no a las pertenecientes a otras personas.

La conducta peculiar de Arnau de Torroja fue siempre buscar la forma de resolver los conflictos promoviendo pactos y todo tipo de acuerdos con tal de garantizar la vigencia de los privilegios que la Santa Sede y los soberanos les habían concedido en tiempos anteriores a su magistral organización. Arnau de Torroja constantemente se preocupó de defender todas las fuentes de riqueza que beneficiasen a su Orden. En este sentido fue un implacable recaudador para Tierra Santa. Una vez estuvo obligado a residir en ultramar, el comportamiento belicoso de aquella región y de Jerusalén, bajo su liderazgo de la orden del Temple no sólo se detecta que los conflictos bajaron de intensidad, sino que las cosas se resolvieron mediante muchos acuerdos y compromisos de todo tipo, empezando por hacer congeniar a los suyos con los hermanos hospitalarios.

Arnau de Torroja contó con una muy influente red de nobles y amistades eclesiásticas, además de sus hermanos obispos. Mejor dicho Pere era obispo de Zaragoza y Guillem llegó a ser arzobispo de Tarragona, además de legado apostólico. Gracias a ello Arnau de Torroja pudo culminar, por ejemplo, un acuerdo en 3 de Mayo de 1173 que se remontaba a mucho tiempo antes en el término de Monzón. (F. Castillón Cortada "Discursione...", ps. 66-68).

La gratitud a las órdenes de Sión y del Temple fue algo habitual bajo Ramón Berenguer III y su hijo Ramón Berenguer IV. Ni que decir tiene que durante la minoría de edad de Ramón Berenguer V -que pasó a ser llamado Alfonso II de Aragón- el principal de sus regentes Guillermo de Torroja, hizo más que todos los anteriores juntos para la expansión y ordenación de Cataluña. Quiero insistir en que Guillem de Torroja, siendo arzobispo de Tarragona, murió de verdadero agotamiento después de un año de muy frenéticos desplazamientos oficiales.

En lo referente a las propiedades de las órdenes de Sión y del Temple: Empezando por los castillos de Gardeny y de Monzón, tenían Miravet, Mequinenza, Flix, Ascó, García, Mora de Ebro y Tivisa, así como diversos bienes en Marsá. En la nueva frontera entre la Cataluña nueva y la Vieja, sus encomiendas en la Conca de Barberá estuvieron intercaladas entre los monasterios cistercienses de Poblet (1151) y Santes Creus (1159), porque complementaban sus esfuerzos, aunque tampoco puede decirse que lo hiciesen en buena harmonía. Lo cual es extraño, ya que además de ser monjes todos, bajo casi una misma Regla, si unos fueron la intendencia, por cultivar las nuevas tierras, los otros medio-guerreros, les prestaban ayuda como cirujanos y protección en tierras fronterizas. Pero ahora debo ocuparme ya del periodo posterior a las dos grandes cruzadas iniciales en Tierra Santa, las cuales en tiempo de Arnau de Torroja ya eran historia pasada en Palestina.

ARNAU, RECLUTADO, VIAJÓ EN BARCO HASTA TIERRA SANTA

Todos los nobles medievales como Arnau de Torroja, desde que tenían capacidad de guerrear viajaban mucho debido a su contribución en todas las empresas que se los requería, desde su propio castillo hasta las posesiones que muy a menudo compartían con otros nobles o los mismos reyes. En Europa no eran tiempos de grandes propiedades, pero si de grandes propietarios. Cuanta más responsabilidad un noble o un rey tenía, tanto más cabalgaba por mucho que nos cueste de imaginar, y los detallados desplazamientos del rey Jaime I nos ofrecen la mejor prueba de dicha movilidad. De hecho sólo les retuvieron las grandes nevadas.

Arnau de Torroja desapareció de la documentación oficial del Temple en más de tres ocasiones: Depués de su ingreso, en fecha 20/5/1163, su firma está entre los testimonio de la donación de Ramón Monells a los templarios. En diciembre de 1163 también dejó su firma en otro documento del castillo de Gardeny. Luego, debido a que viajó a Tierra Santa ya no se lo reencuentra hasta diciembre de 1164. Posteriormente, de mitad de febrero de 1171 hasta la misma fecha del año 1173 se detecta otra ausencia. Se supone que volvió a Tierra Santa, aunque a estas páginas les interesa más la que se ha fechado entre la primavera del año 1165 hasta octubre de 1166. Entonces quizá su amigo y Gran Maestre Bertrand de Blanchefort (1156-1169) lo promocionó para ser elegido como Maestre provincial de su Orden.

En efecto, Arnau de Torroja fue Maestre para la Provenza y ciertas partes de Hispania (1166-1181), lo cual significa que además de los reinos de Aragón, Cataluña y Navarra, también incluía las casas más próximas a las antes citadas, aunque ya dentro del reino de Castilla, como era el caso de Alcanadre. Fue entonces cuando el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV consiguió que los templarios renunciasen a la tercera parte de la herencia recibida del soberano aragonés Alfonso I "el Batallador", y además que los monjes con espada se comprometiesen a luchar en la reconquista de Hispania, ya que antes sólo estaban obligados a luchar en Tierra Santa.

A fin de evitar la ruta marítima directa con Próximo Oriente, los voluntarios europeos reclutados fueron por tierra a la primera y a la segunda grandes cruzadas, pues había el contratiempo de que las islas del Mediterráneo estaban infectadas de piratas. Posteriormente, al acudir a la tercera Cruzada (hubo ocho en total entre 1095 y 1291, todas para conquistar los Santos Lugares), los puertos de Marsella y Génova ya fueron puntos de embarque para los cruzados, pero dada la importancia comercial de Venecia y las vías templarias que garantizaron desde allí itinerarios terrestres, debemos suponer que Arnau de Torroja, aunque en la primera parte de su viaje se beneficiase de la travesía naval hasta Marsella, llegó a Venecia a caballo en su tramo final desde Génova. Éste era el más antiguo puerto de la Orden del Temple en Europa y su acceso lo tenían protegido con cadenas, tal como era costumbre entonces ponerlas también en los ríos para evitar en ellos la navegación no deseada. Venecia entonces era capital de una nación imponente, al extremo de que, según le explicaron a Arnau, el año que él había nacido los venecianos habían derrotaron a la flota egipcia, arrebatándoles las ciudades que tenían en la costa fenicia.

Arnau de Torroja, ya cuarentón, en diciembre del año 1162 se enroló en la orden del Temple en el castillo de Gardeny, actualmente formando parte de Lérida. Con él ingresó entonces también Pere de Queralt y su amigo de la infancia llamado Berenguer de Su quien al parecer ingresó en la Orden con Arnau y le acompañ la mayor parte de su vida. Había nacido en Su del Solsonés, y ambos lucharon, entre otras muchas campañas, con las tropas que conquistaron Tortosa y Lérida. Apenas pasados cuatro años, Arnau fue ascenddo a maestre provincial de la Orden, en un insólito ascenso rápido y fulgurante. Además, si lo normal fue que sus semejantes permaneciesen en el dicho maeztrazgo unos tres o cuatro años, Arnau posteriormente aún se mantuvo al mando de "Provenza y partes de Hispania" durante quince; y cuatro más después, siendo Gran Maestre de Jerusalén en 1181. Ya no se podía promocionar más arriba.

Así pues, Arnau de Torroja la primera vez que se embarcó hacia Tierra Santa llegaría en navío a Génova, vía Marsella, para desde allí galopar cuatro días (gracias a que iría cambiando de caballos en las encomiendas templarias del camino). A pesar de ser un hombre de mundo, mi biografiado debió de sorprenderse más que cualquier persona de hoy día al descubrir el peculiar encanto de la ciudad de Venecia, porque no había foto capaz de haberle prevenido de sus señoriales calles de agua. En Venecia se presentó donde debía embarcase con el resto de los voluntarios, ya que desde aquel puerto comercial se hacían los viajes más seguros por el Mediterráneo, pues las islas Baleares, y las de Cerdeña y Sicilia estaban en poder de los musulmanes (Hasta morir Roger II en 1154, los normandos no los expulsaron definitivamente de Sicilia. En el resto de Italia, Arnaldo de Brescia que instauró la República, murió ejecutado en 1155).

En vida de Arnau de Torroja en la costa de Barcelona sólo empezaba a despertar el arte de navegar, y ello contando que incluso el propio conde catalán Ramón Berenguer III (1114) había pirateado por las costas de las islas Baleares. Su madre era una princesa vikinga llamada Mafalda de Calabria (al Sur de Sicilia). Ramón Berenguer "el Grande" no desistió de su habitual recurso de piratear hasta que en cierta ocasión, al regresar a Barcelona la encontró arruinada por el saqueo de moro Almanzor. Piratear, dicho conde catalán lo llevaba en sus genes, y por ello lucrarse en el mar quizá fue también una preferencia de su nieto el rey Pedro.

El Papa Nicolás II en 1291 pretendió acabar con la piratería por lo que prohibió comerciar con los musulmanes. No obstante era un negocio demasiado lucrativo para cumplirse dicha prohibición, pues los navíos catalanes entonces ya estaban comerciando en Málaga y en el Norte de África. Más aún, fue por dicho éxito que los condes de Barcelona se plantearon arrebatar Sicilia a la Casa de Anjou 1282, a pesar de protegerlos el Papa de Roma. Por aquel entonces las casas de Barcelona y Anjou pugnaban por hacerse con el sur de Italia. La proclamó suya la reina Constanza de Sicilia, después que Roger de Luria impidió que la flota de la Casa de Anjou invadiese Cataluña, derrotándolos en Palamós y Rosas. A partir de entonces realmente el Mediterráneo fue un "mar catalán",... hasta el año 1500, que fue cuando irrumpieron los descastados barberiscos (actual Argelia). La conquista de Menorca fue encomendada por el monarca a Ramón de Serra, un templario que más tarde sería Maestre provincial.

Por aquel entonces las casas de Barcelona y Anjou pugnaban por hacerse con el sur de Italia. La proclamó suya la reina Constanza de Sicilia, después que Roger de Luria impidió que la flota de la Casa de Anjou invadiese Cataluña, derrotándolos en Palamós y Rosas. A partir de entonces realmente el Mediterráneo fue un "mar catalán",... hasta el año 1500, que fue cuando irrumpieron los descastados barberiscos (actual Argelia).

Debo regresar a los tiempos de mi biografiado, para decir que en 1162, por la ruta marítima llamada "de cabotaje", los barcos venecianos transportaban hierro para los templarios porque entonces aún no disponían de una efectiva flota propia, aunque ya trabajaban para tenerla, dada su necesidad de transportar por mar también sus caballos. Al final de aquel siglo la Orden declinó sus preferencias por el puerto de Marsella y, según el cronista catalán Ramón Muntaner, el principal punto de aprovisionamiento de los templarios posteriormente fue Brindisi, ya que les dejaba más cerca del Vaticano y Roma, pues dicho puerto situado en la costa del mar Adriático que, metafóricamente hablando, es donde Italia tiene "el talón de su bota".

Los primeros viajes marítimos de Arnau de Torroja los hizo en galeras largas y estrechas impulsadas por remeros, pero ayudadas por el velamen. Como apenas sobresalían del agua navegaban rápido, y ello a pesar de que además de personas transportaban el obligado avituallamiento de cada expedicionario para no desfallecer durante la travesía, así como su equipo bélico y ropas. A cada caballero le acompañaban varios sirvientes y sus caballos. Y es que incluso los famosos nueve templarios fundadores de la Orden habrían sido acompañados de sus escuderos, de imprescindible ayuda al vestir al caballero con armas y su muy pesada cota de malla o armadura.

En tan largo trayecto al joven Arnau y a los demás distinguidos nobles se le informó más detalladamente de la situación histórico-política de su próximo lugar de residencia, así como de todo aquellas campañas históricas y normas básicas de la Orden del Temple a la que se habían acabado de afiliar. Aquel bautizo de mar, junto a otros muchos nobles de diferentes países, sin duda le hizo darse cuenta de la importancia de saber hablar muchos idiomas. Estaba agradecido a los buenos consejos de su hermano obispo, y esperaba de no defraudarle ascendiendo rápidamente de jerarquía dentro de la Orden. Tenía grandes proyectos y por el momento navegar le debió de parecer cual vivir un bello sueño.

Su vigorosa juventud gozaba con la exigencia de trasladarse al Oriente Próximo para hacer los méritos necesarios, y no le representaba ningún sacrificio, sino todo lo contrario. Deseaba enfrentarse con sus armas a los herederos político-religiosos de Mahoma, de quienes sabía que perpetuamente vivían muy divididos entre sí. Los musulmanes sunies, que reconocían al califa de Bagdad, provocaron que en Egipto reinasen los califas fatimís. Los sunitas de El Cairo fueron desplazados por los abasies, siendo los que en la España musulmana alcanzaron máximo poder al fundar un califato independiente en Córdoba.

Cuando Arnau de Torroja llegó a Palestina (entonces llamada "Outremer"), debió agobiarse por aquellas intrigas y luchas intestinas cada vez más graves, como referiré en otro momento, puesto que se trata de intentar recrear las situaciones que le tocó vivir. Para empezar hay que advertir que por lo general las relaciones entre los templarios y los habitantes musulmanes del país fue intensa y duradera.

El Gran Maestre de las órdenes del Temple y de Sión en persona era quien mandaba el ejército de los cristianos, a veces de forma oficiosa, porque nadie como ellos podían transmitir tan elevada disciplina y arengar a las tropas con las más acertadas frases. (Cuando los templarios se negaban a participar en alguna campaña, los sustituían los estrategas hospitalarios). El ejército cristiano de Tierra Santa cuando convenía se veía reforzado no solo por los caballeros templarios y hospitalarios, sino también por los simples ciudadanos, motivo por el cual era legal que todos los residentes tuviesen armamento en sus casas incluso en tiempo de paz.

También en las batallas los caballeros templarios siempre habían demostrado la superior eficacia de sus normas, entre las cuales la de no retroceder jamás si el enemigo no les triplicaba en número. Se justifica, porque sus espadas tuvieron doble filo como lo requería un gesto de brazo, tan secreto como extraordinariamente efectivo. La daga era, en cambio, de filo único pero de muy ancha hoja,... a saber con que utilidad. Luchaban por sus ideales muy religiosa y organizadamente, siendo controlados por diversos mandos intermedios perfectamente jerarquizados según un esquema publicado en el siglo XIX por una autoridad en la materia). Tanto empeño les era bien necesario cuando pretendían el control de las vías de comunicaciones, las cuales la historia confirma que fueron realmente seguras, y con más impacto en el desarrollo de aquella sociedad que la red de autopistas europeas en el siglo XX. En definitiva, su fe, nobleza y sentido del honor, no lo podrá olvidar la historia, y lo que más cautiva de los templarios es la altanería con que se entregaban al peligro, y que, como era de esperar, los hizo morir a miles en el curso de sus muchas batallas contra infieles.

Entre los siglos XI y XIII, 25.000 europeos, entre ellos 7.000 nobles como Arnau de Torroja, se establecieron en Tierra Santa cual si se tratase de una masiva migración que prorrumpió en Oriente Próximo como una masa compacta que llevaba a cuestas todas sus pertenencias. Los primeros Cruzados en acudir a la liberación de Jerusalén, inicialmente ocuparon Biblos, cerca de Beirut en el Líbano, que pasó a ser un feudo dependiente del vecino condado de Trípoli (Biblos no volvió a ser de los musulmanes hasta finales del siglo XII, ja fallecido mi biografiado). Cuando Arnau de Torroja llegó allí, ya encontró edificado el castillo más emblemático de los caballeros cruzados (1104).

LA HISTORIA DE JERUSALÉN QUE ARNAU DE TORROJA ESTUDIÓ

Además de lo visto al llegar a su destino, sin duda que Arnau de Torroja ya antes de enrolarse también debió de informarse bien acerca de la orden en la cual él quería militar. Así pudo saber que los cruzados conquistaron Jerusalén el 15 de julio del 1099. Su intención inicial era la de devolver su esplendor al Santo Sepulcro. Al principio solamente retocaron la construcción existente sobre la tumba de Jesús. En el 1119 la aedicula entera fue completamente reconstruida por el escultor boloñés Renghiera. Fue durante esta reconstrucción que el vestíbulo de la tumba fue añadido (pues había sido sacado durante la construcción de Constantino).

Si esta semblanza de Arnau de Torroja en lugar de pretender ser una biografía eligiese la trama de una novela, dedicaría un largo capítulo a explicar gran el efecto que tanto exotismo causó en el joven noble caballero de Solsona. Es más, la sola descripción detallada del ambiente medieval de su ciudad natal ya daría para un extenso capítulo, pero dejo para otros el describirlo, así como evito referirme a describir el colorido y el bullicio que se vivía en la Palestina a su llegada. Aunque veía a muchos musulmanes y hebreos, en cambio en la misma Jerusalén había pocos, y además lo único que se hablaba en dicha capital era el francés y el latín. Entonces aun faltaba un siglo para la irrupción de los mamelucos de Egipto, y dos para que entrasen en la historia los otomanos turcos que ocuparon Anatolia.

Los europeos que llegaban a Tierra Santa a mediados del siglo XII pudieron presumir de sus cotas de malla, pero por otra parte ignoraban lo eficaces que pueden llegar a ser para comunicarse, el vuelo de las palomas mensajeras de los musulmanes, siendo legendarias las del gobernador turco, o sea el sultán de Siria llamado Nur ad-Din, o más exactamente Noor äd-din, al que para abreviar en los sucesivos capítulos escribiré simplemente Nuradín (+ 1174), puesto que habré de referirme muchas veces a él. Las palomas mensajeras fue un medio de comunicarse tan rápidamente que en su tiempo parecía insuperable, si bien al poco tiempo, en la misma Palestina, aún lo mejoró mucho más el carismático líder musulmán Saladino inicialmente al servicio del dicho sultán unificador de Siria.

Por aquel prolongado intercambio cultural y progreso de las vías de comunicación, el fracaso general de las Cruzadas, siendo de balance desastroso por los fines que los europeos pretendieron, en cambio marcó el inicio del auge de la Europa Occidental, porque si para todo islamita aprender alguna cosa de los Cruzados era comparable a traicionar su fe, los europeos sí que aprendieron de los orientales todo lo que pudieron, en especial su lengua y además con rapidez. Lástima que una vez en Europa, tantos conocimientos nuevos sólo pudieron ordenarse, para lo cual al menos se crearon universidades donde aplicar nuevos términos (cifra, álgebra, cénit, etc.) oriundos de la India, pues los musulmanes por lo general aparte de alguna técnica, sólo fueron cual una correa de transmisión de saberes.

Al haberse abierto los caminos que permitían pisar el mismo suelo donde vivió Jesucristo, hace comprensible que de toda Europa acudiese gente, y muchos buscando descaradamente fortuna. Los caminos eran muy transitados algo que hay que tener en cuenta para hacerse mejor idea del ambiente. Ciertamente la gran mayoría de caballeros cruzados que sobrevivieron regresaron a Europa, pero no así los de las órdenes militares, quienes en su gran mayoría se quedaban (Arnau de Torroja fue una de las pocas excepciones). Allí tenían su cuartel general fijo en el siglo XII, pudiendo hacer méritos en los países de todo el vasto alrededor de Palestina con mayor facilidad que en España, donde musulmanes y cristianos confraternizaban todavía perfectamente. La multitud de lenguas habladas en Tierra Santa entonces era muy impresionante, y los capaces de servir de interpretes lógicamente eran muy buscados incluso en los estamentos oficiales.

FOTO: EL JOVEN ARNAU ORANDO, y LA CRUZ DE LA ORDEN

Arnau de Torroja en la ciudad "Tres veces santa" se debió de emocionar como todos sus acompañantes, dada su fuerte convicción religiosa, y al saber que viviría en la casa principal de su Orden. Exactamente estaba en el Monte Sión, o sea la colina que (antes de arrasarla los romanos para sustituirla por Aeria Capitolina vacía de judíos) había sido la parte más elevada de la antigua Jerusalén que está sobre el Monte Moria, algo inferior de cota. En el Monte Sión Arnau no encontró otras murallas que las del complejo que incluía una iglesia anexa a la casa-madre, o residencia de la élite y principal centro de mando de las órdenes co-hermanadas de Sión y del Temple. Se trata aún hoy de un muy regio y piadoso lugar,... que incluye una cisterna subterránea hoy convertida en una espaciosa despensa, pero durante su estancia era un lugar de recogimiento y donde todos se turnaban para rezar más íntimamente.

Se tienen muchas referencias bíblicas de que el vasto sector alrededor de la colina del Monte Sión cuando estuvo todo bien amurallado. En la iglesia de Nuestra Señora de Sión informaron a los nuevos reclutas que fue exactamente allí donde, en su última cena, Jesús instituyó la Eucaristía. Arnau de Torroja se daba perfecta cuenta que viviría nada menos que en el famoso "Cenáculo". Probablemente tanto a él como a sus más compañeros de viaje, la emoción les haría arrodillarse, al igual que tantos y tantos peregrinos y turistas que lo visitan en nuestros días. Lo que hoy no padecen ya los residentes de aquel lugar son los efectos del agua contaminada y epidemias, que como pronto habría de saber Arnau, igual afectaba a reyes que a mendigos.

Arnau de Torroja comprendió también que los líderes de su Orden declinasen el privilegio de estar más cerca del Santo Sepulcro, allí donde tenían su sede central los caballeros de la Orden de San Juan del Hospital. Después de todo, la humildad y el valor de los templarios quedaba reforzada teniendo la casa en el exterior de la ciudad medieval de Jerusalén. Arnau de Torroja y algunos de sus compañeros de viaje, la flor y nata de la joven nobleza europea, fueron seleccionados para ser instruidos en el famoso monasterio adjunto a la iglesia de Santa María del Monte Sión. Haré un breve repaso al tan importante lugar de acogida de Arnau, porque décadas después nuestro hombre, ya entrado en años, se estableció de nuevo en aquel lugar santo para dirigir con magistral templanza a todos los templarios del orbe cristiano.

Cuando el rey David conquistó la zona del Monte Sión construyó su fortaleza en la cima de la colina al oeste del actual núcleo amurallado de Jerusalén. La llamada "Ciudad de David" estaba en la parte más baja, cerca de las Fuentes de Siloe, todo lo cual fue arrasado por los babilonios en el siglo VI aC. y no volvió nunca más a disponer de murallas. Los esfuerzos se centraron por edificar cerca del monte del Templo del Rey Herodes, con una sagrada zona central llamada la Cúpula de la Roca, siendo donde se creía que había estado el Templo de Salomón, del cual en el año 70 dC. los romanos derribaron todas las murallas, e incluso arrasaron, para castigar más duramente la revolución de los judíos. En 135 dC. otros soldados romanos dotaron de murallas nuevas a Jerusalén, como cualquier otro de sus campamentos, pero no reconstruyeron las del Monte Sión. Entre los años 444 y 460 la iglesia del Monte Sión había sido restaurada por la emperatriz Eudoxia, y desde aquel reducido núcleo de Jerusalén volvió a expandirse hacia el norte.

La antigua tumba del rey David en el Monte Sión, ya en vida de Jesucristo se había convertido en un edificio particular y pertenecería a algún rico seguidor del Mesías, pues a partir del siglo II dC. era aún un tranquilo barrio de gente noble. Desde el siglo V la piedad cristiana hizo de las ruinas del Monte Sión un centro de gran devoción, convirtiéndola de nuevo en un templo religioso considerado Madre de todas las iglesias. El caso es, que ni siendo además el lugar del "milagro de Pentecostés", cuando sobre la cabeza de los apóstoles ardieron "lenguas de fuego", se evitó que aquel edificio se incendiase en dos ocasiones los años 614 y el 965.

Las murallas de Jerusalén fueron de nuevo derribadas por el califa Al-Aziz el 975 dC., pero cuando Saladino se apoderó de la ciudad, prolongó las nuevas murallas del Monte Moria hasta incluir aquel sagrado montículo del Monte Sión porque tenía reputación de ser la Tumba de David (1 Re.: 2,10). Ésta se sigue creyendo ubicada debajo de la sala llamada "El Cenáculo", mostrándose hoy allí un gran cenotafio en recuerdo del bíblico soberano de Israel.

Los primeros cruzados habían encontrado en ruinas y sin murallas la predominante cima del Monte Sión, allí tan sólo había una modesta iglesia bizantina, a la cual hicieron una solemne procesión previa al asalto de Jerusalén en 1099. Poco después se restauró el templo de "Santa María del Monte Sión", siendo desde entonces uno de los principales lugares de culto de Tierra Santa, y a cuyo alrededor Godofrredo de Bouillon mandó levantar una muralla almenada dándole el nombre de Santa María del Monte Sión y del Santo Espíritu (M. de Vogué "Eglises de l'Ordre de Notre-Dame de Sion"). Ésta fue la sede central inicial de la orden de Sión, y luego también la del Temple que fue en realidad "su brazo armado". Allí residieron los llamados "Chevaliers de l'ordre de Notre Dame de Sion" (según el historiador Vincent, en su obra "Histoire de l'ancienne imagen miraculeuse de Notre Dame de Sion").

En cuanto al "Cenáculo" mismo, es cuanto ha quedado de la iglesia bizantina hecha construir por Godofredo de Bouillon. Los cruzados anteriores a la fundación de la Orden del Temple la llamaban simplemente "Santa Sión", siendo una comunidad heredera de la cristiana más antigua (At.: 2-15). Godofredo antes de la victoriosa toma de Jerusalén había sido benefactor, sino fundador, de la Orden de Sión, para la cual en 1070 también se erigió un monasterio en su propiedad de las Ardenas. Una vez en Jerusalén los monjes calabreses que allí se enclaustraron igualmente mantuvieron incorporadas al catolicismo fragmentos de las tradiciones bizantinas, griegas y egipcias.

Los primeros cruzados concibieron la idea de reunir todos los santuarios cristianos de Jerusalén bajo un nuevo monumento en forma de cruz. El Santo Sepulcro fue reparado y una edículo puesto encima. Pero las naves no podían tener la misma proporción y el nuevo edificio tuvo que ser limitado mediante pequeños oratorios. Desde un pasadizo se podía bajar a la capilla de Santa Elena y la Cripta del Encuentro de la Santa Cruz. Los primeros cruzados decoraron tan santas paredes con piadosas inscripciones en latín. La nueva basílica fue consagrada por el obispo Fulcherio el día 15 de julio del 1149, que era el 50º aniversario de la conquista de Jerusalén, tal como se lee en una inscripción latina grabada en bronce sobre la puerta principal:

"Este santo lugar ha sido santificado con la sangre de Cristo, por lo que nuestra consagración no añade nada a su santidad. Sin embargo, el edificio que cubre este lugar santo ha sido consagrado el 15 de julio por el Patriarca Fulcherio y por otros dignatarios, en el año IV de su patriarcado y en el 50º aniversario de la captura de la ciudad, la cual en ese momento brillaba como oro puro. El año 1149 del Nacimiento de Cristo."

A parte de la toma de Jerusalén en 1099, los otros dos hechos culminantes de las Cruzadas (la victoria de Saladino en Hattin, y la posterior victoria de Ricardo "Corazón de León" en Arsuf) sucedieron después de muerto mi biografiado. Al vivir Arnau sus gestas entre dos Cruzadas, la historia pasó por alto los años de convivencia más profunda entre las dos culturas religiosas, e incluso en las revistas especializadas es vergonzoso cómo se ignoran allí las batallas ajenas a la serie de cruzadas oficiales de los europeos. Me costó bastante investigar el dicho periodo vivido por Arnau de Torroja porque fue como una larga serie de cruzadas del rey de Jerusalén contra Egipto, y ello se realizó exactamente entre la segunda y la tercera Cruzadas de gran renombre. Al presentar los frutos de mi esfuerzo claro está que no puedo ofrecer pruebas definitivas e irrefutables, pero el contexto y las lógicas deducciones ayudarán a hacer una biografía que de otro modo sería imposible. Como no hay referencias históricas de mi internacional paisano, escribo el presente ensayo con aspiraciones de que parezca una biografía.

Expongo siempre mis opiniones para que sirvan de inspiración en futuras hipótesis de trabajo de los historiadores con título, y asi quizá alguno pueda presentar alguna elaborada biografía suya. Todo lo que he escrito puede ser mucho más afinado, que duda puede caber de ello, aunque nadie que no haya sido la sombra de mi biografiado, tampoco pasará de ofrecer puntos de vista subjetivos.

Arnau de Torroja llegó a Palestina con gran afán para hacer méritos a fin de no defraudar a su familia, y aunque pueda parecer que por tratarse del periodo entre dos grandes Cruzadas no debió de tener muchas oportunidades, sucedió que los cristianos fueron llamados a intervenir repetidamente en ayuda del visir de El Cairo. Cuando el rey de Jerusalén ocupó militarmente aquella capital, en lugar de ver a los expedicionarios francos cual invasores de Egipto, se les consideró verdaderos protectores de la paz. Por su parte los francos (a quienes llamaban "franys"), por aquel entonces aún veían a los egipcios como a unos buenos clientes, puesto que les pagaban muchos dinares por permanecer en su capital.

El rey de Jerusalén Amalrico I se introdujo en Egipto aprovechando la confusión política que en aquel momento se vivía en el califato fatimita de Foulques. Al serle pedida ayuda por el visir usurpador llamado Dirgham, (otro personaje olvidado por la historia) el flamante rey de Jerusalén, un joven melenudo alto y delgado, que sólo en apariencia era un hombre piadoso, había ordenado hacer los preparativos para invadir Egipto con mucho afán de protagonismo. En aquella campaña inicial de ocupación del año 1163 (pues habían tenido contactos con anterioridad), también participó Arnau de Torroja, por entonces quizá ya terminado su adiestramiento. Los propiamente caballeros templarios residentes en la casa-madre del Monte Sión en tiempos de Arnau de Torroja serían unos 300, sin contar a los sargentos (que eran la segunda categoría dentro de la Orden), ni las tropas auxiliares, así como a los escuderos y demás sirvientes.

Los propiamente caballeros eran nobles muy escogidos para ser iniciados a conciencia y entretanto hacían de mensajeros a fin de que funcionase la comunicación jerárquica con otros mandos subalternos dispersos por encomiendas y castillos del sector. El ejército cristiano de Tierra Santa cuando convenía se veía reforzado no solo por los caballeros templarios y hospitalarios, sino también por los simples ciudadanos, motivo por el cual era legal que todos los residentes tuviesen armamento en sus casas incluso en tiempo de paz.

En el Monte Sión los jóvenes nobles europeos que recibieron todo tipo de enseñanzas al mismo tiempo que Arnau de Torroja, tuvieron en común con él su probada bravura al entrar en combate, gracias a lo cual se les podía instruir acerca de una superior manera de llevar a cabo con éxito mayores empresas.

Al haberse criado Arnau de Torroja en una sociedad rural, en el siglo XII más que hoy, convivió muy cercano a los animales domésticos. De entre los más cotizados de la pirámide alimentaria en el centro de Cataluña, estaba (y sigue estando) el cerdo. Puedo imaginarme lo sorprendente que debió de parecer a mi biografiado el conocer la altísima simbología geométrico-matemática de la estrella de doce puntas. Cuando recibió las primeras clases de simbología iniciática en la casa-madre de Jerusalén, los dos triángulos concéntricos, pero invertidos, supo que configuran la llamada Estrella de David (y "Sello de Salomón" si tiene inscritos hexagramas). En consecuencia Arnau no podría dejar de pensar en la doble hilera de seis tetillas a cada lado del vientre de las cerdas alineadas.

Era en aquellas doce urbes donde la Naturaleza se había mostrado desde siempre sabia y generosa, pues brindó antes que nadie el "numero de la plenitud" en el animal básico para la subsistencia; ...y para colmo cada tetilla vista de perfil ya daba la misma cantidad de triángulos que la dicha estrella de seis puntas, o sea, la misma que con los siglo pasaría a identificar la bandera de Israel. Con razón los musulmanes se negaban a comer "galufo" (cerdo), debió de pensar. En todo caso, Arnau valoró inmediatamente el triángulo y la estrella que, según le decían, era la base misma del intelecto humano. Los prehistóricos que habitaron la zona donde él había crecido, aún los apreciarían más a los cerdos, no en vano los sacrificaron ritualmente en sus altares en forma de toro hueco que son llamados dólmenes porque decapitados por los siglos los ingleses los creyeron mesas de gigantes.

A lo largo de los años que los templarios dominaron Tierra Santa llegaron a tener allí 24 castillos, desde los cuales fueron capaces de dar protección a las tres grandes capitales que, a parte de Jerusalén fueron, de sur a norte, Acre (en la costa Palestina), Trípoli y Antioquía (Siria), porque la isla de Chipre fue una posesión posterior. La Orden también tenía senescales (más tarde llamados comendadores) en Acre y Antioquía de quienes dependieron las demás encomiendas y castillos regionales. Fue en las dos citadas ciudades donde Arnau de Torroja dejó constancia de sus últimas actividades como sabio arbitrador de conflictos (En Antioquía, véase "G.T."; 22.7, p.1015-016; y en Acre, véase "Eracles", vol. II, p. 2-3.

En el asedio del playero castillo de Ascalón, que contaba con 53 torres de defensa, en fecha 16 de agosto de 1153, mientras cuarenta caballeros templarios penetraban por una brecha abierta en la muralla, otros tantos de la misma Orden desde el exterior evitaron que los simples cruzados pudiesen seguirles y menguar el botín del improvisado saqueo. Fue una temeridad que fracasó y les costó la vida, siendo después todas sus cabezas cortadas y enviadas al sultán de Egipto como regalo y con ellas solicitarle ayuda. Como ésta no les llegó, los de Ascalón pactaron rendirse a condición de sarvar su libertad y pertenencias. Ascalón fue entregado a las principales órdenes religioso- militares. Desde 1130 desde la base de Amanos tuvieron custodiada la frontera con el actual Norte de Siria.

LAS GESTAS DE ARNAU DE TORROJA EN LA MISMA PALESTINA

Mi biografiado debió de desembarcar en Tiro el año 1161, que fue un año de preparativos bélicos del rey de Jerusalén siempre obsesionado por invadir Egipto. Al morir en El Cairo Al-Faiz, fue sucedido por Al-Adid, cuñado de Hafidh, último califa fatimita. Los visires rivales buscaban aliados donde fuese ("History of the World", 1907, Vol. 8, pp. 43ff). En días sucesivos a su llegada a Palestina las informaciones dadas al joven Arnau de Torroja durante la travesía marítima le fueron siendo ampliadas, empezando por el contexto de las relaciones entre los musulmanes y el Reino Franco de Jerusalén. Por entonces sólo podían limitarse la información a una década antes, y otras pocas después de la Segunda Cruzada terminada exactamente en 1149. En cuanto a la Tercera Cruzada y posteriores, ya no interesan a estas páginas porque, aunque mi biografiado la deseó y procuró propiciar, lamentablemente no la vivió.

En Tierra Santa, Arnau desde su llegada sin duda tuvo oportunidad de dar muestra de valor y sentido común, e incluso quizá desplegar ciertas dotes de estrategia militar, aunque el éxito o fracaso de cualquier conflicto bélico siempre fue responsabilidad final del Gran Maestre. Los caballeros templarios, que duda cabe que acusaban algo de sus altos mandos, dado el "esperit de corps" nunca antes experimentado en la Edad Media por otros ejércitos. Con razón se ha escrito que constituían la "Quinta Columna" de la cristiandad, pero es que los resultados se pueden extrapolar, ya que al dar seguridad a las vías de comunicación, fomentaron el libre comercio y definitivamente aquello fue el principio del fin del abusivo sistema feudal, o sea de los señores y sus derechos ancestrales.

Los musulmanes les reconocerían la utilidad de tener un Estado, ya que así ni con la muerte de los reyes de Jerusalén los cristianos no luchaban entre ellos mismos. Para los musulmanes era una cosa extraña, puesto que para ellos al morir un visir, califa, o sultán, padecían luchas internas para merecer sucederlo. Es decir, mientras que lo primero que previnieron los europeos al ocupar Palestina fue institucionalizar la monarquía, los musulmanes eran incapaces de un sistema como aquel, ni viendo lo útil que era. Es paradójico, porque en tierra de Israel emergieron instituciones monárquicas entorno al siglo X a.C., cuando se separaron los dos reinos de Israel al norte (capital Siquem), y el reino de Judá en el sur con capital en Jerusalén. Claro que los hebreos supieron bien que eran un puente natural entre las dos grandes potencias de la antigüedad, Mesopotamia y Egipto. La explicación es que, a partir del siglo IX, los seguidores del Profeta perdieron el control de su destino.

Arnau de Torroja, en el país de Nuestro Señor Jesucristo se encontró, pues, inmerso en un mundo exótico donde las emociones afloraban por doquier. Su extrañeza puede incluso ser seguida, así como su nostalgia, dado que en 1162 se constata que, en aquella ocasión Arnau no pudo asistir a la reunión general de toda su familia en la ciudad de Solsona con motivo de la consagración del nuevo templo románico de Santa María, del cual queda aún visible su ábside. Lejos de los suyos, a Arnau lo imagino recitando mentalmente, en lengua vernácula, la canción del trovador Guillem de Mur, que le fue contemporáneo:

"- Es el meu camí el que em porta amunt i avall, el que avui m'ha fet l'ànima més rica".

También supongo que debió de sorprender gratamente el comprobar que allí los cristianos se aliaban con los musulmanes. De hecho la unión de los egipcios con los francos fue el detonante para que el sultán Nuradín de Damasco fuese contra la capital del país del Nilo, donde el rey de Jerusalén y el visir de El Cairo, uniendo sus tropas le harían frente en varias ocasiones, como veremos más adelante.

Inicialmente el rey les había dado un ala de su palacio, justo encima de lo que habían sido las cuadras del Templo de Salomón, allí donde los musulmanes con los años emplazaron su mezquita de Al-Aqsa en la cual cabían cientos de personas. Aun así, al cabo de una década los templarios no llagaban ni a ser veinte caballeros en total. Después de otros tantos años trabajando afanosamente en el desescombro del subsuelo, que al fin debió ser cual un gigantesco termitero, paradójicamente enseguida lo cegaron porque sus referencias histórica y acerca de tesoros de religión antiguos ocultos bajo tierra no fuese hallada. Hay unanimidad en reconocer que a los templarios su esfuerzo les dio secretos frutos, por lo que será especulado en una segunda parte este libro, ya que, dentro de lo posible, pretendo escrutar completamente el pensamiento de mi biografiado y paisano Arnau de Torroja, porque no he de negar que su trayectoria me fascina.

FOTO:  LA CRUZ ROJA (DE MALTA), FUE EL LOGO DE LA ORDEN DEL TEMPLE

Un cronista de tiempos del rey Amalrico I de Jerusalén, escribió acerca de los templarios: "... Han crecido tanto ahora, que en esta orden hoy hay cerca de 300 caballeros que usan las capas blancas, además de los hermanos, quienes son casi incontables.

Se dice que tienen posesiones inmensas aquí y en Ultramar, de modo que ahora no existe una provincia en el mundo cristiano que no haya concedido sobre los hermanos antedichos una porción de sus mercancías. Se dice hoy que su abundancia es igual a los tesoros de los reyes. Porque tienen jefaturas en el palacio real al lado del Templo del Señor, y se llaman Los Hermanos de la Milicia del Templo".

Jacobo de Vitry (1170-1240), otro cronista de la época que llegó a ser obispo de Acre entre 1216-28, y predicador de gran reputación en la primera mitad del siglo XIII, escribió la siguiente fuente histórica de los primeros templarios. Además de confirmar lo dicho por Guillermo de Tiro dio más detalles : "El rey, sus caballeros y el señor patriarca se llenaron de compasión por estos hombres nobles que lo habían abandonado todo por Cristo y les concedieron ciertas propiedades y beneficios para subvenir a sus necesidades y por el alma de los donadores. Y como no tenían iglesia ni lugar en que habitar que les perteneciesen, el rey les alojó en su palacio, cerca del Templo del Señor. El abad y los canónigos regulares del Templo les dieron un terreno no lejos del palacio para su servicio;  y por esta razón se les llamó más tarde templarios".

Haré un poco de historia para intentar transmitir a los que lo ignoren la importancia que tuvo y tiene aquel exacto lugar de Jerusalén distinguido con la llamada Cúpula de la Roca, construida en el año 636 con su iniciática planta de diseño octogonal. Era la principal iglesia para todas las religiones hasta que los Cruzados la hicieron exclusivamente suya. A partir de entonces la capital de Alá y de Yahvé también lo sería de Jesucristo, el Hijo de Dios,...Pero sólo hasta 1187, pues, aunque Jerusalén fue reconquistada en 1229, se perdió definitivamente en 1244, cuando regresaron los turcos expulsados diez años antes.

En 1142 la Cúpula de la principal explanada de Jerusalén fue distinguida con el título de Templo del Señor ("Templum Domini") y coronada por una gran cruz de oro macizo que en todas las ocasiones que Arnau de Torroja vivió en Jerusalén estuvo visible cual una grandiosa jaula de dorada, atrayendo las miradas sobre aquella peña sagrada para las tres distintas devociones con sus fulgurantes destellos más de lo que se conseguiría con unos fuegos de artificio. Su planta octogonal fue un patrón que les habría de servir para construir templos en todo Europa. Exactamente en España quedan muestras en las iglesias templarias de Montsacro (Oviedo), Santo Sepulcro (Torres del Río-Navarra), Vera Cruz (Segovia), Nuestra Señora del Temple (Zaragoza), y la iglesia templaria mejor de todas, Eunate (Navarra).

La actual Cúpula de la Roca ya era el templo principal en Jerusalén, y cerca hoy sigue estando la mezquita de Al-Aqsa. Los monjes del Santo Sepulcro (que sería la tumba principal de Jesús), les dieron a los templarios fundadores un terreno contiguo a los muy espaciosos establos del rey Salomón al SW. de la explanada que en realidad los templarios sólo desescombraron y abovedaron a fin de recobrar el trazado subterráneo de calles antiguas del periodo herodiano. La residencia del rey de Jerusalén que les autorizaba, estaba entonces donde está hoy la famosa mezquita de Al-Aqsa, y él mismo rey se la cedió a los templarios y edificaron en el extremo opuesto un claustro y la sala que formaba ángulo recto. Los primeros nueve templarios los excavaron durante otros nueve años. A mediados del siglo XX se limpiaron y se hicieron accesibles buena parte de dichos túneles (antes calles), y en 2007 se divulgó que era aquel el verdadera ubicación del antiguo Templo de Salomón, porque se descubrió una gran cisterna rectangular que estaba incluida en su interior.

El edificio islámico de Al-Aqsa estaba construido sobre el monte Moria, de cota inferior a la del monte Sión. En un ángulo de la actual explanada del Templo de la Cúpula fue la primera sede de los nueve caballeros templarios de los cuales no se sabe en que más, aparte de excavar, invirtieron su tiempo los primeros seis años de su asentamiento en Jerusalén. Al parecer vivieron de limosnas hasta que en 1125 el poderoso Hugo de Champagne se enroló en las órdenes de Sión y del Temple, pasando desde entonces a ser conocida su existencia en Europa. En 1129 ya eran la más famosa orden de toda la cristiandad, a pesar de haber fracasado su intervención militar en Damasco.

Los primeros nueve nobles caballeros templarios estuvieron autorizados para recuperar de aquel subsuelo reliquias que pasaron a ser custodiadas por la Orden de Sión, que era nada menos que la Orden promotora y madre de la del Templo. Por su carácter secreto, hay que suponer también que fue otra novedad que pronto sorprendería a Arnau de Torroja. En efecto mi biografiado de pronto se encontró -como muchos lectores hoy- con que estaba afiliado además del Temple en otra orden, la muy discreta llamada "del Monte Sión, hermanada con la del Temple y más poderosa que ella, pero que exceptuando el Gran Maestre, sus miembros permanecían en Francia, país que por cierto tuvo su mínima extensión en 1180, cuando Felipe II Augusto sucedió a Luis VII en el trono.

Las órdenes de Sión y del Temple tuvieron un sólo mandatario, coincidiendo en ser Arnau de Torroja el último que las dirigió conjuntamente ambas antes de su división en independientes. En éstas páginas sólo interesan los tiempos que ambas convivieron en harmonía en el cuartel general de Santa María de Sión. Jerusalén contó en total con siete puertas, pero la puerta al Monte Sión no es ninguna de las principales, porque la muralla que vemos en Jerusalén (excepto los restos del antiguo Templo), las construyó Solimán el Magnífico. Cuando Arnau de Torroja recibió su instrucción e iniciación tras los muros de Santa María de Sión, la fortaleza más cercana era la llamada Ciudadela de David por el lado norte, y estaba a mitad de camino del Santo Sepulcro, que era tenida por la verdadera tumba de Cristo (hoy siete disputan en el mundo dicho mérito, y una estaría en Japón).

Los antiguos líderes de Palestina que más le interesarían a Arnau, vivieron a partir del sultán Zangi, de origen turco que dominó Mosul y Alepo (aunque ésta última no era -ni mucho menos- la fortaleza que edificó años después un hijo de Saladino). Zagri, cansado de ver como los musulmanes siempre guerreaban entre ellos, decidió someter a su autoridad personal los líderes de Irak y Siria. El valor simbólico de Edesa les hizo conquistarla en noviembre de 1144. Rescatarla fue la misión de la Segunda Cruzada en 1148, cuyo primer fallo fue que, en lugar de recuperar Edesa, atacaron Damasco con intención de saquearla, pero sin conseguirlo. En la catedral de Edesa, apostillaré que fue donde finalmente se guardaba la Sabana Santa,...Que los bizantinos años después se llevaron a Constantinopla (existe un cuadro del siglo X que la reprodujo en el momento de ser besada por su emperador).

Al sultán Zangi de Damasco le sucedió en 1146 su hijo Nuradín, un turco sunita que se propuso acabar primero con los chiitas y después les llegaría el turno a los francos, quienes bajo el rey Balduino III vivían muy divididos entre si. El zenguita Nuradín después que en 1154 se apoderó de Damasco, codició el rico país de los faraones, por lo que a la menor excusa, como dije, envió allí a su mejor general Shirkuh al saber que la madre del dicho rey de Jerusalén, llamada Melisenda, había fortificado la ciudad "Tres veces santa" para privar la entrada a su propio hijo.

Lo más defraudador que le pareció al joven Arnau de Torroja fue el hecho vergonzoso de que en 1156 los cruzados casi estuviesen a punto de ser expulsados de Tierra Santa,... y nada menos que el día de la vigilia de Pentecostés!. Las tropas de Siria, al mando del sultán Nuradín, mataron o hicieron prisioneros a unos seiscientos caballeros templarios. Incluso el rey Balduino de Jerusalén fue perseguido y salvó la vida al refugiarse en el castillo de Belines. Por suerte el conde Terry de Alsacia obligó al sultán Nuradín a pactar una tregua el año siguiente y además obligó al gobernador de Damasco a pagar un tributo para mantener la paz ¿Quizá ayudó a conseguirlo el hecho de que Siria aquel año sufrió el más grande y desastroso terremoto de su historia?.

Para colmo las órdenes militares de templarios y hospitalarios no querían someterse a la autoridad del rey Balduino III, ni cuando en 1152 éste se impuso a su madre, ... y es que por si fuese poco, ambas órdenes monástico-militares también estaban enemistadas entre si. Los hospitalarios además se mostraron especialmente ofensivos con el Patriarca de Jerusalén desde que éste intentó reprenderles por asaltar el templo del Santo Sepulcro sin tener piedad para con los feligreses allí reunidos, a los que masacraron. Bajo Balduino III (1144-1162), casado con Teodora Comnena, el reino de Jerusalén alcanzó su mayor dimensión después de la captura de Escalón (1153), si bien el principado de Edesa le fue arrebatado en 1144.

La paz con los francos enojó enormemente a Nuradín de Siria, aunque éste rápida y ladinamente, dio un giro su estrategia. Pretendiendo triunfar sin guerra, el dicho sultán de Damasco no sólo confirmó lo pactado, sino que pagó a los francos un plazo de dinero extra a lo previamente acordado. Al saberlo los árabes entendieron que Nuradín los había traicionado. Como fuese, Siria estaba neutralizada y tanto Nuradín, como los francos sólo veían Egipto como el único lugar donde plantearse las próximas batallas. Si Egipto quedaba para los musulmanes, los francos temían ser aislados como hoy Israel en un mundo de musulmanes. En cuanto al interés de Nuradín por Egipto, se explica por el odio que, no siendo él de origen musulmán, sentía contra aquella estirpe de fatimitas. Según cierto autor árabe, eran una dinastía ismailita y Saladino los anuló haciendo que todos los egipcios se pasasen al bando de los sunies.

Entre Jerusalén y Jericó los templarios tenían un castillo y una torre, y otro castillo en el monte "De la Cuarentena"; si bien el más famoso estaba en el llamado Vado de Jacob, a orillas del río Jordán (fue excavado en julio de 2006). Sucedió que André de Montbard, siendo Gran Maestre templario, ayudó eficazmente al rey Balduino III a vencer al sultán Nuradín en Panéas. Después el rey licenció a sus soldados y entró en Jerusalén. El derrotado Nuradín sabiendo el rey de los francos en desventaja, le tendió una emboscada junto al lago Méron (o Hûlé) en el Vado de Jacob junto al río Jordán. Era el día 19 de junio de 1157, muriendo todos exepto unos noventa que encarcelaron en Damasco. Sólo Balduino III y unos pocos salvaron sus vidas huyendo, entre los cuales el Gran Maestro Eudes de Saint-Amand y Bertrand de Blancfort, quienes estuvieron encarcelados durante tres años en Damasco hasta que Manuel I el emperador de Bizancio (1143/1180) pagó un elevado rescate por la libertad de 6.000 prisioneros pero el Gran Maestre Odón no aceptó ser rescatado y sufrió prisión hasta su muerte. Es decir, el Gran Maestre anterior a Arnau de Torroja quiso morir en cautividad (9/10/1179).

Los templarios supieron que el rey Amalrico I había castigado muy duramente a una docena de templarios, acusándolos de no haber luchado hasta morir en la defensa del dicho castillo (En 1179 Balduino IV de nuevo debió aceptar que en el mismo lugar Saladino destruyese la fortaleza de Beaufort, llamado "el Chatelet"). Como en 1158 en la toma de Baniyas recordaban a otros trescientos caballeros templarios muertos, y en 1165 murieron otros sesenta en la toma de Harenc, si los caballeros de la Orden lograron que al fin todo su prestigio se mantuviese intacto, fue gracias a su gran victoria contra las tropas de Nuradín en La Bocquée (Sur de Alepo). Fue el año 1163, y creo que debió de ser allí donde Arnau de Torroja tuvo la mejor oportunidad de hacer méritos de guerra, los cuales finalmente habrían de servirle para ser elegido cabeza de las órdenes de Sión y del Temple. Repetirlo es una exigencia argumental, muy insistentemente advertida a lo largo de estas páginas, a fin de que aquel lector casual que tan sólo decida leer por encima este escrito, sepa cual es mi mejor argumento.

ARNAU DE TORROJA EN EL CAIRO (ENTRE LA 2ª Y 3º CRUZADAS)

Me interesa especialmente el conflictivo periodo entre los propios francos de Palestina, que fue cuando en la patria catalana de Arnau de Torroja el Conde de Barcelona se independizó del rey de Francia, y luego, llamándose Alfonso II, fue nombrado además Rey de Aragón. Son hechos coincidentes con las estancias que Arnau de Torroja hizo en Egipto. Por entonces los cairotas estaban divididos en varias facciones que se peleaban para hacerse con el poder. Las intrigas palaciegas al entorno del niño heredero de trece años, Al-Adid, el último descendiente legítimo del califa fatimí de El Cairo, provocaron sangrientas luchas nobiliarias al ser varios los aspirantes al cargo de visir. El ganador fue Shawer, un seguidor de la religión shií, cuya estirpe fundó la ciudad de El Cairo (que ellos llamaban "Mish"). Aquella dinastía se tenían por descendientes de Fátima, la hija del profeta Mahoma y esposa de Alí, inspirador del shiismo (la estirpe fatimí eran oriundos del Norte de África y gobernaron Egipto desde el año 966 hasta el 1171).

La misma palabra "califa" ya indicó que se trata de la familia descendiente del Profeta. Al recibir tal jerarquía un califa lo primero que hacía era procurarse un buen visir, al cual otorgaba los plenos poderes, o al menos el control de los asuntos, incluidas las finanzas. El califato en el siglo XII ya era una institución decadente, porque se limitaba a lo religioso cediendo poder a un plenipotenciario (a veces llamado sultán) de naturaleza militar. Los problemas sucesorios dividían entonces más que hoy a los diferentes facciones de musulmanes. Ello hizo posible que en 1099 entrasen en Jerusalén capitaneados por Godofredo de Bouillon. Su antiguo sueño de conquistar militarmente Egipto, lo siguieron teniendo también sus sucesores, Balduino I y Balduino II, cuando ocuparon sucesivamente el trono de Jerusalén. Al fin, al ser nombrado Rey de Jerusalén Amalrico I, éste lo intentó cinco veces en seis años, ... y en tres de ellas eventualmente lo consiguió. Que la tal empresa era difícil, lo corrobora el que en 1250 (durante la V Cruzada) fracasó otra vez más la campaña inicialmente exitosa de Jean de Brienne, y luego aún volvería a fracasar el corsario catalán Bernat de Vilamarí, quien durante cuatro años (1450-1454) saqueó el delta del Nilo y la costa de Palestina partiendo de la isla Castellroig, en el sur de Anatolia.

Resumiré tan oscuro periodo de la capital de Egipto, comenzando por los nueve meses de lucha del visir Shawer contra un usurpador llamado Dirgham. En El Cairo era constante la debilidad de los visires, y catorce de ellos murieron víctimas de intrigas y golpes de estado. El último que sucedió a los citados, fue el llamado Shawer quien evitó romper tan fatal destino gracias a tener la protección del rey de Jerusalén.

El visir Shawer de El Cairo en prevención hizo matar a cuantos descendientes acreditados legítimamente podían reclamarle el trono. Así y todo fue depuesto a los ocho meses por su chambelán Dirgham, el usurpador visir que controló las fuerzas de Egipto durante tan sólo nueve meses, siendo aquel un periodo el más oscuro y complejo de su historia. Las crónicas son contradictorias, de forma que deben ser estudiados mes por mes y detallando en dos columnas las divergentes versiones escritas por partidarios de cada bando. En muchos libros actuales aún se ignora la existencia del visir Dirgham, y aquellos que le recuerdan informan mal.

El insubordinado Dirgham, quien había confraternizado con el rey Amalrico I durante nueve meses por razones de vecindad y mutua protección, viendo que Egipto, una vez desaparecido Shawer, parecía estar estabilizado, hizo que los francos se fuesen de El Cairo dejando allí tan sólo una simbólica compañía de caballeros. Pero después que el grueso del dicho ejército franco hubo partido, Dirgham fue informado que el ex visir Shawer no sólo había logrado huir, sino que regresaba a Egipto para atacarlo con la ayuda de un ejército sirio. Sucedió que cuando el ex visir Shawer de El Cairo se refugió en la lejana Siria musulmana pudo convencer al sultán Nuradín quien confió el éxito de aquella campaña, destinada a reinstalar a Shawer como visir en El Cairo, a su mejor general el kurdo Shirkuh (Chîrkouh). O sea, aquel que creían muerto durante su huida, regresaba, y tan fuerte que rápidamente recuperó su antiguo cargo de visir.

Dirgham, queriendo derrotar de una vez por todas a Shawer debió enfrentarse a los sirios que lo acompañaban, pero salió derrotado de tal empresa y escapó para refugiarse en Bilbeys. Allí, en su apurado asedio, Dirgham solicitó la ayuda urgente del rey Amalrico I, por lo que el rey de Jerusalén tuvo la excusa idónea para ser oficialmente protector en el rico país de los faraones. Se movilizó a fin de salvar al asediado visir Dirgham, todavía legítimo comandante de las tropas fatimiis del joven califa Al-Adid, ...pero los cristianos llegaron tarde a Bilbeys donde Dirgham, pocos días antes, viendo que los francos se retrasaban y no podría resistir el asedio, intentó escaparse sólo. Al ser descubierto lo mataron sus propios hombres y su cadáver quedó abandonado a los perros callejeros.

Shawer, el repuesto visir de El Cairo, hizo que el ejército sirio que lo había ayudado acampase en Fustat, en el exterior de las murallas y con excusas les impidió entrar en El Cairo. Shawer temía que el general Shirkuh quisiese arrebatarle su poder en Egipto, por lo que, en doble juego, en secreto pidió ayuda urgente al rey Amalrico de Jerusalén. Había utilizado a los sirios y creyó que podría hacer lo mismo con los francos de quienes ya conocía su inminente llegada. Al llegar a Egipto (27 de febrero de 1163), con diplomacia pero muy firmemente, obligó al ejército sirio que ocupaba la fortaleza de Bilbeys a regresar de nuevo a Damasco, yéndose muy enfadado general Shirkuh por tan manifiesta ingratitud.

El rey Amalrico I (en francés, Amaury +1174) fue nombrado Rey de Jerusalén el 18 de febrero de 1163. Era hijo de Foulques y hermano de su heredero Balduino III (+1162). Entonces Amalrico contaba apenas 27 años de edad. Reinando aún Balduino III, la Alta Corte (Haute Cour) en asamblea negaron el trono al dicho Amalrico a menos que éste repudiase a su esposa Agnes por consanguinidad, lo cual fue un argumento insuficiente para Amalrico I cuando aquel año sucedió a su hermano en el trono de Jerusalén. Su parienta Agnes siguió teniendo el título de Condesa de Jaffa y Ascalón, recibiendo lógicamente una pensión por ello. El hijo de Agnes, legitimado por la Iglesia, por nacer antes de casarse ella con Hugh de Ibellin, hizo posible los veinte años de influencia que tuvo aquella dama en la corte de Jerusalén.

Sabiendo que en Egipto los líderes fatimís estaban matándose entre ellos, Amalrico I al ser rey de Jerusalén tuvo la osadía de intentar conquistar dicho país, ordenando una gran campaña contando con el beneplácito del nuevo califa que se hizo con el poder. Con más voluntad que otra cosa, Amalrico I intentó invadir Egipto con desigual fortuna (1163, 1164, 1167, 1168 y 1169), siendo en las dos primeras cuando lo consiguió más pacíficamente.

El joven califa Al-Adid de El Cairo, quien antes de ser juguete de los sirios y los francos lo había sido de los turcos, devolvió oficialmente el poder al visir Shawer quien, engreído, olvidó sus promesas a los sirios que lo habían ayudado. Se peleó con el general Shirkuh, y además se mostró desagradecido con su jefe el benefactor Nuradín de Damasco. Semejante osadía fue posible porque en realidad él había pactado casi simultáneamente su protección con los francos del reino de Jerusalén, guiándose por el interés que habían demostrado los cristianos por el país del Nilo en vida de su difunto visir contrincante.

Como en todas las campañas bélicas de la Península Ibérica, donde todos los reyes del siglo XII siempre contaron con la ayuda del Gran Maestre del Temple y de Sión, Amalrico I de Jerusalén lo tenía aún más asumido llegándose a creer, por su inexperta juventud, que tenía a las órdenes militares de Palestina completamente a sus órdenes. La estrategia de batalla en todas partes las planificaban y llevaban a cabo los templarios siguiendo los deseos del rey con el que colaboraban, y el Gran Maestre del Temple Bertrand de Blancfort en 1163 estaba al frente del ejército franco que ocupó El Cairo con el beneplácito del antiguo visir que ya había derrotado al que lo apartó nueve meses del poder de Egipto. A rey muerto rey puesto, pensaría Amalrico I, y ayudó a su nuevo aliado comprometiéndose éste al pago de un fuerte tributo anual. Tan sólo se exigió a los francos que dejasen una guarnición simbólica guardando las puertas de la mayor capital a orillas del río Nilo.

El rey Amalrico en 1163 vio de nuevo una oportunidad para vengarse del sultán Nuradín de Siria y se movilizó; para ello reforzó su ejército con tropas de las órdenes monástico-militares. El país de los antiguos faraones tenía un poderoso atractivo para los francos que en vida de Arnau de Torroja dominaban Palestina como si fuese un apéndice de Europa. En la incial ocupación franca de Egipto intervino Arnau de Torroja siguiendo al Gran Maestre general de la Orden del Temple, y amigo, Bertrand de Blancfort. Fue la única ocupación de Egipto que puede considerarse casi pacífica, al haber sido solicitada la protección de los francos, e incluso remunerada espléndidamente, porque se trataba de frenar la anarquía existente en la populosa capital fatimí de El Cairo.

El ejército del rey Amalrico de Jerusalén lo formaban extranjeros a los que se concedía una renta o un feudo; por lo que el rey tenía a sus órdenes una cosmopolita tropa formada por caballería ligera de turcos, arqueros maronitas del Líbano, y una infantería armenia y siria. En total eran unos veinte mil hombres, de los cuales sólo unos cientos fueron realmente caballeros a los que les reforzaron continuamente expedicionarios cruzados que llegaban de Europa.

Amalrico I lanzó una fuerte ofensiva ocupando El Cairo con relativa facilidad en 1163, en la cual participó el Gran Maestre Bertrand de Blancfort ya nombrado para la más alta jerarquía (1156-1169) a los pocos días de morir su predecesor André de Montbard. Aquella fue la primera campaña importante de los francos en Egipto, resultando una ocupación relativamente pacífica en la cual Bertand de Blancfort fue el máximo estratega, y aunque no hay ningún documento que corrobore la estrecha amistad que aviso aquí, probablemente Arnau de Torroja entonces incluso pudo haber sido su asistente personal.

Si se dudase que Bertrand de Blancfort estuvo en la ciudad de El Cairo en 1163 formando parte del ejército del rey Amalrico I de Jerusalén, él mismo lo escribió de su puño y letra el mes de octubre de 1164 al rey Luis VII de Francia, de quien Blancfort era amigo desde que desembarcó en Palestina con objeto de capitanear la Segunda Cruzada, acompañado de su erudita esposa Leonor duquesa de Aquitania. En el escrito de Bertrand de Blancfort al rey de Francia le informaba de su campaña de Egipto en 1163 (está reproducida en el libro de J. Mestre Godes "Los templarios" Barcelona 1.999 p. 148-159). Entre otras cosas le explicó que, estando en Egipto, supieron que el sultán Nuradín hizo atacar ciudades del Norte de Siria, por lo cual debieron de salir muchas tropas para acudir a liberar Antioquía y Tiro. Hayque suponer que para la defensa de Jerusalén había unos 15.000 infantes (franys), aparte de la caballería que serían unos 20.000 caballeros más. En cuanto a la orden de Sión y del Temple, no eran un número importante, pero si las mejores fuerzas de choque y muy aptos para desplegar la estrategia de combate idónea.

Tanto en la primera gran la expedición de Egipto, como después en la veloz ayuda de Antioquía, Arnau de Torroja debió de luchar junto a su amigo y superior Bertrand de Blancfort, siendo quizá su probable consejero en sus difíciles gestiones y estrategias de campaña.

Estando junto al río Nilo, durante aquellos meses de ocupación pacífica de El Cairo, ambos nobles amigos encontrarían tiempo para poder admirar muy de cerca el conjunto monumental de las pirámides de Giza en 1163. Por entonces éstas todavía estaban recubiertas de pulido mármol blanco y con escritos en toda su superficie. De ello dejó constancia en 1180 el cronista árabe llamado Abd el-Latif, añadiendo su opinión particular que si tales jeroglíficos se hubiesen copiado, habrían llenado 10.000 pergaminos. De hecho aquellas losas preciosas de recubrimiento de la más perdurable de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo las hizo arrancar el sultán Al Qaerá cuando un terremoto devastó el Cairo en 1356, empleándose todas en restaurar edificios públicos, primero, y privados después.

Arnau de Torroja al desembarcar en Antioquía también habría admirado el llamado "pilar de Pompeyo" de granito color rosado, de 25 m. de altura y 9 m. de circunferencia (había sido erigido allí en honor del emperador Diocleciano cuando en 297 d.C. ya era el único vestigio del muy antiguo templo egipcio llamado Serapheum). Al llegar los sirios ambos personajes ya habían salido hacia el norte para liberar las principales ciudades atacadas en agosto, siendo ayudados en aquella reconquista por los de Triplo y Antioquía. Es decir, al atacar los sirios ambos no estaban ya en El Cairo, paradójicamente por ser los miembros más eficientes de las fuerzas de choque del los francos, y porque como templarios deseaban buscar siempre el mayor peligro en las batallas "para mayor gloria de Dios".

El rey Amalrico I de Jerusalén al llegar a Siria pidió la paz tan pronto pudo cobrar alguna ventaja, porque se sintió abrumado por las miles de bajas, y además los más nobles del país se habían hecho cautivos, entre los cuales Balduino de Antioquía y Raymundo de Trípoli. Este último permaneció encarcelado una década en la prisión de Damasco. En consecuencia el rey Amalrico I de Jerusalén tomó la regencia del condado de Trípoli en nombre del muy noble Raymundo. Allí el rey de Jerusalén no pudo actuar contra ningún vasallo, ni ordenar la confiscación de sus bienes, y tampoco podía menguar los privilegios de la Iglesia, ni los de las órdenes militares; y en cuanto a las colonias de mercaderes occidentales, éstas se habían enquistado en el Reino Franco de "Outremer" cual pequeños Estados independientes. Los reyes de la Ciudad Santa organizaron una corte según la del estado francés de donde procedían, nombrándose todos los cargos a voluntad del rey. El ejército fue la única institución vital del Reino Franco y estaba formado por todos los vasallos que tenían algún feudo.

Bertrand de Blancfort, además de valeroso guerrero y estratega, también dejó el recuerdo de haber sido hombre piadoso y justo. A pesar de ser el Gran Maestre, cumplía la norma aceptada por todos los caballeros de la Milicia de Cristo: ser siempre los primeros en entrar en combate y los últimos en dejar el campo de batalla. Bertand de Blancfort reformó en profundidad la Regla que inicial de los templarios, adaptándola a su época y concretando las jerarquías de la Orden, así como disponiendo que ni él ni otro Gran Maestre pudiesen modificar nada que afectase a la Orden del Templo sin someterla a la aprobación del Capítulo General. Como Blancfort entonces era buen amigo de Arnau Torroja, es posible que éste incluso le ayudase a mejorar el borrador de lo propuesto previamente al capítulo. Dicha redacción de la Norma del Temple fue seguida de otra Regla Latina escrita por Etienne de Chartres, patriarca de Jerusalén (1128-1130) y tuvo diversas traducciones (incluso fue redactada en catalán después del 1267). Aquel año 1163, a pesar del grave cisma del papado, se celebró el Concilio de Tours, presidido por el papa Alejandro III, y en cuyas sesiones se trató de la gran extensión que estaba adquiriendo el catarismo en las tierras del Languedoc y Gascuña. (también entonces se empezó a construir la catedral de Notre-Dame de París).

La ocupación de El Cairo por francos y templarios en 1163 coincide con la proclamación de una sorprendente bula papal titulada: Omne Datum Optium, la cual benefició enormemente las arcas de la Orden doble de Sión y del Temple. Explícitamente se les autorizaba a quedarse con los botines de los enemigos vencidos. En la historia de la orden religioso-militar de los templarios los asuntos económicos fueron de su máximo interés,... aunque económicamente en el Reino Franco de Jerusalén no tuvieron grandes recursos, ya que la Iglesia y los mercaderes de las colonias occidentales quedaron libres de tributos, limitándose los reales ingresos a los derechos aduaneros y a la tierra. Por tal motivo se aprovecharían hasta el máximo el derecho de botín y de confiscación.

Para los francos se trató de una ocupación que les abría a los mercados de Oriente y por parte del sultán sirio oponente, Nuradín, se trataba de devolver a la verdadera fe a los musulmanes sunnís de Egipto. Sucedió que Nuradín cuando atacaba en Siria a los francos a fin de dividirles, concibió una iniciativa nunca antes imaginada; él mismo expulsaría a los cristianos de Palestina empleando el recurso de la "guerra santa". Aquella iniciativa contra el rey de Jerusalén hasta entonces había sido inconcebible. Nuradín, no obstante, tan sólo se limitó a quebrar el flanco occidental del Reino de Jerusalén con la toma de los castillos de Paneas, Subeiba y Baniyas, esta última en el norte de Palestina cuya población había sido arrasada por él mismo en 1157 sin tomar la fortaleza. Era la posición más avanzada del Reino Latino, siendo estratégica por controlar la ruta de Damasco hasta la costa.

En su segundo intento Nuradín logró conquistar la fortaleza de Baniyas, y sin temor a despertar las iras de Bizancio, ocupó también Antioquía. Además aprovechó para atacar la provincia de Trípoli, a cuyo castillo acudieron rápidamente los templarios, entre los cuales probablemente también estuvo Arnau de Torroja. En dicha campaña, si en un principio venció Nuradín junto a Biga, después, gracias a muchos cruzados recién llegados de Europa, lo derrotaron en la batalla de Harenc, donde perecieron sesenta caballeros templarios.

Nuradín no se quedó mucho tiempo quieto porque no le bastaba con gobernar el sur de Siria (el norte pertenecía Manuel de Bizancio), Alepo y Mosul en Mesopotamia. El sultán Nuradín de Siria en 1164 había procurado hacer caer en desgracia al visir Shawer ante el propio sultán de Egipto sin conseguirlo. Al saberlo Amalrico I, rey de Jerusalén, decidió tomar ventaja de aquella situación aliándose con el atemorizado visir Shawer, con quien ya habían tenido relación antes (y posteriormente en 1167 ambos aún volverían a ser aliados). En realidad el rey de Jerusalén en 1164 se lanzó a aquella empresa por haberlo animado el nuevo Gran Maestre de los hospitalarios llamado Gilbert d'Assailly. La intención de Amalrico I era ocupar el país por las armas, y la excusa oficial fue: que los fatimís de Egipto se habían retasado en el pago acordado para su protección de El Cairo (60.000 piezas de oro).

Una vez liberado Bohemundo, príncipe de Antioquía, el rey de los francos de Jerusalén Amalrico I estuvo libre de su cargo de regente y decidió la expansión de su reino conquistando Egipto, pero entonces el visir Shawer ya había sido otra vez derrocado. Lo repusieron en su trono por lo cual el gran líder unificador Nuradín, desde Siria al conocer aquella campaña de los francos quedó anonadado.

Nuradín, pues, en 1164 envió de nuevo un ejército para expulsar a los francos de Egipto, donde guerrearon el rey de Jerusalén y el sultán de Damasco, uno a favor de un aspirante al trono de visir de El Cairo y el otro a favor de su contrincante. Nuradín estaba muy resentido y el mes de mayo de 1164 mandó a Shirkuh, su mejor general de origen kurdo. Guillermo de Tiro, contemporáneo de los hechos, lo describió más bien bajo y entrado en años, siendo distinguible por un parche en el ojo debido a cataratas. Era un guerrero vigoroso, capaz, ético y ecuánime, algo poco común en aquel tiempo. Shirkuh cabalgó veinticinco días hacia Egipto (abril de 1164), siendo guiados por varios beduinos que conocían los oasis y arroyos cercanos al mar Rojo, porque la sed les era más temida que cualquier enemigo.

El primero de mayo los francos ya estaban ante los muros de El Cairo. También hacían el camino hacia Egipto el general Shirkuh y nueve mil sirios, aunque procuraron no ser descubiertos por temor a retrasar su misión. Siguieron el río Jordán hasta el Mar Muerto, para después, atravesando el Sinaí, llegar a las murallas de Bilbeys, las cuales conservaron después que fueron tomadas.

También acudió el rey Amalrico I que salió con otro ejército de Ascalón en la costa mediterránea. Era el límite máximo del Reino Franco (cerca de Gaza), y había sido fatimí hasta que los cruzados la tomaron el mes de agosto de 1153. Aunque no tenía fuentes, fue el único lugar donde proveerse de agua potable de un río subterráneo al hacer la ruta ente Egipto y Mesopotamia. Aquel castillo de los cruzados garantizaba las comunicaciones hacia el sur, siendo otro principal de la Orden el de Tiro en el Mediterráneo (norte de Palestina).

En Egipto y en Siria a partir de dicha ofensiva supieron a que atenerse, y entonces el sultán Nuradín, el 11 de agosto de 1164, a fin de dividir a los francos, repitió la estrategia del año anterior y reuniendo todas sus fuerzas atacó varias fortalezas cercanas a Alejandría (Panéas, etc.) obligando a Amalrico I a acudir de nuevo a Siria en su ayuda. Allí los francos fueron derrotados en la batalla de Harim a pesar de la muy gran movilización general en toda Palestina. Murieron unos diez mil de francos y entre los presos figuraban: Jocelin III, Ramón III, y el joven Bohemundo III que sucedió al cautivo príncipe Renaud.

El día primero de setiembre del mismo año el rey de Jerusalén ya estaba preparado para otra campaña contra Egipto. Con un nuevo ejército partió de la costera Ascalón, situada entre Jerusalén y Gaza, ciudad ésta donde una guarnición de templarios guardaba la frontera desde veinte años antes. Amalrico I hacía el camino de El Cairo con los mejores tres mil barones de su reino, y un ejército de más de 12.000 soldados y otros tantos jinetes, entre los cuales estaban los caballeros de San Juan del Hospital. Súbitamente la crecida del Nilo inundó el asentamiento de toda la armada franca en septiembre de 1164 que sitiaba Bilbeys (la antigua Pelousa), llave del río Nilo. Sucedió que los sitiados lograron romper varias presas y las aguas arrasaron violentamente el ejército franco obligándoles a retirarse con miles de bajas.

Todavía el día 2 de diciembre de aquel mismo año 1164 el rey Amalrico I concentró sus tropas de nuevo en Ascalón, el tradicional punto de partida hacia Egipto, más convencido que nunca que merecía la pena apoderarse de las muchas riquezas del país del sur. Ocupó Bilbeys (ayudado por la orden de los caballeros de San Juan del Hospital), donde Shirkuh, estaba atrincherado y mantuvo en su poder tres meses. Amalrico I asedió dicho castillo hasta que los sirios de Nuradín fueron incapaces de seguir resistiendo y pactaron su retirada.

CONFECCIONÉ UN VIDEO (EN YOUTUBE): ARNAU DE TORROJA, GRAN MAESTRE DEL TEMPLE -

 "LAS TRES CORONAS"  https://youtu.be/VM5swWg0QSk

REGRESO DE ARNAU DE TORROJA A CATALUÑA (ENTRE 1165 Y 1180)

Como que yo tampoco podría narrar cuanto aconteció realmente, mi sistema de trabajo consistirá en analizar el contexto que enmarca los hechos. No se puede dudar que Arnau de Torroja también fue un hombre de gran prudencia y místico para los tiempos en que vivió. Comprensiblemente se sintió atraído por la gran novedad que fue era formar parte de los monjes enrolados en una fraternidad a fin de adiestrarlos en el arte de la guerra. Para alcanzar ser promovido a Gran Maestre incluso sólo de una determinada provincia, la persona aspirante debía haber demostrado muchos méritos, pero también destreza y desenvoltura en cargos de responsabilidad.

Es un hecho que Arnau de Torroja regresó de Palestina después que hubo hecho allí los méritos suficientes. Su vuelta a Cataluña no significa que se desinteresase de cuanto sucedía en Tierra Santa. Se le desplazó porque fue designado a ser Maestre provincial tan pronto aquel cargo quedase vacante, lo cual sucedió en 1165, al cabo de aproximadamente un año. Era la responsabilidad máxima que fuera de Palestina era otorgado por las órdenes conjuntas de Sión y del Temple, y Arnau debió de hacerse cargo de la comandancia de las tropas y los numerosos bienes templarios en esta orilla del Mediterráneo. (A Arnau de Torroja en el cargo de Maestre provincial le sucedió otro noble catalán llamado para unos Hug Jaufré y para otros Girbert Arnal, quien desempeño dicha dignidad durante los otros siete años siguientes, según Laureà Pagarolas "La comunidad del Temple de Tortosa"-p.351).

Arnau de Torroja consta investido Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple para Provenza e Hispania en 1166, y poco después estaba en la Tortosa donde había batallado en sus primeros tiempos. En Tortosa exactamente el día 13 de octubre del año 1166 Arnau de Torroja compró terrenos para su Orden en Lérida. El año siguiente consta haciendo el pago de los mismos por 1.200 morabatines de oro, que recibió el rey catalano-aragonés Alfonso II. Los dos años siguientes ambos personajes repitieron semejantes transacciones cada vez por 5.000 morabatines.

A Arnau de Torroja se le encuentra haciendo gestiones administrativas y asistiendo en actos de burocracia junto a los soberanos y nobles generosos para con su Orden religioso-militar, pero ni ello ni las campañas o la simple revisión de las solicitudes de los voluntarios aspirantes, no le harían olvidarse de ejercer su influencia en discreto beneficio de su ciudad natal. El abad de Santa María de Solsona, seguramente por consejo de Arnau de Torroja, expuso una propuesta al capítulo de mojes y reunidos en capítulo tuvieron la iniciativa (insólita en su tiempo) de abrir una escuela pública, además de la que funcionaba para educar a los hijos de los nobles y aspirantes a sacerdotes. Arnau había estudiado de niño en ella, siendo por ello que lo creo impulsor de la, digamos, "escuela para pobres", porque había podido saber que ya funcionaban en las grandes capitales europeas.

Durante aquellos años de proximidad gozosa a su familia y ciudad, Arnau dejó constancia de haberles favorecido a todos, porque recíprocamente en 1175 su sobrino hizo donaciones de bienes a las órdenes de Sión y del Temple con el propósito de también él pasar a residir en Palestina. La donación de Ramón II Señor de Solsona a la Orden no puede ser ajena al regreso de su tío Arnau de Torroja. Tanta generosidad sólo podía responder al hecho emotivo de conocer bien los acontecimientos y las motivaciones explicadas por un testimonio familiar directo del que no se dudaba que tenía información completa de primera mano.

Los miembros del linaje Torroja se distinguieron más por su diplomático arte que no por su belicosidad, si bien estuvieron, todos y siempre, allí donde los intereses de la Corona de Aragón los reclamaban. Por ello sus firmas aparecen en los sitios de Almería Tortosa y Lérida. En esta última los hermanos Arnau y Guillem firmaron el día 9 de agosto de 1151 el acta de Consagración de la Catedral, junto al obispo de Sant Ruf d'Avignon, por cierto una comunidad muy relacionada con los monjes agustinianos de Solsona. Dos años después la comunidad de monjes de Solsona por influencias de los citados ya hicieron una reforma interna, redistribuyendo rentas y creando tres pabordías más la creación de funciones como: el prior, sacristán, etc. Al menos nueve monjes hacían vida en común en el edificio de la canónica y comían en el refrectorio. A la antes citada comunidad de Sant Ruf d'Avignon hay que tenerla en cuenta, porque también proporcionaron los picapedreros que en el Ampurdán gerundense edificaron la iglesia de Vilabertrán (cerca de Figueras-Ge.), otra comunidad monacal de la cual, con los años, fue abad superior Pere de Torroja. Exactamente lo nombraron en 1163, que fue también el de la consagración del templo románico de Santa María de Solsona, lo cual hace evidente unas conversaciones previas de los familiares para adjudicarlo.

En cuanto a la estructura del templo estrenado, hay que decir que se le dotó de una magnífica cripta románica, como la que existe aún en la iglesia de Sant Esteve d'Olius, a orillas del río Cardener (5 km. lejos), donde el conde de Urgel acabó teniendo su castillo-palacio debido a la inseguridad de los muros de su catedral en Seo de Urgel. Solsona era, de hecho, la sede episcopal de Urgel, y muchos sus aguerridos condes dispusieron ser enterrados en la cripta de Santa María de Solsona del siglo XII. (Durante años intenté concienciar a los responsables para que lo investigasen, entrando en ella desde el exterior del ábside de la catedral, dado que hoy está muy elevada respecto a la carretera que limita el zócalo a la altura de la cripta). El todavía más antiguo templo románico tuvo su entrada cara mediodía, quedando la población muy baja extendida hacia el sur alrededor de las únicas fuentes del sector hoy destinado a huertos particulares junto al río Negro, habitualmente con un ínfimo caudal de agua.

ÁRBOL GENEALÓGICO DEL LINAJE TORROJA DE SOLSONA:

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ECARD +1097 (Hijo del Conde Miró) = Majença

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Bernat = Valença; Berenguer; Pere (religioso); Gombau; Guillem; Sicard=Berenguela de Puigvert

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Ramon de Torroja=Ermesenda; Berenguer; Guillem (obispo de Barcelona);

ARNAU (Gran Maestre); Ponç

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Ramon II de Torroja=Gaia de Cervera; Guillem; Pere; Berenguer; Ramon

La habilidad diplomática de los Grandes Maestres era fundamental para el auge de la Orden. Ellos alternaron socialmente con el Papa de Roma y los monarcas católicos europeos. Aunque no tuvieron ni trono ni fronteras, ejercieron un mayor alcance de poder y estuvieron infiltrados en todos los estados por donde se distribuyeron. Los condados occitanos tenían convenida la "paz y tregua" firmada en febrero de 1173 con el regente Guillem de Torroja por la duración de una década, en la cual Raymundo de Toulouse se comprometió a retirarse de Provenza pasado dicho período. De aquellas interminables luchas entre ambos condados separados por los Pirineos, a la postre sólo salió beneficiado el rey inglés Enrique II casado con Leonor de Aquitania, la hija única heredera de Guillermo IX, considerado "primer trovador".

Por cierto, Arnau de Torroja también tuvo su corazoncito, principalmente por el monasterio de Poblet y al cabo del tiempo por sus alrededores que intentó poseer para la orden del Temple. Repasemos pues sus debilidades. El castillo de Barberá fue dado al Temple el año 1132. Se encuentra cerca de L'Espluga de Francolí, donde señoreaba su sobrino Ramón II de Torroja, quien pasaba en la zona largas temporadas administrando el patrimonio de su esposa Gaia de Cervera. Se trataba de unas propiedades ubicadas entre Tarragona y Lérida, por donde Arnau de Torroja debió de cruzar forzosamente muchas veces. Está documentado que en diciembre de 1164 Arnau de Torroja acompaño hasta Barberá al Maestre Provincial de la orden del Temple, Hug Gaufred, dispuestos a solucionar los problemas de los templarios contra el señor de Barberà, sin duda un importante nudo de comunicaciones en aquel tiempo.

Desde siglos antes allí tenía propiedades Ramón de Boixadors, un noble oriundo del Solsonés que se revela muy amigo del vizconde de Cardona. Se le encuentra firmando en el acta de fundación del monasterio de Poblet (1172), y también cuando Ramon de Torroja y su esposa Gaia adquirieron los derechos de la Espluga de Francolí.

Muy cerca del monasterio de Poblet, de cuyos monjes Arnau de Torroja fue el primer donante de tierras, se encuentra el pueblo de Vimbodí, cuya fertilidad advirtió y la convirtió en un deseable objetivo para su Orden. El sistema normal para obtenerlo consistió, como siempre, en exigirlo como garantía a un prestamo de 300 morabatines que les pidió su soberano Alfonso II. Vimbodí pasó a ser un verdadero capricho para mi biografiado. No la consiguió, porque el abad Hugo de Poblet dio 300 morabatines a Alfonso II para que pudiese recuperarla (26/6/1172, AHNM, carpeta 2.035, perg.2). No representó una frustración para Arnau, primero porque él estaría entonces seguramente en Palestina. Dicha ausencia podría explicar que su hermano Guillem, que ya era flamante arzobispo de Tarragona, dejase Vimbodí para la Corona, porque la decisión del rey no contaba nada, ya que todavía era un niño. Por la documentación que se dispones, se verifica además que los 300 morabatines dejados por el Temple, servirían al menos para que dicha orden conservasen un tiempo ciertos derechos tanto sobre el castillo de Vimbodí y su entorno (A. Forey "The Templars in the Corona de Aragon"; Londres 1973, doc. VI-p.372).

Cerca de aquella zona de la Cataluña Nueva posteriormente Arnau de Torroja aún tuvo más propiedades. Quizá sea el motivo por el que en la encomienda templaria de Barberá el nombre de Arnau de Torroja aparezca 23 veces (Según J.M. Sans i Travé "Col. Diplo. de la casa del Temple de Gardeny 1070-1200" , Vol I -Fundació Noguera, Barcelona 1998). Asimismo, Arnau de Torroja aparece en 136 pergaminos encontrados en Gardeny (Según Ramón Sarobe Huesca "Ob.Cit."). Ello fue debido a que después del "fracaso" de Vimbodí el interés de la orden del Temple se volvió hacia Barberà de la Conca, donde en 1172 ya tuvieron una encomienda. En 14/12/ 1182 siendo Arnau Gran Maestre de Jerusalén la orden del Temple consiguió Vimbodí, y en el siglo XIII los templarios incluso obtuvieron todo el señorío de L'Espluga Sobirana.

Cuando falleció el rey de la Corona de Aragón su hijo heredero tan sólo tenía siete años de edad, por lo que hay que imaginar al obispo Guillem, hermano de Arnau de Torroja, manejando los hilos de la política internacional. Lo hizo muy acertadamente por tener un muy amplio punto de vista político, gracias a su contacto regular con su hermano Maestre provincial de las órdenes de Sión y del Temple, el entonces ya muy experimentado Arnau. Ambos hermanos procuraron conseguir un amplio hiterland que incluyese a los más poderosos estadistas de cada vertiente de los Pirineos, a fin de dominar la zona intermedia entre Castilla y Francia, para lo cual los inteligentes Torroja contaron con el apoyo del rey Enrique II de Inglaterra.

Arnau de Torroja debió ceder a los intereses políticos a pesar de saber que el Plantagenet, ebrio de poder, creyó poder ejercerlo sobre la Iglesia de Roma, pero al no conseguirlo (porque se le opuso Tomás Becket en 1164), se separó del bando católico cuando el pontífice Alejandro III lo excomulgó por asesinar al arzobispo de Canterbury cuando regresó de su refugio en Francia. Al pasar los años Arnau fue informado de las muertes sucesivas de los dos hijos herederos de Enrique II Plantagenet, pero lo que nunca en su vida habría podido imaginar es que el trono de Inglaterra finalmente lo heredase el tercer rebelde hijo Ricardo, principal protagonista en la Tercera Cruzada a Tierra Santa.

Cuando en octubre de 1179 estalló la rivalidad entre los condes de Barcelona y Toulouse del Languedoc, Arnau no quedó ajeno a los viajes del soberano catalán con objeto de que los revolucionarios nobles volviesen a su obediencia. Allí. Alfonso II que ya tenía 22 años de edad, se considera que aceptó la sumisión jurada del vizconde de Carcasona y Besiers por unos castillos,... que años después se perdieron al atacarlos los cruzados, debido a que todos en la bella y muy tolerante ciudad de Minerba eran herejes cátaros. Pero por entonces tal ataque aún nadie podía imaginárselo, y el conde de Carcasona recobró la tranquilidad. No le preocupaba que su adversario el emperador "Barbarroja" hubiese sido coronado en Arles el verano anterior. A la dicha ceremonia tampoco asistió el conde de Provenza, y en cambio sí que estuvo agasajánolo el conde de Toulouse del Languedoc.

En cuanto a su participación en el periodo de reconquista peninsular, hay que recordar que el peso de mayoría de estrategia de ataque se confiaron a las órdenes de Sión y del Temple, y ello lo recordó poéticamente el trovador Marcabrú cuando cantaba:

"En Espaigna, sai, lo Marques, E cill del temple Salamo

Sofron lo pes E.l fais de l'orguoill paganor".

La promesa hecha a las órdenes de Sión y del Temple en noviembre de 1169 fue de entregarles los castillos valencianos de Oropesa y Chivert. Se ignora exactamente en cuantas campañas de la Península Ibérica pudieron participar entonces las órdenes de Sión y del Temple en dirección sur. Está documentado que los templarios recibieron bienes en Horta (1174), en Encinacorba (1175), y el castillo de Montornés en 1181, así como la real garantía hecha en marzo de 1182, incluyendo derechos de señorío en Tortosa, Ascó y Ribarroja, junto con la mitad del botín real, y lo recibieron en compensación a la defensa de las fronteras fluctuantes. En tierra leonesa el rey Fernando II en 1178 dio a la orden del Temple el muy maltrecho castillo de Ponferrada como recompensa de su participación en sucesivas campañas en Extremadura donde arrebataron a los moros muchos castillos.

Posteriormente, en tiempos de reconstrucción de Pons-Ferrata, un noble caballero templario, extraviado cuando regresaba derrotado de Alarcos (1184), encontró una imagen de la Virgen Negra dentro del tronco de una encina. Por cierto que, en tierras leonesas, las encomiendas de la Orden del Temple estuvieron siempre muy cerca de zonas mineras. Curiosamente mucho de lo entonces reconquistado fue dado a la órdenes de Montjoi, fundada en 1173 por el leonés conde de Sarria, y a la de Calatrava en 1179, pues en el fondo Alfonso II hizo lo posible para poder prescindir de aquellas tropas monástico-militares. Todas las demás tropas podían ser mejor controladas que los templarios,...quienes por cierto entonces en Tierra Santa, por cuestiones de honor, se habían alejado del rey de Jerusalén.

DOS GRANDES EMPERADORES: EL BIZANTINO Y EL ALEMÁN (ENTRE 1165 Y 1180).

El Imperio bizantino, siendo escisión del romano, era de religión cristiana. Su emperador Manuel Comneno (1143-1180), al comprobar que no se hacía caso a su convocatoria de cruzada contra los griegos, en 1149 expulsó a los normandos de Corfú con ayuda de los venecianos con quienes comerciaba habitualmente. En 1152 la situación internacional sufrió un revulsivo cuando Federico "Barbarroja" fue nombrado rey de Alemania (no confundirlo con el otomano que siglos después pirateó por el Mediterráneo). Referente al rey de Inglaterra, se casó con Leonor de Aquitania, y en Oriente Próximo se "despertó" el sultán Nuradín (1146-1174), de origen mazdaita no musulmán. Éste en 1161 peregrinó a La Meca para reforzar su autoridad en la conquistada Siria, después de tomar Damasco sin resistencia (1154).

En lo religioso tuvieron gran trascendencia las muy severas normas que san Bernardo de Claraval había dictado para dotar de una regla monástica a los caballeros templarios. Dichas disposiciones resultaron ser más trascendentes en Clairvaux (Fr.) que la muerte de tan influyente religioso en 1153. Manuel Comneno en 1158 firmó la paz concluyendo las campañas bizantinas en Occidente. En 1169 se alió con los genoveses y con Venecia consolidó un acuerdo comercial, enviando de forma regular sus galeras al puerto de Alejandría. En tiempos del Dux Sebastiano (1172-1178) aún tuvieron trato comercial con Egipto, al cual período llamaron "Paz firmísima", cuando sus mercancías eran enviadas asiduamente, porque en Alejandría los latinos compraban barato y vendían caro, consiguiendo Venecia un trato especial entre los europeos hasta tiempos del hijo de Saladino.

El día 10 enero de 1162 el rey Balduino II de Jerusalén fue asesinado en Beirut. Arnau de Torroja supo que su viuda era nada menos que la hija del emperador Manuel I Comneno de Bizancio, el cual avanzó al frente de su ejército hasta Antioquía recibiendo la sumisión del príncipe Reinaldo. Poco tiempo después el rey Balduino III de Jerusalén se postró igualmente ante el emperador para jurarle lealtad. Definitivamente el Imperio Bizantino fue la única potencia occidental capaz de proteger los estados francos de Palestina, pues el carismático sultán Nuradín de Damasco los amenazaba, pero así no se atrevió a atacarlos.

La balanza de poderes era muy fluctuante en la política internacional del dicho periodo, y a partir de 1169 Federico "Barbarroja" aún vio como la antes aliada república de Venecia, que fue la mayor potencia comercial del Mediterráneo, se convirtió en su enemiga irreductible. Manuel de Bizancio por su parte, desde 1170, no pudo ya contar con las flotas de Génova y Pisa que desde entonces ya le hacían competencia, ni con la ayuda del Papa que, para colmo, aquel año se había reconciliado con "Barbarroja". Bizancio se vio obligada a comerciar con los musulmanes del Próximo Oriente, a los que antes había tenido como un mercado secundario.

Como fuese que cada rey de Jerusalén reconocía la soberanía imperial de Bizancio, las alianzas matrimoniales hicieron que el emperador "Barbarroja" estuviese muy molesto con Manuel Comneno por que había sometido primero Croacia y después Servia (1172), aunque en aquella ocasión "Barbarroja" no intervino. Lo que temió el nuevo emperador de Bizancio no fue a "Barbarroja", sino el que se consumase la alianza entre Enrique, hijo del dicho emperador, con Constanza, como finalmente sucedió.

Federico I "Barbarroja" (1152-1190) participó a las órdenes de Conrado II de Baviera en la Segunda Cruzada que fue un fracaso. Al cumplir 30 años heredó el trono siendo un experimentado diplomático y militar partidario del Papa (güelfo), por lo cual en 1154 penetró en Italia destruyendo a cuantas ciudades gibelinas se le oponían. A Roma llegó cuando acababan de elegir al pontífice Adriano IV (1154-1159), por cierto el único Papa inglés de la historia, con el cual mantuvo una tirante audiencia, dado que la Roma paupérrima que le ofrecía en realidad era una muy ruinosa ciudad a la cual tan sólo su ejército era capaz de devolver el orden.

Al año siguiente fue coronado en la basílica de San Pedro del Vaticano. A partir de entonces tuvo la ilusión de reconstruir el Imperio Romano y al parecer obtuvo victorias sosteniendo sus talismanes preferidos; en una mano la Biblia y en la otra la lanza con la que el soldado Longinos traspasó el pecho de Jesucristo crucificado, la cual tanta suerte había reportado a Carlomagno. Tan pronto "Barbarroja" regresó a Baviera supo de que Milán se le había revolucionado, y en 1158 ya estaba de nuevo allí con un muy gran ejército que la sitió por hambre durante dos años.

En vida de Arnau de Torroja los antipapas se sucedieron en Roma casi con la misma regularidad de los Pontífices legítimos, éstos residentes principalmente en la ciudad de Aviñon (Mediodía de Francia). Empezó con el antipapa Celestino II, quien por cierto fue un cardenal que en 1124 se sentó en la Silla de Pedro un sólo día. Tal bicefalia entre Roma y Aviñón en el gobierno de la Iglesia católica, lejos de servir de escarmiento, aún se agravó con la tricefalia que se dio en los siglos XIV y XV.

El nuevo sucesor en la silla de Pedro, a cuya elección se había opuesto "Barbarroja", se llamó Alejandro III (7.9.1159). Su pontificado fue extraordinariamente largo y para empezar rompió relaciones con el emperador "Barbarroja", pero como a éste algunos cardenales lo apoyaban, empezó entre ambos un conflicto de grandes proporciones con consecuencias políticas. Se eligió un antipapa llamado Victor IV, y los soberanos del mudo civilizado tuvieron que elegir en medio de muchas amenazas de todo tipo.

Entretanto en Jerusalén se vivía relativamente en paz, pues por su parte el rey Balduino que padecía lepra, hizo los suficientes pactos para evitar mayores enfrentamientos con los musulmanes. Al morir y quedar sólo su heredero Balduinito en manos de un regente, el peligro fue inminente para quienes vivían bajo administración de los francos. Justo en el descrito contexto Arnau de Torroja cobró allí protagonismo como líder general de la mayor fuerza de choque existente en el mundo medieval.

EMPERADORES DE BIZANCIO

Manuel I (1143-1180)

Alejo II (1180-1183)

Andrónico (1183-1185)

ARNAU DE TORROJA ELEGIDO CUARTO "MAESTRE PROVINCIAL"

Arnau de Torroja es bien evidente que no habría hecho una tan rápida ascensión dentro de las órdenes de Sión y del Temple, de no haber contado con la recomendación de su hermano Guillem, ex canónigo de la catedral de Seo de Urgel y obispo de Barcelona. Guillem de Torroja fue también un muy gran diplomático, político y valeroso guerrero, el cual, como todos los prelados de su tiempo, contaba con sus propios hombres de armas. El fue sin duda impulsor de la muy meteórica ascensión de su joven hermano en la más prestigiosa y temida organización político-religiosa de la Europa de su tiempo.

Ha sucedido que los historiadores de carrera, al no ser sus conciudadanos, su persona les interesó tan sólo relativamente, y confunden lo poco que los documentos antiguos informan de Arnau de Torroja a veces con algún otro Gran Maestre, pero aquellos que más afinan consideran Arnau de Torroja de una innata humildad. Particularmente creo que debió de ser más bien modesto en su austera forma de vida, que le impulsaría a un extraordinario espíritu de sacrificio, porque su hermano Guilermo de Torroja, y el espiritu de templarios en general, lo dejaron bien demostrado.

Quedarán pocas dudas de que los hermanos Torroja estuvieron privilegiadamente superdotados porque nos han dejado las prueba de sus hechos excepcionales. Así pues, aunque hayan quedado casi eclipsados por la Historia, no han de ser ignoradas por más tiempo sus exitosas gestiones de Estado, cada uno en su especialidad, resultando ambos muy capaces de mejorar diversos acontecimientos históricos en el curso de los pocos años que cada uno ostentó un poder absoluto. Tanto mi biografiado Arnau de Torroja, como su hermano Guillem, estaban en el centro de hechos históricos que conocemos por exposiciones rigurosas y, como diría un castizo, estando en medio del "baile" ellos supieron muy bien bailar. A todo ello me complace ser yo, un hijo de Solsona, quien los reivindique, evitando con mi esfuerzo que haya de ser un investigador foráneo quien nos lo venga a explicar.

De joven Arnau de Torroja formó parte de las tropas del conde Ramón Berenguer IV, integrado en las que capitaneaban sus propios hermanos Berenguer y Guillem, además de las que conducía su sobrino Ramón II de Solsona. El obispo Guillem consta que se ofreció para reforzar las huestes del conde de Barcelona cuando éste colaboraba con Alfonso VII en la reconquista de Almería.

Arnau de Torroja claramente estuvo al servicio de la corte de Ramon Berenguer IV, porque firmó como testimonio en actas oficiales a partir del año 1150 en la ciudad de Gerona. Esto sucedía seis años después de que su hermano Guillem de Torroja fuese nombrado obispo de Barcelona. A finales del mismo año lleva su firma un acuerdo sobre la ciudad de Carcasona y Razés, lo cual tuvo lugar durante su desplazamiento a Narbona acompañando a su soberano (Francesc Miquel Roall "Liber Feudorum Maior", Vol.II, doc. 852; ps.382-392). Arnau de Torroja fue uno de los dignatarios que en 1174 asistió a los desponsorios de la infanta Sancha de Castilla. También lo vemos colaborando, con sus doctos consejos, para resolver los problemas surgidos sobre la jurisdicción de la ciudad y el campo de Tarragona, aquellos que en 1173 habían enfrentado a su soberano contra su hermano cuando era arzobispo de Tarragona.

Al tratar de presentar a mi biografiado Arnau de Torroja, y una vez expuesto que su "trampolín" ostentaba la mitra de Barcelona, debo insistir (porque es mi caballo de batalla) en las muchas cualidades y méritos que se exigieron a todo caballero templario para merecer el nombramiento de líder supremo de dicha orden religioso-militar. Ser su Gran Maestre universal, adviértase que por aquel entonces aún significaba en realidad: ser la máxima jerarquía de las dos órdenes conjuntas de Sión (la madre), y la del Temple de Jerusalén, su efectivo brazo armado. Arnau de Torroja fue un gran experto en el planteamiento de estrategias militares, por su muchas batallas en Hispania, pero aún lo sería más en resolver asuntos mediante el diálogo y los pactos. Algo peculiar suyo fue perfeccionar la administración, para lo cual una de sus primeras órdenes fue generalizar la confección de cartularios a fin de reunir documentación relativa a la constitución del patrimonio del Temple en cada zona por donde se expandían.

En realidad su experiencia superaba en mucho las exigencias de la Orden. La habría adquirido durante el período previo a su nombramiento, cuando estuvo al frente de muchas embajadas diplomáticas enviadas por su soberano natural y buen amigo el rey de la Corona de Aragón. En ello no sería diferente de la actitud de sus familiares, Ramón I y Ramón II de Solsona, Berenguer, Pere y Guillem, que no sólo le acompañaban con sus huestes a la batalla, sino que siempre asesoraron al soberano formando parte de sus numerosas comitivas. De entre todos, Arnau de Torroja fue su mejor apoyo, porque estuvo quince años al mando de los templarios catalano-provenzales. Antes de ello, le serviría cuatro años como simple religioso en la encomienda de Gardeny, y desde Tierra Santa siendo Gran Maestre aún colaboró con Alfonso II otros tres años y medio, entonces quizá aún con mucha mayor trascendencia. En efecto, por la excelente relación de al menos su hermano Guillem con el pontífice Alejandro III, debió de ser iniciativa de éste proponerlo para dirigir los destinos de los templarios en la muy convulsa Tierra Santa.

En principio es evidente que Arnau había recibido una educación realmente completa, digna de su noble cuna, y además contó siempre con la ayuda de un sabio hermano mayor que por su talento alcanzó los máximos cargos político-eclesiásticos de su país. Arnau al enrolarse para ser otro monje con espada, tal como era preceptivo, entregó su parte de la herencia sobre el castillo deTorroja a las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén (1156). Los templarios estaban entonces instalados ya en el castillo de Gardeny, que aún existe formando parte de Lérida capital y, por ignorados motivos, disputaron con los simples monjes del dicho convento. Y es que la Orden emprendió una muy vigorosa expansión, e incluso abrieron encomiendas en Tortosa y Lérida.

Con la aceptación a filas de Arnau de Torroja los templarios realmente demostraron ser sagaces y astutos, pues no en vano buscaron entre la flor y nata de los más modélicos jóvenes voluntarios que había en Europa, aunque debo recordar que por aquel entonces ya no eran "caballeros cruzados" pues la Segunda Cruzada ya se había terminado. Arnau de Torroja debió "quemar" tan peligrosa etapa iniciática en Palestina, pero no lo vivió como cuantos le precedieron en las campañas bélicas de Tierra Santa. Los propiamente cruzados de tiempos antes se habían enrolado sabiendo que tenían muy poco porvenir en su país, y porque dieron un crédito desmesurado a las noticias que se recibían de los que regresaron a Europa. Muchos otros no regresaron nunca a sus casas, porque en ellas antes eran pobres de solemnidad, y permanecieron en Palestina donde se casaron con mujeres sirias y armenias, o alguna sarracena bizantina, poseyendo allí incluso tierras. Su descendencia hablaba la lenguas del país, el cual gracias a ellos se vio enriquecido con la presencia habitual de niños rubios de tez clara y ojos azules, aunque los más de este aspecto fueron los hijos de los kurdos, unos muy duros combatientes quienes, entonces como hoy, siguen sin tener patria por estar divididos entre muchos clanes y en cinco países diferentes.

El caballero templario Berenguer de Su, que fue amigo de la infancia de Arnau de Torroja, acompañó a éste la mayor parte de su vida. Había nacido en Su del Solsonés y ambos lucharon, entre otras muchas campañas, con las tropas que conquistaron Tortosa y Lérida. Cuando Arnau de Torroja se hizo monje templario, Berenguer de Su también. Hay que saber que Berenguer al pasar a ser fraile se cambió el topónimo, pasando a llamarse Berenguer de Montargull. En realidad fueron dos veces, porque con los años se convirtió en Berenguer de Mont. Se puede deducir que se embarcó con Arnau de Torroja hacia Tierra Santa el año 1181, porque desapareció de los documentos. Otro que por lo mismo pudo haber formado parte del séquito del flamante Gran Maestre del Temple sería el capellàn del Temple de Gardeny (R.Sarobe Huesca "Col. Dipl. De la casa del Temple de Gardeny", doc. 294-439-440). Que duda cabe de que Arnau, sabiendo para lo que se embarcaba, se procurase gente de confianza absoluta. En fin, probablemente le acompañaría también su sobrino Ramón II de Torroja y otros buenos amigos y competentes colaboradores.

En fecha 20/5/1163 Arnau de Torroja debió de haber regresado eventualmente, porque su firma está entre los testimonio de la donación de Ramón Monells a los templarios. Además, en diciembre de 1163 también dejó su firma en otro documento del castillo de Gardeny. Arnau de Torroja desapareció de nuevo de la documentación el mes de diciembre del año 1164, y se le supone en Tierra Santa porque nada se supo de él hasta el dia 6 de octubre de 1166. Entonces quizá su amigo y Gran Maestre Bertrand de Blanchefort (1156-1169) lo promocionó para ser elegido como Maestre provincial de su Orden. En efecto, Arnau de Torroja fue Gran Maestre para la Provenza y ciertas partes de Hispania (1164-1181), lo cual significa que además de los reinos de Aragón, Cataluña y Navarra, también incluía las casas más próximas a las antes citadas, aunque ya dentro del reino de Castilla, como era el caso de Alcanadre.

De nuevo Arnau de Torroja saparece de la documentación oficial a mitad de febrero de 1171 hasta la misma fcha del año 1173. Se supone que este debió de ser debido a que viajó a Tierra Santa, aunque a estas páginas les interesa más la primera de sus ausencias que se ha fechado entre la primavera del año 1165 hasta octubre de 1166, año éste en que fue nombrado Maestre Provincial. Fue entonces cuando el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV consiguió que los templarios renunciasen a la tercera parte de la herencia recibida del soberano aragonés Alfonso I "el Batallador", y además que los monjes con espada se comprometiesen a luchar en la reconquista de Hispánia, ya que antes sólo estaban obligados a luchar en Tierra Santa.

Mi biografiado, en Palestina se adaptó bien el prototipo de los tan temibles caballeros de capa blanca muy bien adiestrados, quienes luchaban y morían convencidos que hacían la voluntad de Dios para defender a la buena gente de los infieles sarracenos. Posiblemente verían su sacrificio como la coronación de su vida, de forma que si no la perdían pudieron creer que no habían dado lo suficiente. De mi biografiado Arnau de Torroja, como dije, debemos retener, sobre todo, que pudo demostrar haber hecho los suficientes méritos en Palestina y Egipto en 1163, siendo por sus gestas en campaña por lo que en 1166 fue nombrado Maestre Provincial de Provenza e Hispania tres años después. Puesto que Arnau fue "Magister", se puede asegurar que sin duda alguna vivió una densa vida de hiper-actividad y muy gran responsabilidad. Sería toda una autoridad político-militar de su tiempo a nivel internacional, cuyas decisiones a menudo costarían muchas vidas.

La suerte que corrieron los familiares de Arnau de Torroja en Solsona, aunque residiese muy lejos, le haría rezar más de lo exigido, porque dada su piedad cristiana estuvieron siempre en su pensamiento. En esta aproximación a su persona, dentro de lo posible expongo lo mejor que puedo el contexto de la época en que vivió, así como sus muy excepcionales circunstancias, pues todo ayuda para conocer su mente lo mejor posible. No haría falta decir que cuando Arnau de Torroja en su vejez ocupó por sus méritos la más alta jerarquía en las órdenes de Sión y del Temple, sus problemas aumentaron, pero si algo tenían claro quienes lo eligieron, era que los superaría desplegando una bien demostrada habilidad diplomática.

Arnau de Torroja al regresar a la Península Ibérica, y antes de ser Maestre provincial, pudo haber ejercido de visitador/inspector acreditado, también llamado reformador. El cargo le hacía responsable de todo lo referente a bienes y caballeros de cada zona regida por determinada encomienda de su Orden. Si se daba el caso de alguna irregularidad o falta entre sus caballeros, él estaba capacitado para castigarlos. Por ello lo primero que como inspector itinerante haría al llegar la comarca asignada, sería exigir el libro de visitas, para verificar que las prevenciones escritas por el visitador anterior habían sido cumplidas (herencias, obras, sentencias,etc.). Lo que más importaba a un inspector de la Orden del Temple eran los asuntos económicos, siendo donde el libro de visitas tuvo caracter de acta notarial. A parte de ello, para todo inspector era muy gratificante conocer a los nobles últimamente enrolados, así como el dar conformidad a los ascensos jerárquicos que se le hubiesen aconsejado. El reclutramiento, además de aportar las dotes, era el fiel barómetro de la acogida de los templarios en una comarca, puesto que era equivalente a la moral de los fieles bajo su protección.

Antes de ser responsable del Temple en esta orilla del Mediterráneo, Arnau debió ser bien instruido acerca de la personalidad de sus predecesores así como de las circunstancias de la penetración de su Orden en Hispania. La más antigua referencia a los caballeros templarios de Provenza y parte de España (que incluía la vertiente sur de los Pirineos) es de 1143, cuando Pere de Rovira se presentó como "Maestre Provincial de ciertas partes de Hispania", incluyendo primero Aragón y seguidamente Provenza, Valencia y las Islas Baleares, ayudándoles la política expansionista de los catalanes. En Navarra inicialmente también estuvieron, pero al poco tiempo su gobernante pasó a ser como una marioneta del rey de Francia. Un siglo después Provenza y España fueron provincias templarias distintas. Esteban Belmonte fue Maestre Provincial del Temple de las dos vertientes del Pirineo catalán en 1239; pero Raymundo Serra, que lo sucedió en mayo de 1240 en el gobierno de la Orden en el Rosellón, Navarra, Mallorca y Valencia, sólo fue titulado "Maestre de Aragón y Cataluña".

Los dominios del "Domus Templi" en principio se extendieron de sur a norte de Cataluña con sus principales encomiendas, o castillos, en Peñíscola, Tortosa, Miravet, Lérida y Monzón. Este último castillo que les habían prometido en 1143 no hay referencias documentales de que fuese templario hasta 1153, pero luego fue su cuartel general y el paradigma de sus construcciones militares. El castillo de Miravet les fue prometido a templarios también en 1143, y el castillo de Alcanadre en 1155, si bien el cuartel general de templarios en la Corona de Aragón fue Monzón, allí donde un siglo más tarde la propia Orden se encargó de la educación y custodia del rey niño Jaime I.

En 1156 Aymeric de Torroelles fue Maestre de Tortosa, y nueve años después lo fue del castillo de Miravet, junto al río Ebro, adquirido en 1153. Ambos castillos fueron comandados en 1165 por Guillem Bernard, luego comendador de dos jurisdicciones de los templarios en Cataluña. Arnau de Torroja desde el mes de marzo de 1166 fue Gran Maestre de la orden del Temple en la Corona de Aragón, ejerciendo su máxima autoridad tanto para tierras de Provenza como de España. Le bastaron cuatro años para merecer la alta jerarquía lejos de la sede del Gran Maestre del Temple en Jerusalén, y la mantuvo durante otros quince cuando los otros maestres provinciales sólo duraban en el cargo unos cuatro años de media. Arnau no solo lo triplicó sino que además ejerció casi cuatro años como dirigente principal de las dos ordenes hermanadas.

Cuando Arnau llevaba dos años de Maestre Provincial contribuyó a la conquista de Caspe, Calambra, Alfambra y Castellote; y cuando mi protagonista era un veterano en aquel maestrazgo, en 1176, participó personalmente en la conquista de Cuenca. En 1179 Alfonso II le entregó para la orden del Temple tierras en Palencia, Tierra de Campos. Asimismo, el año siguiente templarios obtuvieron castillo de Villel. No todos sus éxitos sucedieron en tierra firme. Aunque entre los caballeros templarios de capa y espada, hubo agricultores, ganaderos, cirujanos, etc., también hay que recordar a los templarios que eran navegantes, porque llegaron a tener una flota distinguida con una gran cruz roja en su blanco velamen desplegado. Verlos acercarse inspiraba tanto miedo a los delincuentes como hoy pueda causar un guardacostas del ejército, pero siendo aquella insignia mucho más fácil de distinguir desde una gran distancia.

Los estatutos de las órdenes de Sión y del Temple prohibieron al su Gran Maestre imponer criterios sin someterlos a capítulo. Asimismo debería disponer siempre de una guardia personal de diez caballeros, lo cual en el campo de batalla era bien necesario, ya que él debía permanecer en el centro de la refriega sosteniendo su estandarte, o "gonfalón", también llamado Baussant (la cuadrícula del tablero de ajedrez), llevando además otra bandera de recambio plegada.

Los caballeros templarios, en efecto, fueron los más profesionales de las tropas reales de la Corona de Aragón. A parte, hacían expediciones propias, tanto cortas como lejanas, dentro de la Península ibérica, hasta el punto que se hicieron responsables del mantenimientos de las zonas fronterizas con el Islam. El gobierno de la Orden no siguió un patrón lineal, sino que varió según las inclinaciones personales de cada Gran Maestre. En cuanto a las tropas que reclutaron aparte de los nobles, se trató de aventureros y todo tipo de perseguidos por la justicia así como gente excomulgada quienes una vez fueron sirvientes de templarios, automáticamente obtenían dispensa papa.

En realidad a los templarios se los ha idealizado demasiado y no lo merecen, al menos después de la separación de las órdenes hermanadas. Su forma de vida, siendo ejemplo de heroísmo por su fe cristiana, resultaba ser una pura contradicción. No por su afán de guerrear como soldados de Jesucristo, sino porque con el tiempo se contaminaron de las muy rentables actividades lucrativas; ...que les hizo negociar directamente con los infieles e incluso muchos templarios tuvieron con ellos gran amistad. Aquella tolerancia ni fue bien entendida en su siglo, ni lo es todavía hoy a pesar de los beneficios que da nuestra superior perspectiva.

Aunque tan sólo hicieron campañas militares en la Península Ibérica, en 1170 no había provincia del mundo cristiano donde no recibiesen bienes, llegando a ser tan ricos los Maestres de las órdenes de Sión y del Temple, que debieron cambiar su nombre inicial de "Pobres caballeros de Cristo",... y es que poseyeron tanto, o más, que cualquier otro rey. A fin de dejar las cosas claras ante la fiebre de reconquista, en 1170 Papa envió una bula al rey de España para evitar que se redujese la autoridad de los obispos allí donde la tuviesen.

A la muerte de Arnau de Torroja en 1184 prácticamente la mitad de la extensión de tierra de la provincia de Tarragona ya perteneció al Temple. Cuando, como en Tortosa, quedaba una fracción de la ciudad que no les pertenecía, la compraron en aquel caso a los genoveses. De la provincia de Lérida heredaron los muy importantes castillos de Gardeny (hoy forma parte de la capital) y también Corbins, con numerosas localidades que les eran satélites. En 1151 Pere de Cartellà era recnocido "Maestre de las dos Partes"; pero así y todo hubo disputas entre templarios y el los monjes de Gardeny cuando él fue comendador.

Los Templarios una vez se separaron de la orden de Sión (al poco tiempo de haber muerto Arnau de Torroja), ya no fueron tan "buena gente" y hoy nos ha llegado bien clara las consecuencias de su mala fama. Aunque no me pueda creer nada de sus confesiones bajo tortura, porque no pueden tener crédito alguno, sí que parece obvio que secretamente pretendieron instaurar un orden capaz de universalizar un sistema pacífico y tolerante para con ideologías y credos, regido por nobles y reyes de alto nivel intelectual y espiritual. Como luego los ingleses, los nazis y tal parece que la Nueva Era va también por ahí, templarios pretendieron imponer la sinarquía universal, basándose en el reino de la razón, de la caridad y del amor. En definitiva, el Reino de Dios de las profecías bíblicas, un gobierno basado en la enseñanza, la justicia y la economía. Hoy resulta evidente que crearon una multinacional que encerraba ya entonces la idea embrionaria de la Unión Europea, que socialmente nos da el actual estado de bienestar envidiado por otros continentes. Los ciudadanos europeos ya estuvieron desde entonces representados por tres estamentos sociales, no políticos, elegidos por sufragio universal, y que ejercerían su autoridad con poder limitado.

Dichas ideas eran fruto de los tiempos, pues a partir del año 1000 se empezaron a recuperar de los penosos siglos cuando los montañeses vivían en obligados refugios porque los musulmanes no creyeron rentable desocupar us áreas de refugio al ser muy abruptas. Los prepirenaicos, como los cántabros y los astures, aunaron esfuerzos obsesionados con el deseo de recuperar lo que se había arrebatado a sus abuelos peninsulares. En Europa sabían que tras varios siglos de descomposición política se habían recuperado económicamente. Las dinastías reinantes se consolidaron desarrollándose la ciencia y la cultura (medicina derecho,etc.).Todo fue posible gracias a que, establecidos en los grandes llanos, pudieron cultivar más y mejor, atreviéndose incluso con las zonas pantanosas, pues entonces los monjes les proporcionaron los molinos y las norias con que aprovechar mejor el agua de los ríos.

Lo más notorio de los caballeros templarios para el pueblo llano, y beneficioso para los peregrinos, que ya entonces deseaban llegar tanto a Santiago de Compostela como a Tierra Santa, era la custodia de los caminos. Los resultados se pueden extrapolar, pues fomentaron el libre comercio y definitivamente aquello fue el principio del fin del abusivo sistema feudal, o sea de los señores y sus derechos ancestrales. La orden del Temple cobraba un pequeño tributo de protección a los nobles cuyas fincas podían ser atacadas por otros más ambiciosos o bandidos organizados. Lo evitaban simplemente clavando estandartes con la cruz del Temple en los límites de la propiedad que estaba al corriente de pago. Para los comerciantes lo más de agradecer era que les garantizasen las transferencias de dinero presentando en destino simples pagarés escritos.

Por su experiencia pronto pudieron prestar dinero a interés incluso a los soberanos europeos, algunos de los cuales fueron ellos mismos caballeros templarios. Tal fue el caso del Conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, que murió envuelto en una de sus capas distinguidas con una gran cruz roja, el máximo símbolo de la Orden desde 1146. Dicha cruz tenía los travesaños casi triangulares y unidos en su vértice. La lucieron en su hábito blanco pegada a la altura del corazón, y en su capa estaba cosida sobre el hombro izquierdo. La triangular estructura la obtuvieron del entonces muy novedoso Árbol de las "Emanaciones de Dios" de los cabalistas, y del mismo triángulo básico hicieron la secuencia que les proporcionó un alfabeto secreto.

Otra indicación de que tuvieron conocimientos de origen esotérico, fueron sus ayunos. Los templarios sólo ayunaban estrictamente tres días al año: el día 24 de junio, festividad de san Juan; el 24 de agosto, san Bartolomé, y 29 de septiembre san Miguel. Obsérvese que dos de estas fechas coinciden con los solsticios de verano y de invierno, lo cual ha dado pie a muchas sospechas acerca de sus más profundas creencias acerca de la doble personalidad evolucionada del "Precursor": "INTER NATOS MULIERVM NON SVRREXIT MAJOR JOANNE BAPTISTA"

LAS LUCHAS POR LA CIUDAD DE "EL CAIRO" ANTES Y DESPUÉS DEL 1167.

Mientras en el Pirineo catalán la tolerancia religiosa de los nobles del Languedoc daba empuje a los detractores del clero católico, hasta el punto que en dicho año celebraron la investidura del primer obispo cátaro en Carcasona, en Egipto también se produjeron grandes convulsiones sociales, de las cuales regularmente fue siendo informado Arnau de Torroja. Las circunstancias que él personalmente vivió allí le hacían dicho escenario muy próximo.

El visir Shawer de El Cairo pactó con el rey Amalrico I de Jerusalén que a éste le serían pagados 100.000 dinares de oro por la protección de la capital del Nilo los francos. El rey Amalrico se vio obligado a solicitar del visir Shawer una audiencia para corroborar la alianza con el propio califa de El Cairo, un personaje casi inaccesible porque la cabeza visible del país eran los visires. El comisionado del rey de Jerusalén fue Hugo de Cesarea, y en aquella ocasión se presentó acompañado por el caballero Godofredo Fulquerio (Geoffroi Foulcher), quien desde 1156 ostentaba un alto cargo en las órdenes de Sión y del Temple. (El templario Foulcher más tarde, junto con Bertrand de Blancfort, también fue firmante de una concesión real a los pisanos de Acre a cambio de su ayuda naval contra Alejandría, según "Eracles", vol.II, p.419-420; y "Gestes des chiprois", p. 122).

Los cristianos no se dejaron impresionar por el increíble lujo oriental de la sala, y como se trataba de garantizar sin lugar a dudas una alianza contra los ayubides del sultán Nuradín, los comisionados cristianos sin amilanarse al concluir pidieron al engreído califa que se quitase su rico guante para estrecharse manos, ...Una costumbre europea que sin embargo resultaba osadísima de pedir nada menos que a un califa. Lo hizo, y aquella alianza se mantuvo de forma que el estandarte de la guarnición franca ondeó mucho tiempo en Alejandría, entonces la ciudad más preciada de Egipto por su puerto de mar y donde aún se erguía el faro que fue maravilla arquitectónica del mundo antiguo.

Debido al peso insoportable del impuesto para recaudar fondos y pagar a los protectores, los campesinos egipcios se rebelaban ante sus recaudadores. Cuando el visir Shawer traicioneramente parlamentó con el sultán Nuradín buscando que le ayudase a liberarse de tal compromiso con los cristianos, se quebró la alianza entre los francos y los egipcios. El rey de Jerusalén pasó mucho tiempo conformándose con cobrar por su protección a los egipcios, pero ante los hechos se vio obligado a intervenir para equilibrar el poder militar en aquella zona, y con la trivial excusa de no haber cobrado lo pactado, el rey Amalrico envió a su ejército a ocupar el país del Nilo en 1167.

Mientras los monjes hospitalarios habían animado al rey a la campaña que al fin acabó en desastre, el Gran Maestre Bertrand de Blancfort rehusó participar en ella por respeto a la alianza firmada el año anterior. Por tal negativa Blancfort también quedó enemistado con los monjes de la orden del Hospital. Rehusó apoyar dicha expedición a Egipto porque Fulquerio durante su visita al Califa, dedujo que una tal campaña sería catastrófica porque los turcos y otros musulmanes hasta entonces desunidos, todos juntos irían a defender Egipto. Ante la negativa de los templarios hubo quienes explicaron que fue debida a tal campaña perjudicaría los intereses financieros de las órdenes de Sión y del Temple en Egipto; ...pero esto a mi entender no podían saberlo sin ver en una bola mágica el futuro de la Orden. René Grousset escribió: "Este otoño de 1167 un verdadero protectorado franco, libremente aceptado, e incluso solicitado, acabó de establecerse en Egipto".

El rey Amalrico I obligó a Shirkuh a retirarse, pero al año siguiente Nuradín lo envió de nuevo para mantener contactos con el califa de Egipto. El visir egipcio Shawer conocía el llamamiento a la "Guerra santa" de Nuradín y acordó con el rey Amalrico I que franco-egipcios lucharían aliados y el rey de Jerusalén además cobraría 400.000 dinares de oro para vencer a Shirkuh, que en aquella ocasión se hizo acompañar de su joven sobrino Saladino. Dicho joven poco podía imaginarse entonces que dentro de dos años habría ganado un trono en el rico país del Nilo.

Shirkuh y su ejército acamparon en la orilla del río Nilo más cercana a las pirámides de la meseta de Giza. Era evidente la intención de los contendientes de equilibrar sus respectivos poderes en aquella rica orilla. Al parecer Saladino convenció a su tío para enviar como parlamentario ante los francos al hombre más sabio de su séquito,...pero ellos les devolvieron su cabeza cortada. Claramente era una ofensa insoportable, pero se debió a que Amalrico I ya tenía pensado cómo atravesar el Nilo. Los francos, protegidos por la noche, navegaron en faluas egipcias que les llevaron sigilosamente a la orilla de poniente del río donde estaban los de hombres de Shirkuh. Viéndose sorprendidos, en lugar de presentar batalla los sirios simularon huir, pero tan sólo hasta que lograron separar a los francos perseguidores de sus aliados egipcios. Camino de Alejandría se revolvieron para contraatacar a sus perseguidores en un lugar que la batalla les era favorable,... y así fue como con una falsa retirada vencieron los sirios.

Finalmente en Minya, los franco-egipcios y sirios se enfrentaron en una gran batalla el día 18 de marzo de 1167 siendo los cristianos derrotados y dispersados, salvando su vida por muy poco el propio rey Amalrico I. Éste, no obstante lo sufrido, al verse de nuevo poderoso en su trono de Jerusalén, enseguida reagrupó sus tropas e reemprendió el asedio de la costera Alejandría con ayuda del egipcio visir Shawer, a pesar de que entonces los egipcias ya no gustaban de aliarse de nuevo con los francos.

El general sirio también acudió a Egipto con prontitud para hacerles frente, pero la flota franca selló el puerto de la capital, cercando a Shirkuh. Pero sucedió que éste ladinamente se les escapó del bloqueo naval, yendo a recorrer Egipto llamando a la sublevación contra el visir Shawer, que ciertamente fue un traidor contumaz a todos y siempre. Por fin Shirkuh llegó a El Cairo y tuvo ya fuerza suficiente para firmar un acuerdo de paz con el rey Amalrico I. Entretanto Saladino el joven sobrino de Shirkuh había permanecido en Alejandría resistiendo el asedio en ausencia de su tío general (resistió desde el día 16 de mayo y durante tres meses). El asedio fue levantado el primero de agosto de 1167. Shirkuh y Amalrico I acordaron la retirada conjunta de Egipto con sus respectivos ejércitos. Durante aquellas semanas incluso confraternizaron las tropas de ambos bandos. A Saladino los francos lo admiraron tanto como para nombrarle caballero, y ciertamente su refinados modales y exquisita elegancia justifican que incluso saliese de Alejandría con sus hombres y su autoestima intacta.

EL REY AMALRICO I DE JERUSALÉN, ESTANDO ALIADO CON BIZANCIO

El fracaso de la Segunda Cruzada (1148), y las conquistas del sultán sirio Nuradín (1154), no dejaron más salida al Reino Franco que aliarse con Bizancio. Una vez establecidas las condiciones por los emisarios, Amalrico I y Manuel Comneno enviaron a Guillermo de Tiro a Constantinopla a para sellar el tratado. El mes de marzo de 1162 el emperador de Bizancio había reclamado tierras del sur de Hungría, que finalmente invadió, pero al intervenir los francos no se salió del todo con la suya, pues fueron ellos los que dominaron la frontera con Serbia. El emperador Manuel de Bizancio, para agradecer la valiosa ayuda bélica del rey Amalrico I de Jerusalén, le ofreció regalos suntuosos y una parte del botín de guerra.

En una de sus frecuentes ausencias de Egipto, en pleno mes de agosto de 1167, Amalrico salió para salvar la fortaleza franca de Ascalón. Entonces fue informado de que, después de dos años de esperarlo, por fin en Bizancio habían aceptado su solicitud de boda de conveniencias con una sobrina segunda del propio emperador. Hacia allí se dirigió pues el rey Amalrico I para casarse, y lo acompañó en tan solemne acto el Gran Maestre templario Odón de Saint Amand.

Amalrico I, para consolidar su campaña en Egipto pensó que era idóneo celebrar su enlace con María Comneno, la cual sus familiares exigieron que fuese coronada antes de la boda en Tiro, como una forma de garantizarse que sería efectivamente reconocida como reina, pues si partía a Jerusalén podía no serlo. Amalrico accedió a ello porque se trataba de que el emperador Manuel devolviese la ciudad de Alejandría al reino de Jerusalén. Al aceptarse las cláusulas, celebraron con urgencia la boda el día 29 del mes de agosto de 1167. La alianza entre Bizancio y Jerusalén por fin se había consolidado.

Los dos emperadores europeos más poderosos de Occidente, que eran Manuel Comneno de Bizancio y Federico I "Barbarroja" heredero del Sacro Imperio Romano Germánico, pelearon uno contra el otro toda su vida por su afán de proclamarse "heredero exclusivo del antiguo espíritu del Imperio Romano", pues el vencedor sería el predestinado a dominar un imperio universal. Sabiendo Amalrico I la dicha inquietud, se emparentó por un enlace matrimonial con el emperador Manuel Comneno, de forma que pudo dar alas a su ambición, pues aunando sus tropas sin duda podrían invadir militarmente Egipto, país que no obstante el rey Amalrico I ya poseía en régimen de vasallaje. Amalrico I salió con otro ejército formado por 4.000 caballeros y más de 6.000 soldados y el 5 de marzo llegaron a El Cairo para ocuparlo. Simultáneamente había partido de Siria el ejército de Nuradín con tropas de elite que se dirigieron a Egipto para enfrentarse al visir Shawer y a los francos protectores.

Su fallo fue que, temiendo que le tocase poco botín del saqueo, Amalrico I se lanzó a la invasión de Egipto sin esperar la ayuda de los bizantinos, a pesar de desaconsejárselo los templarios. Hasta el mes de mayo de 1168 los templarios todavía daban apoyo al rey de Jerusalén, pero es evidente que el mes de octubre se lo retiraron. No admitieron el real pretexto de que los fatimiís se negaban a pagarle el tributo prometido. Él se justificaba porque decía saber que Shawer había renovado su alianza con Nuradín de Siria, ...Pero lo que quiso evitar con sus prisas fue que su suegro en Egipto se quedase con la parte del león. Fue un gran fracaso. De nuevo en 1168 se repitió.

Aquel verano de 1168 casualmente habían llegado a Tierra Santa unos muy aguerridos expedicionarios europeos, por lo que el rey Amalrico se sintió muy reforzado. Los mandaba el conde Nevers y todos ellos tenían verdadera ansiedad para matar sarracenos. Los líderes cristianos de la zona tampoco podían permitir que los sunnís los envolviesen si llegaban a conquistar los reinos musulmanes más poderosos de su alrededor. La nueva campaña contra el país del Nilo empezó cuando el rey de Jerusalén, sintiéndose traicionado, ordenó ir contra los fatimiís de Egipto sin la ayuda del conde de Nevers, ya que éste falleció antes del embarque.

Así fue como los francos el día 20 de octubre de 1168 ya estaban los de nuevo en Egipto. Había zarpado de Ascalón y se apoderaron de Bilbeys donde repitieron la matanza de Antioquía y Jerusalén en la primera Cruzada. En efecto, sin motivo se masacró incluso a los cristianos coptos aquel mes de noviembre de mala memoria. El rey Amalrico I de Jerusalén había marchado contra El Cairo buscando una ganancia de millones de piezas de oro, pero la llegada de Shirkuh a Egipto después de eludir a los francos, hizo que Amalrico I ni tan siquiera llegase a ser recibido por el sultán. El visir Shawer jugo la estrategia de la "tierra arrasada" culpando a los cruzados del incendio con nafta que el día 13 de noviembre de 1168 arrasó por completo la vecina Fustat, una aldea cercana a El Cairo (hoy incorporada a la gran metrópoli), la cual ardió durante 54 días. Amalrico I decidió regresar a Jerusalén entendiendo que, acusándole los cairotas de haber sido él el responsable del incendio, en Egipto nunca después sería bien aceptado, sino muy odiado. El rey Amalrico I en nada recordaba al soberano reflexivo que en Alejandría se avino a la retirada mutua de los dos ejércitos enfrentados.

La historia se repetía, y unas veces acabarían pactando las retiradas de sus ejércitos, y en otras ocasiones ambos bandos sufrieron la derrota. Durante aquellos años Arnau de Torroja seguía los acontecimientos desde la otra orilla del Mediterráneo. Dado que las noticias recibidas de Palestina se parecían tanto, temió incluso que podría ser que le explicasen con retraso una misma situación. La única diferencia fue, que por haberse casado el rey Amalrico I de Jerusalén con una princesa bizantina, en la última intentona el rey de Jerusalén incluso contó con la ayuda de la flota del rey de Bizancio.

Algo debió saber de aquellas catástrofes humanitarias, ya que en 1169 el cordobés Maimónides, nacido en la península como él mismo, siendo por aquellos años el guía espiritual de la comunidad judía de El Cairo (mientras fue médico en la corte de un alto cargo adjunto a Saladino), divulgó un escrito por el que se pedía al rey Amalrico I de Jerusalén la libertad de sus correligionarios. Obraba realmente apenado por los miles de judíos de Palestina que el rey Amalrico I se había llevado de Bilbeys como cautivos.

Regreso a cuando Amalrico I preparaba el ataque contra los fatimiís de Egipto, éstos en aquella ocasión sí que se habían aliado con el sultán Nuradín, el unificador de Siria y Mesopotamia, quien envió a su mejor general para expulsar a los francos. Amalrico I tenía muy claro que no se podía permitir la alianza de Bagdad con El Cairo, porque representaría que Jerusalén quedase aislada entre dos fuegos. El rey Amalrico I por tal razón estuvo obligado a regresar a Egipto con su ejército una vez tras otra con tal de evitarlo. Rompió el círculo vicioso Saladino, el joven sobrino del general Shirkuh enviado por Nuradín, cuando decidió obrar por propia iniciativa,... con tan buena fortuna que le catapultó al gobierno de Egipto primero, luego al de Siria y acabó expulsando a los europeos de Tierra Santa.

El año 1169 fue el último de los repetidos intentos del rey de Jerusalén para hacerse con Egipto. Era ya el mes de octubre cuando volvió a intentar la ocupación una vez más, incluso ayudado por la flota bizantina, pero no tuvo éxito y acabaron los dos aliados acusándose mutuamente de grandes errores estratégicos. En efecto, Amalrico I y sus aliados bizantinos fueron derrotados en la costa de Damieta. El rey Amalrico I, al no conseguir el botín que esperaba, abandonó Egipto el 2 de enero de 1169, concluyendo su cuarta tentativa de invadirlo. La retirada de los francos sin resultado alguno en Egipto fue interpretado como castigo divino a su desmesurada ambición. La culpa de la fallida campaña quedó claro para los historiadores que fue culpa del general Miles de Plancy, un hombre demasiado interesado en el dinero; y también se comportaron muy mal los hombres del conde de Nevers.

En especial fue recriminada la conducta del Gran Maestre de la orden de San Juan del Hospital porque habría aconsejado al rey para que emprendiese la dicha campaña. Así fue como el dicho Gran Maestre fue obligado a dimitir de su cargo y dejó Palestina avergonzado ante el alud de críticas que recibió y la deplorable situación financiera en la que sumió a la Orden de San Juan del Hospital a consecuencia de los costes militares de la fallida campaña. Aunque tal noticia cueste de creer, debió ser cierta porque tan alta jerarquía eclesiástica era un libertino que presumía públicamente de lo guapa que era su novia. La historia lo ha culpabilizado del eventual cisma entre las dos más importantes órdenes religioso-militares.

Después que Bernard de Blancfort se negó a romper dicho pacto, sucedió que, por resentimiento, la orden de Arnau de Torroja se encerró en si misma y nunca más fueron tan accesibles como antes,... y mucho menos para el mismo rey Amalrico I de Jerusalén. Con él tenían tal enfado que les duró años superarlo, pues además dicho soberano posteriormente aún les acusó de ser los responsables de que Irak, Egipto y Siria hubiesen hecho un frente común contra el Reino Franco de Jerusalén. El Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple, Bernard de Blancfort murió el mismo día 2 de enero de 1169 cuando la armada de los francos estaba retirándose de la costa egipcia. La mayor bajeza del rey Amalrico I entonces fue acusar al difunto Gran Maestre de haberlo traicionado,... según decía: por aliarse los templarios con los egipcios!. El rey sí que traicionó el pacto que habían acordado los templarios (pues fueron en su nombre) ante el gran califa de Egipto.

TIEMPO DE ORDENES MILITARES EN PALESTINA Y EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

La secta de los "hashahashin", vizaries ismaelitas,se fundó en El Cairo donde tuvieron una logia el año 1004. Según los autores Hammer-Purgstall, los iniciados ismaelitas adquirieron sus saberes de la antigua academia de Heliópolis en el antiguo Egipto, y tomaron su nombre de los Hazat, unos sectarios más antiguos que se proclamaban "Hijos de la Fuerza", pero ésta no era física sino espiritual. Viene a cuento matizarlo, porque como toda sociedad esotérica los "hashahashin" tuvieron prohibido el consumo de drogas, ...Que sus enemigos se encargaron de asociarles hasta el punto de hacer que su nombre se debiese al consumo de la droga "hashis", a sabiendas de que nada de ello consta en las crónicas antiguas, ni tan siquiera en las musulmanas.

La secta de los "hashahashin" interesa a estas páginas porque al igual que los templarios, buscaron fomentar el sincretismo filosófico entre la Media Luna y la Cruz, a fin de conseguir un camino hacia la pacificación del mundo. Ambas órdenes de caballeros místico-esotéricos fueron por igual unos muy valerosos combatientes contra la injusticia. Aun cuando en un principio se habían enfrentado bélicamente, después se dieron cuenta de que unos y otros perseguían el despertar del espíritu humano, motivo por el cual confraternizaron e incluso se influyeron mutuamente. Es más, algunos sectarios de los "hshahashin" fueron admitidos en la Orden del Temple, una generosidad que repercutió en que, la Regla de la orden receptora (hermana en espíritu), fuese mejorada con el consiguiente beneficio para la institución monástico-militar que un día gobernó el ja envejecido Arnau de Torroja. Con el paso de los siglos ambas órdenes coincidieron también en ser aniquiladas por los poderes más ortodoxos de sus respectivas religiones.

Por otra parte debo recordar brevemente a otras órdenes militares que también lucharon en Palestina contra los infieles, empezando por la Orden de Monte Gaudio, genuinamente de origen hispánico. Lucharon aliados con los templarios de Palestina entre 1176 y 1178, recibiendo por ello en recompensa algunos bienes del muy estratégico castillo de Ascalón en la costa, cerca de Gaza, aquel cuyas aguas freáticas son inagotables.

En Cataluña muchas órdenes militares tuvieron importancia fundamental en la creación de los primeros condados que serían el embrión de la nación catalana. Lo más poderosa era no obstante la Orden del Temple, siendo la que participó más activamente en la Reconquista, llegando a sobrepasar los límites de la comarca de Teruel en 1170. Por donde los dichos monjes guerreros se establecían, enseguida creaban áreas fortificadas de planta rectangular provistas con muralla almenada, y siempre con subterráneos. Estas "encomiendas" se llamaban así porque las dejaban al mando de un caballero comendador responsable. Entre Barcelona y Mónaco se ha detectado las ruinas de un doble cinturón defensivo de este tipo de las tales "encomiendas", y todas ellas estuvieron sujetas al Gran Maestre universal de la Orden a través de un Maestre provincial

Sus establecimientos primeros en Cataluña fueron creados en: Masdéu del Rosellón (1149), Palau-Barcelona (1151), Gardeny, Miravet y Tortosa (1156), Monzón (1163), Corbins (1167), Barbens (1168), y por último Puig-Reig (1169), porque me limito en lo posible a los tiempos que vivió mi biografiado. Hay que sospechar que a él le desagradó saber que algunos soberanos aceptasen mal la intromisión de las órdenes de caballería en sus tierras, al extremo que, por desconfiar de los extranjeros, promoviesen otras órdenes calcadas a los templarios pero que sólo enrolaban gente autóctona. Por tal motivo nacieron las órdenes de Calatrava en Castilla, siendo las últimas fundadas (1175) las órdenes de: Santiago (Galicia), la de Uclés (en provincia de Cuenca, y actualmente con renombre de ser el "Escorial de la Mancha"), y la Orden de Alcántara (León). En cuanto a la Orden de Montesa, se fundó con objeto de ser legal heredera de los templarios en la Corona de Aragón.

MUERE EL OBISPO GUILLEM DE TORROJA

Al morir violentamente el arzobispo Hugo de Cervelló, su antecesor en la sede tarraconense, Guillem de Torroja fue elegido arzobispo de Tarragona en 1171, periodo durante el cual al mismo tiempo ejerció también de co-regente de la Corona de Aragón hasta el día 7 de marzo de 1175 en que murió. Fue durante sus últimos años cuando vivió agotadoras jornadas de trabajo por coincidir con periodos políticamente muy conflictivos. Todo se le complicaría aún más al morir el otro co-regente y consejero real, el senescal conde de Montcada un año antes que él (1174). Desde 1162, y casi hasta que el rey fue mayor de edad, ambos habían sido quienes dirigieron los principales asuntos políticos de Cataluña y Aragón, a cuya unión de países ambos habían coadyuvado.

Ni que decir tiene lo mucho que debió de lamentar el entonces Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple para Provenza y España, la muerte de su hermano arzobispo. Ciertamente no hay nada escrito que permita afirmarlo, y sin embargo cuan evidente es que, por preparado que estuviese nuestro hombre, y por cargos que ostentase, lloraría la muerte de su hermano como cualquiera de nosotros. Quizá más, porque era bien consciente de que al mismo tiempo desaparecía el mejor político de la Corona de Aragón, quedando peligrosamente aparcados muy graves problemas de Estado, y que si duda Arnau de Torroja como hermano, como catalán y como templario, siempre puso su máximo empeño en tratar de beneficiar dentro de sus posibilidades.

Pronto tendría mayores disgustos para lamentar, pues al cabo de unos años, en 1181, por primera vez oficialmente se planificó una campaña militar en Europa a fin de perseguir a los libre pensadores del Languedoc que insólitamente estuvo respaldada por el Papa de Roma, a pesar de que la tal determinación representaba una muy grave intromisión en los bienes patrimoniales del conde de Toulouse del Languedoc. Arnau de Torroja entonces, aunque lo agobiasen los problemas que su alto cargo le acarreaban en la sede central de las órdenes de Sión y del Temple en Jerusalén, donde forzosamente él residía, también debió de lamentar mucho el asesinato de Ramón Berenguer IV conde de Provenza, y más por haber ordenado tal magnicidio el dicho conde Raymundo V de Toulouse. Los antecedentes se remontaban a cuando el rey Alfonso II, a pesar de su juventud, rápidamente acudió a Provenza con un ejército para nombrar como legítimo sucesor de aquel trono a su hermano Sancho. El rey-niño desplazado resultó quedar muy impotente, pues aunque la ciudad de Beziers lo apoyaba, no así Montpelier que apoyó a los Toulousenos. Es más, durante el sitio de Albaron (Provenza) el Conde de Toulouse encontró la ocasión para hacerlo raptar, siendo rescatado solitaria y audazmente por el caballero Bertrán de Baus, quien huyó con el pequeño Alfonso al galope hasta lograr atravesar el río Garona, refugiándose en Arles.

Arnau de Torroja no ignoraba cuan frenéticamente los regentes y consejeros del rey Alfonso II (quienes ya no podían contar con la ayuda del obispo Guillem), intensificaron la firma de tratados de paz, pero lo que Arnau no supo nunca fue la destitución de Sancho de Provenza en 1185, porque él murió el año antes, ...al menos traspasó en suelo europeo.

Mientras vivió Arnau de Torroja lo sabría todo referente a los condados catalanes, interesándole especialmente el que, al fallecer en 1172 el conde Gerard de Rosselló sin tener herederos directos, Alfonso "el Casto" incorporó dicho condado a la Corona de Aragón. (Al terminar aquel siglo fueron vasallos suyos los condados de Urgel, Pallars Sobirá y Ampurias). En cuanto a Provenza, aquel condado que tanto le había costado al Conde de Barcelona volverla a tener bajo su dominio, resultó que al morir Alfonso II volvió a dividir el país y las posesiones al norte de los Pirineos acabaron encomendadas al procurador general Roger Bernat de Foix, quien contó con las alianzas de Bearn y Bigorra. Roger de Foix, por suerte, fue siempre el más fiel aliado de la Corona de Aragón a pesar de la desidia de Jaime I por las tierras del otro lado de los Pirineos, ...las cuales, leído su testamento, acabaron perdiéndose otra vez por un mal reparto entre sus hijos (El historiador aragonés Zurita lo criticó mucho).

Hubo otros hechos que ya no vivió mi biografiado y que se refieren a Solsona, su querida ciudad natal. Los repetidos errores de dividir el reino entre sus herederos fueron nefastos en cada población. Como si fuese una maldición debida a tan pésima política, fue justamente en Solsona, cuna de la familia Torroja, donde Jaime I sufrió tres confabulaciones de los muchos nobles catalano-aragoneses a lo largo de su vida. Tras aquellas murallas se reunieron en su contra los condes de Ampurias, de Foix, etc. etc., y su propio hijo al frente de los aragoneses, todos ellos con sus respectivos ejércitos. Se le rebelaron en armas cada vez (1231-1268 y 1274) capitaneados por el muy poderoso Ramón Folc, vizconde de Cardona. (Para colmo, fue en Solsona donde también se reunieron cuantos nobles se rebelaron contra Pedro I, uno de los hijos herederos de Jaime I).

CATALUÑA ANTES DE QUE ARNAU PARTIESE HACIA PALESTINA

Arnau de Torroja había vivido la ocupación de Egipto cuando en 1163 Amalrico I fue requerido para dar protección al visir depuesto, pero Arnau después ya no participó en las sucesivas invasiones de los francos al país de los faraones. Había regresado a Europa en 1164 pues consta compareciendo en varios actos oficiales, como cuando entregó 1.200 escudos de oro al rey Alfonso II por ciertas tierras de Lérida, para costear la novedosa expedición bélica que el soberano catalano-aragonés hizo en tierras de Provenza. En agradecimiento a tal campaña, el arzobispo de Arles en marzo de 1167, le otorgó permiso para tomar las aguas del río Durance, y Arnau en persona firmó el documento cuando aquel acto se celebró en la encomienda que las órdenes de Sión y del Temple tuvieron cerca de Montpelier (J. Miret Sanç: "Itinerario del rey Alfonso I de Cataluña, II de Aragón"; en BRDBLB, t. II (1903.1904, p 262).

Mientras Arnau estuvo ejerciendo de Maestre provincial en este lado del Mediterráneo la situación en Tierra Santa se complicó a partir de 1166 cada día más. Siempre era debido a la obsesión por Egipto del rey Amalrico I de Jerusalén quien, en un raro giro de su obsesivo pensamiento, estuvo eventualmente empeñado en firmar la paz con los cairotas,... claro está que para volver a romperla poco tiempo después.

Arnau al recibir las noticias de las continuas expediciones de los francos contra Egipto, recordaría aquellas alianzas que, con menos entidad, habían sucedido en 1082 en vida del Cid Campeador. Recuérdese que éste, habiéndole ganado los castillos de Monzón y Tamarite al califa de Tortosa, enfrentado a su hermano el califa de Lérida, éste había pedido ayuda al conde de Barcelona Berenguer Ramón II "el Fraticida" (1076-1096), quien en poco tiempo fue hecho prisionero de Rodrigo Díaz de Vivar, pagando muy cara el catalán su libertad. Mi biografiado que nació con posterioridad, sabría, como toda la nobleza hispana, de la legendaria fama de la espada del Cid, cuya hoja mide 78,5 cm. y tiene escrito "Io soi Tisona", la cual por cierto hasta el año 2007 ha permanecido junto a la tumba del Cid en la catedral de Burgos. En Cataluña Rodrigo Díaz de Vivar interesaba, y mucho, pues una de sus hijas se había casado con el conde Ramón Berenguer III (1096-1131).

Volvamos a cuando, por ignorados motivos, el Gran Maestre Arnau de Torroja de Solsona, en 1167 y 1168 dio de nuevo dinero a su soberano natural, y posteriormente aún le dio más, recibiendo el rey 5.000 escudos en otras dos ocasiones. (Fue el dicho año 1168 cuando Arnau lamentó que Nuradín, el sultán de Siria, expulsase de El Cairo al rey Amalrico I de Jerusalén). En la Península también había mucha actividad bélica, pues una vez en 1169 se conquistó Teruel (y el año siguiente Albarracín, aunque los musulmanes de allí conservaron su autonomía), quedaba abierta la expansión de los cristianos dentro de Al- Andalus, y los templarios participaron activamente en todas aquellas campañas. No tengo reparos en referir aquí unos acontecimientos tan separados dentro del marco mediterráneo, pues trato de presentar a un hombre que vivió los avatares de dos alejados mundos y a la vez dos diferentes culturas, y ambos en plena ebullición belicista.

Al poco tiempo de haber regresado Arnau de Torroja a Cataluña le sorprendería también saber de la existencia de un intrigante y peligrosísimo líder ismaelita de Siria, llamado Preste Juan. Su reino los cruzados creyeron entender que se extendía hasta más allá de la Torre de Babel, en Babilonia, y como parecía que trataba de ser amigo de los francos, algunos cruzados al verse acorralados, debieron morir en la vana esperanza de que aquellos guerreros cristianos "amigos" aparecerían en el horizonte para salvarles. En efecto, en una misiva del año 1165 un tal Preste Juan de las Indias envió tres copias de la misma carta al emperador de Bizancio Manuel Comneno, al Papa Alejandro II y al emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico. El Preste Juan desde algún lugar de Oriente les informaba de su deseo de vivir en amistad y también de su intención de visitar oficialmente el Santo Sepulcro, puesto que se consideraba seguidor de las verdaderas palabras de Jesucristo (según Pablo Villarrubia en su libro: El fantástico reino del Preste Juan).

En fecha 30 de octubre de 1178 consta que Arnau de Torroja acordó los límites del castillo de Barberá con el noble Guillerm de Cervera. Arnau además dejó testimonio escrito de muy gran actividad también en tierras de Aragón, según los autores J. Miret Sanç "Obra cit." ps 101-104; y Bulst-Thielle "Magistri", ps.99-105). Asimismo en el Cartulario del Temple, de la catedral de Huesca se le menciona hasta el año 1180 (Nºs.: 30,p.34-- 31,p.35-- 42,p.44-- 51,p52-- 57,p. 58-- 88,p.59-- 61,p.62-- 65,ps. 66 i 67-- 75,p.76-- 77,p. 78-- 80,p.81-- 81,p.82-- 82,p.83).

Arnau de Torroja permaneció en Europa como Gran Maestre de España hasta después que en fecha 30 de octubre de 1180, se reunieron todos los grandes maestros y comendadores en el castillo de Barberá, provincia de Tarragona ("Diplomatari", doc. 104), de donde quizá ya salieron los candidatos de esta parte de mundo que habrían de ser el próximo Gran Maestre universal de las órdenes de Sión y del Temple para siempre más tener su residencia en Jerusalén, pudiendo influir el que aquel año murió el emperador Manuel de Bizancio y en Francia el regente Felipe de Flandes. Arnau de Torroja quizá de ya salió de la asamblea de Barberá como un firme candidato, porque al poco tiempo viajó a Jerusalén.

SITUACIÓN PREVIA A QUE ARNAU FUESE ELEGIDO "GRAN MAESTRE"

La orden de Sión, a la cual cuando escribo siempre tengo en mente por haber sido la matriz de la Orden del Temple, sigue siendo actualmente tan misteriosa como lo fue en sus orígenes. Son bastantes los autores que incluso niegan que su creación se remonte más allá de hace unos pocos años. Por mi parte, en la prevista continuación de esta investigación, encontraré el modo de referirme a la dicha Orden-Madre, porque aquí me limito a presentar los probables hechos de Arnau de Torroja, y aún limitando mi investigación tanto como me sea posible a cuando sucediesen durante su vida. Otra cosa será ofrecer el debido contexto para su óptima comprensión.

Los templarios humildemente se consideraban "Pobres soldados de Cristo y del Temple de Salomón". Por tal contradicción hoy día aún siguen siendo popularmente conocidos, pues desarrollaron muy novedosas ideas para su tiempo, las cuales abarcaron todos los ámbitos sociales, desde enseñar nuevos métodos para intensificar la agricultura hasta planificar unos mucho más esbeltos templos cristianos, los cuales después de morir Arnau de Torroja se elevaron a miles sobre los cimientos de los existentes en estilo románico.

La orden del Temple había sido reconocida oficialmente por la Santa Sede el año 1128 en el Concilio de Troyes consolidándose su función dentro de la Iglesia y gozando del apoyo papal que posibilitó su inserción en la estructura socioeconómica de su tiempo. Fue posteriormente que los más nobles de los caballeros templarios vistieron el dicho hábito blanco propio de los monjes cistercienses, haciendo sus mismos votos de pobreza, obediencia y castidad, pues también ellos eran monjes a pesar de llevar espada. La Regla conocida de los caballeros de Sión y del Temple era casi idéntica en austeridad y rezos a la redactada para regirse los monjes cistercienses que vestían de blanco, pero además los templarios tuvieron su "Regla interna", la cual aún hoy sigue siendo un secreto. No la conocían ni todos los caballeros de la Orden, sino sólo sus superiores más dignos. Así, cuando se habla de la "Caballería de Tierra Santa", se remite en particular a los templarios para quienes la enseñanza se divulgaba según determinadas jerarquías.

Bertrand de Blancfort trató esforzadamente de adaptar las normas de su Orden a las especiales circunstancias que en Palestina experimentaba diariamente en los más diversos campos, sin excluir una desbordada cantidad de donaciones y relaciones con gentes de otras creencias. Desde que los nobles aspirantes a militar entre los templarios eran admitidos, recibían unas enseñanzas de tipo naturalista que eran muy antiguas. Ejercitaron un método rápido para potenciar su espiritualidad. Para ello no tenían reparo en adaptar al catolicismo lo mejor de cada creencia, no importándoles si procedía de Egipto o de la India y tampoco si era ajena al cristianismo. Su gran aprecio por el sufismo (la masonería islámica), explica que llegasen a confraternizar con los musulmanes al extremos de realizar campañas bélicas contra algún enemigo común. Lo que les distinguió sesenta años después de su fundación, fue que los nobles se enrolaban especialmente para consagrarse a la búsqueda de Dios y, colateralmente, llevar a cabo una específica función militar. A pesar de su permiso para matar, rezarían las cinco veces diarias como estaba prescrito, empezando con los "maitines" a las dos de la madrugada (a las cuatro si era invierno), lo que justifica el que debían dormir con las camisa y calzones puestos.

Cuando Arnau llegó a Palestina por primera vez realmente aún era muy poco probable que los países vecinos pudiesen unir sus fuerzas dada la inexistencia del imprescindible líder carismático unificador. Hubiese sido lo único que habría amenazado la presencia de un Estado cristiano en Oriente Próximo. Los caballeros templarios residentes en la ciudad de Jerusalén eran nobles muy escogidos a fin de prepararles para ser las máximas jerarquías de la Orden en el futuro. Ellos tenían la misión de hacer llegar la comunicación jerárquica de las órdenes del Gran Maestre hasta el resto de los templarios dispersos por encomiendas y castillos del sector, unos quinientos en total. En tiempos de Arnau de Torroja tuvieron comendadores territoriales en Acre (costa de Palestina) y en Antioquía (Siria), de los que dependieron los demás castillos regionales. Desde 1130 desde la base de Amanos tuvieron la custodia de la frontera con el actual Norte de Siria.

La "Milicia del Temple" tuvieron extraordinariamente estructuradas sus jerarquías, tanto en lo que se refiere a los tropas como a los clérigos y agricultores. Sólo me interesa en esta Primera Parte su rama militar, siendo como dije, controlados religiosa y organizadamente por mandos intermedios. Mi limitación no impide que se expongan aquí los objetivos que ambas órdenes, Sión y Temple, persiguieron con gran afán a lo largo de su historia y que debieron de hacerles tan peligrosos como para buscar su condena en el siglo XIV. En efecto, su utopía sinárquica los hizo realmente temibles para el resto de poderosos de este mundo.

El Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple mandaba personalmente el ejército, disponiendo de cuatro robustos caballos de marcha para uso cotidiano, mientras que su montura en la batalla era un muy grande y brioso corcel turcomano de elite que estaba a cargo de un escudero. A su lado se encontraba en todo momento el intérprete y el sacerdote. También contaba con su propio cocinero y otros servidores de lo que debe considerarse "su casa". Entre éstos tenía a su servicio a un capellán, a un clérigo que disponía de tres caballos, un redactor en lengua árabe que le hacía de interprete, un soldado de las tropas ligeras de la orden, un mariscal y dos sirvientes "de a pie", así como su propio cocinero. Referente a los mandos de la tropa perfectamente jerarquizados, entre ellos se distribuían las muchas responsabilidades de toda campaña militar. Fuera del campo de batalla el Gran Maestre tenía también entre sus más allegados los servicios de un tesorero y un comendador residente en Jerusalén para toda Tierra Santa. (Cruzón, Henri de: "La Règle du Temple", en «Sociétéde l'Histoire de France», París, 1886).

En Tierra Santa mi biografiado debió de sorprenderle comprobar que en Palestina los cristianos y los musulmanes incluso se aliaban si se daba el caso. De hecho la unión de los egipcios con los francos fue el detonante para que el sultán Nuradín de Damasco fuese contra la capital del país del Nilo, donde el rey de Jerusalén y el visir de El Cairo, uniendo sus tropas le harían frente en varias ocasiones. Arnau desde su llegada debió de tener la oportunidad de robar su valor y ejemplar sentido común, e incluso quizá desplegar ciertas dotes de estrategia militar, aunque el éxito o fracaso de cualquier conflicto bélico siempre fue responsabilidad final del Gran Maestre. Los mandos de los templarios inspiraron en los demás caballeros el "sperit de corps" nunca antes experimentado en la Edad Media por otros ejércitos.

Los musulmanes reconocieron que los francos sacaban una gran utilidad al hecho de crear un Estado, ya que ni en el caso de la muerte de los reyes de Jerusalén los cristianos nunca luchaban entre ellos mismos. Esto les parecía una cosa extraña, puesto que para los seguidores de Mahoma, al morir un visir, califa, o sultán, padecían luchas internas para merecer sucederlo. Es decir, mientras que lo primero que previnieron los europeos al ocupar Palestina fue institucionalizar la monarquía, los musulmanes eran incapaces de un sistema como aquel, ni viendo lo útil que era. Es paradójico, porque en tierra de Israel emergieron instituciones monárquicas entorno al siglo X a.C., cuando se separaron los dos reinos de Israel al norte (capital Siquem), y el reino de Judá en el sur con capital en Jerusalén. Claro que los hebreos supieron bien que ellos eran un "puente" natural entre las dos grandes potencias de la antigüedad, Mesopotamia y Egipto. En fin, la explicación a tanta anarquía entre los musulmanes es que, a partir del siglo IX, los seguidores del Profeta perdieron el control de su destino. Los grandes líderes que los gobernaron los años que Arnau de Torroja vivió entre ellos, ya fueron incluso de origen turco (como Nuradín), o bien kurdo, (como Saladino, según Amin Maalouf "Las Cruzadas vistas por los árabes").

A lo largo de su historia en Palestina, los templarios tuvieron allí hasta 24 castillos. Las cuatro principales capitales de aquellos siglos (de sur a norte) fueron, además de Jerusalén: Acre, Trípoli y Antioquía, porque Chipre fue su provincia posterior. Entre Jerusalén y Jericó tenían un castillo y una torre, y otro castillo en el monte "De la Cuarentena"; si bien el más famoso estaba ubicado a orillas del río Jordán (por cierto excavado en julio de 2006). Como los templarios no podían nunca renunciar al combate si no eran superados por un enemigo tres veces superior, se entiende que muriesen unos 20.000 monjes-guerreros en aquellas campañas de Tierra Santa, entre los cuales cinco de sus 22 grandes maestros que tuvo la Orden del Temple en total. Entre dichos mandatarios se cuentan Guillem de Beaujeau y Gerard de Ridefort, de la Cataluña Norte; y aún me complace recordar que otros Maestres del Temple fueron oriundos de la Corona de Aragón además de Arnau de Torroja: Gilabert de Erall y Pere de Montagut. Sólo Arnau de Torroja fue Gran Maestre universal catalán que tuvo bajo su mando las dos órdenes conjuntas de Sión y del Temple.

De hecho la gente musulmana entonces estaban a gusto en Palestina aunque no se les permitía residir en el mismo Jerusalén. En el resto del Reino franco los musulmanes vivían incluso mucho mejor que bajo los intransigentes gobiernos que les eran propios, porque no les daban un margen de libertad personal sino que estaban sujetos a las normas religiosas islámicas, las cuales aún hoy les siguen dictando su modo de vida. Por aquel entonces los maronitas del Líbano se retractaron de su herejía monoteísta, imitándolos la mayoría de musulmanes de la zona. Así llegaron a tener una administración autónoma bajo magistrados llamados reis, que eran la influyente clase media burguesa de sus ciudades, en cuyos campos se cultivaba algodón y caña de azúcar.

Al morir Bernard de Blancfort (2.1.1169) Arnau de Torroja que ostentaba la jerarquía de Maestre Provincial para Hispania y Provenza, debió de embarcarse de nuevo en Venecia para asistir al funeral de su amigo en Jerusalén. Fue allí donde inmediatamente se reunieron para elegir a su sucesor en el gobierno de las órdenes de Sión y del Temple entre todos los que fuesen digno de ello. Previamente varios altos cargos habían sido propuestos por decisión de los capítulos reunidos en todos los países donde tenían sus principales encomiendas.

Dada la grave acusación de traidor que el rey Amalrico I había dictado para con el Gran Maestre de los templarios difunto, se procuró limar asperezas nombrando a un templario que, a pesar de haber ingresado hacía poco tiempo en la Orden, tenía méritos justos, pero suficientes, y además contaba con la amistad del rey de Jerusalén. Eligieron al caballero Felipe (Philippe) de Milly, cuya candidatura se discutió desde el mes de enero al mes de agosto del año que lo eligieron, pues era el único Gran Maestre nacido en Palestina. La candidatura de Felipe de Milly prosperó porque, además de haber participado del las campañas de Egipto de 1167 y de 1169, era un experto en cuestiones islámicas y hablaba casi todas las lenguas del Oriente Próximo. Extrañamente este Gran Maestre dimitió el mes de enero de 1171, muriendo el mes de abril del mismo año sin dejar rastro en la historia. Sucedió mientras acompañaba al rey Amalrico I en su viajé a Constantinopla.

Felipe de Milly había sido un señor feudal de insidiosa memoria, siendo bajo su mandato cuando más dividida estuvo la gente de armas del reino de Jerusalén. Su contiuador en el cargo de Gran Maestre, llamado Odón de Saint- Amaud, siguió su misma linea, aunque gozó rompiendo los pactos entre el rey de Jerusalén y Saladino. En efecto, expresamente hizo construir castillos en tierra prohibida, lo cual fue considerado alta traición por los musulmanes, por lo que a orillas del Jordán éstos hicieron una gran matanza de caballeros templarios.

Odón (Eudes) de Saint-Amaud, antes senescal del Gran Maestre, era de origen provenzal, que en aquel tiempo era casi decir catalán, por lo que hay que suponer que a pesar de ser relativamente nuevo en la Orden (en 1169 aún no era caballero templario), debió de conocer bien a Arnau de Torroja, desde 1166 era Maestre de Provenza e Hispania, y quien fue su sucesor.

Odón de Saint Amaud fue un personaje enérgico que de nuevo tuvo muy serios motivos para llevarse mal con el rey de Jerusalén. No pudo admitir que pactase con la secta de los "hashahashin", de quienes los templarios por haberlos vencido tiempo antes, seguían cobrando de ellos un regular tributo. Es más, Odón había querido olvidar que la inicial organización de la orden del Temple fue copiada de los odiados "asesinos", con los que compartieron los mismos objetivos espirituales. De los "hashahashin" los templarios incluso les copiaron el color del gorro y los cinturones rojos, así como su capa blanca, si bien los templarios le dieron un corte de estilo europeo.

El rey Amalrico I quiso castigar personalmente al templario Gautier de Mesnil, que asesinó al enviado de los "hashahashin" dispuesto a pactar una rara alianza con el dicho soberano de Jerusalén. Tal castigo éste no pudo efectuarlo porque el Gran Maestre se negó a entregarle a su valiente hombre, por lo cual el rey de los "franys" quedó entonces muy desprestigiado. Con la decisión del rey Amalrico I de pactar con los "hashahashin" se perjudicaban los ingresos de los caballeros templarios, puesto que al fin tenían vocación de grandes prestamistas. El Gran Maestre Odón tampoco se avenía con los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén (los cuales, para dar muestra de su moral, si tiempo atrás acompañaron al rey a invadir Egipto, después fueron incluso capaces de aliarse con los mongoles). Los templarios y los hospitalarios no congeniaron ni después de que el mismísimo pontífice de la Iglesia romana escribiese a Odón intentando suavizar sus divergencias. Por cierto que el Papa aprovechó el escrito para felicitar a los templarios (2.8.1179) por su renuncia a los lujos y demostrada "valentía al marchar por la vía del Señor". Quizá se debió de referir a la única gran victoria que consiguieron los francos de Balduino IV ayudados por las órdenes de Sión y del Temple contra los egipcios (un siglo después llamados mamelucos) en la batalla de Montgisart (1177; una victoria pírrica).

Fue memorable, pues hay que tener en cuenta que en Jerusalén los templarios de elite no pasaron de ser medio centenar. Allí de hecho estaban solamente los destinados a instruir los neófitos que un día gobernarían su doble Orden, y entretanto servían eventualmente como emisarios que se abrían en abanico por todos los caminos del entorno para llevar instrucciones a otros destacamentos vecinos. Luego otros caballeros, distribuyéndose por la geografía como las ramas de un gran árbol, llegaban hasta los más recónditas encomiendas de Europa. Es obvio que merced a su efectiva red de comunicaciones podían llamar a la masiva concentración para las batallas a todos sus aliados, entre los cuales tenían lugar destacado los llamados "turcoples", que eran el grueso de su ejército, y a los cuales reclutaban de entre los católicos de Armenia.

A los templarios se les recordará siempre por demostrar una valiente y ejemplar conducta propia de quienes lucharon para defender su particular idea de la divinidad. Como era de temer, Bertrand de Blancfort, siendo el Gran Maestre cierto día fue hecho prisionero y permaneció en una mazmorra de la ciudad de Alepo encarcelado durante tres largos años. Pago su rescate el emperador Manuel I Comneno, emperador de Bizancio, quien lo apreciaba particularmente, tanto como Arnau de Torroja o el mismo rey Luis VII de Francia. Este último incluso le otorgó el título "Elegido por la gracia de Dios" que todo Gran Maestre llevó después de él con la mayor dignidad. Es de suponer que con mayor emoción que ningún otro lo ostentaría su amigo Arnau de Torroja cuando décadas después, precisamente por los méritos hechos al lado de Bertrand de Blancfort, él también fue nombrado en1181 Gran Maestre conjunto de las órdenes del Temple y de Sión (1181-1184).

Al morir Bernard de Blancfort los templarios seguirían los consejos de los habituales asesores del Gran Maestre como cuando estaba prisionero. Reunidos en capítulo, la Orden aún sin cabeza visible, era suficiente democrática para sustentarse con un comandante interino que eventualmente llevase en su mano el "Bastón de mando". Un bastón que, por cierto, ya entonces era muy parecido al que vemos en manos de los faraones egipcios, y que posteriormente se dio en llamar bastón pitagórico. En definitiva una especie de ábaco, con una cruz templaria grabada decorándolo. Los monjes-guerreros puede que entonces, dada la ausencia de su verdadero Gran Maestre, tomasen también en cuenta las opiniones de Arnau de Torroja, puesto que además de ser reconocido como su gran amigo, tampoco se ha de descartar que quizá él ya fuese un mítico guerrero muy digno de tener incluso una leyenda propia. Con mente abierta puedo suponer que Arnau de Torroja tuvo desde aquel momento un lugar destacado entre el grupo de los místicos dirigentes que inventaron el tan famoso lema: Todos para uno y uno para todos.

CUANDO ARNAU EJERCIÓ DE "GRAN MAESTRE" DE LA ORDEN DE TEMPLE

Los problemas que le tocó vivir a Arnau de Torroja durante su última etapa en Jerusalén se los había encontrado tan pronto estuvo de regresó a Palestina, pues los ataques de los musulmanes cada vez más compactados por Saladino, parecían ser inminentes. Así y todo, lo agobiarían quizá más las maquinaciones encubiertas de los nobles aspirantes al poder, En Jerusalén sucedió que, dado que al rey Amalrico I (difunto desde 1174) le habían concedido la anulación de su primer matrimonio, su heredero al trono de Jerusalén fue el joven Balduino IV" el Leproso" (1174-1185). Se le diagnosticó el terrible mal poco después de haber sido coronado rey y después, debido a su mal aspecto, él joven monarca evitó siempre aparecer en público. Lo peor fue que vio como el reino de Jerusalén se dividió en dos facciones enfrentadas entre si y su única solución fue nombrar heredero del trono a un niño-rey llamado "Balduinito". Las muchas intrigas palaciegas para conseguir los nobles ser sus regentes, probablemente le darían más preocupaciones morales que todas sus batallas anteriores. A buen seguro que, como monje vocacional, nuestro hombre se postraba muy sentidamente a rezar para que la solución a tanta incertidumbre se resolviese lo menos mal posible.

El reino de Jerusalén, establecido como resultado de la primera Cruzada papal oficial, fue un intento de colonización de la Palestina por los europeos. La economía alcanzó allí su máximo desarrollo en el siglo XII, siendo uno de los más prósperos reinos de la cristiandad. Los mercaderes del Reino Franco tenían el monopolio del comercio entre Europa y Oriente, y cargaban sus barcos con las exóticas mercancías que las caravanas traían de Asia, igual que sucedió con los productos agrícolas, la fabricación de materiales de seda y algodón, las tintorerías y las fábricas de vidrio de Tiro, etc.. Eran tiempos cuando los navíos occidentales proporcionaban a Palestina productos europeos necesarios para los colonos. Cada año dos veces, por Pascua y por san Juan, barcos cargados de productos necesarios abastecían Palestina desde Europa. Las industrias particulares de Siria ayudaban a alimentar aquel floreciente comercio, pues en el Reino Franco de "Outremer" todo era negocio.

Los reyes de Jerusalén durante el siglo XII estaban rodeados por sus altos oficiales y mantenían una corte bastante numerosa donde regía la etiqueta bizantina, la mayor parte de los reales ingresos se destinaban a la defensa del Reino franco. Cada vasallo cobraba por cumplir un servicio militar ilimitado y además el rey enrolaba también extranjeros concediéndoles una renta o un feudo, si bien su falta de disciplina los hacía bien diferentes a los caballeros de los órdenes monástico-militares. Los belicosos voluntarios que llegaban eventualmente de Europa, una vez se habían desahogado peleado contra los sarracenos, ya consideraban cumplidos sus votos y regresaban de nuevo a sus casas, ...lo cual representaba un alivio para los musulmanes vecinos. Fue así que pudo contar con una cosmopolita tropa formada por caballería ligera de turcos, arqueros maronitas del Líbano, e infantería armenia y siria que en total sumaron unos veinte mil hombres. De todos ellos tan sólo unos seiscientos eran caballeros templarios, a los que reforzaron continuamente nobles europeos.

En Palestina se vivió normalmente en la mayor tolerancia, pues los caballeros occidentales en sus casas les gustaba de rodearse de ricos enseres árabes, y además se apropiaron de un incalculable número de feudos y castillos, como los templarios más tarde hicieron en toda Europa. Éstos en la Palestina del siglo XII tuvieron muy diversas fuentes de ingresos, ya que, al al igual que el rey, también cobraron por el derecho de tránsito de todas las caravanas. Obviamente las dos órdenes co-hermanadas tuvieron diversos gastos inesperados, como cuando en 1182, al mando de Arnau de Torroja, en Tierra Santa pagaron un impuesto del 2% de los ingresos de la Orden, destinado a sostener la guerra contra Saladino.

Aunque el arzobispo de Tarragona Guillem de Torroja ya hubiese muerto, puede entreverse que la influencia de Arnau de Torroja, su muy poderoso hermano aunque viviese en el otro extremo del Mediterráneo, se dejarían sentir en la Corona de Aragón, porque no es de creer que Arnau quedase al margen de la política catalana. Y menos cuando el soberano catalán cedió el Valle de Arán al conde de Bigorra para que le rindiera vasallaje y luego lo acompañase a ocupar Narbona para ofecérsela sus habitantes. No acabó allí, sino que después de ver humillados a los de Niza, los unió a la corte provenzal cobrándoles 25.000 sueldos melgoreses y también exigió que cincuenta caballeros le escoltasen hasta Roma. Todo ello por el miedo que infundió en la zona el castillo construido por los genoveses sobre la roca que hoy es el principado de Mónaco. En 1179 el rey de Aragón cedió al conde Roger II Trencavel muchos castillos en las provincias catalanas del Norte de los Pirineos.

Sabiendo que los catalanes estaban ocupando sus flancos, el conde de Toulouse no podía permanecer inactivo, y menos viendo a los pisanos bajo las órdenes del rey de Aragón cuando consolidaron la posición de Niza en 1177. Arnau de Torroja aunque dicho año se sabe que otorgó Carta Puebla a la villa de Encinacorba, y también concedió fueros a los de Zaragoza, su movilidad le permitió capitanear buena parte de los templarios en tierras del Mediodía de Francia al ser una zona conflictiva que le obligó a mantener allí un difícil equilibrio;.. y no sólo político, sino de obediencia a uno u otro pontífices romanos. El auge de los considerados herejes hay que datarlo entre 1139 y 1179 y a Arnau lo afectó de lleno en el Sur de Francia. Aunque no parezca posible, con el tiempo todo se complicaría aún mucho más con la intransigente conducta del Sumo Pontífice de atacar militarmente a los bautizados cátaros (1181), con cuyas ideas de seguir las palabras de Jesucristo más fielmente, los templarios congeniaron como lo prueba que ni en pleno genocidio se aviniesen a perseguirlos.

Arnau de Torroja vivió relativamente tranquilo en la Corona de Aragón hasta ser elegido Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple en 1181 cuando estuvo obligado a residir para siempre en Tierra Santa. Sabía que ello representaba no volver a ver su tierra natal a la cual, mientras vivió cerca, había procurado favorecer, pero la proximidad terminó, y en 1181 seguramente ya no tuvo tiempo ni para lamentar que el castillo que su padre había reconstruido en la cima del "Mont Vell" de Solsona (luego reconstruido de nuevo por su sobrino) hubiese sido ganado a su familia por el obispo de Urgel en un pleito. Por otra parte, no puede dejarse de ver la mediación de Arnau para favorecer la Iglesia de su ciudad natal en 1180. Los monjes recibieron entonces la buena noticia de que el pontífice Alejandro III confirmaba los privilegios antiguos de la iglesia de Santa María de Solsona sobre las más de setenta posesiones que tenía dispersas, escribiendo además una expeditiva repulsa a cuantos nobles se habían opuesto a ello.

UNA BULA DE EUGENIO III ( INÉDITA; referente a la iglesia de Santa María de Solsona)

El Dr. Riu (el 14 de Agosto de 1891) no se contentó con ilustrar su libro con el texto de las bulas de Urbano II y de Eugenio III, existentes en el archivo nº 242 de la catedral de Solsona (Celsonense - pág. 45 y 46), sino que además citó cuatro cartas desconocidas enviadas a Loewenfeld, las cuales todavía siguen inéditas:

Anagni, 12 Marzo de 1159: Alejandro III, en bula al Prepósito Guillem, le daba la facultad para nombrar los clérigos que hayan de servir las iglesias de su patronato, con tal que los presente á los Ordinarios respectivos de los lugares en que estén situadas dichas iglesias.

18 de Mayo de 1180: Alejandro III en otra bula, dirigida al prepósito Bernardo de Pampa, aprueba y confirma el patronato de la iglesia de Solsona sobre las setenta y cinco iglesias que enumera; y concede que el prepósito y canónigos puedan nombrar sacerdotes para el régimen de dichas referidas iglesias, debiendo éstos dar cuenta en lo espiritual a sus respectivos diocesanos, y en lo temporal á los prepósitos de Solsona.

Dado que Arnau de Torroja regresó a Palestina hay que presentar el contexto de la Iglesia y el Estado, con los que estuvo obligado a entenderse. Los justos y comprensivos se darán cuenta de que mi investigación acerca de Arnau de Torroja me ha sido muy difícil, pues no hay más remedio que especular con base histórica aquellos tiempos que le tocó vivir. Otro recurso que nos acerca al personaje es el bagaje cultural y patriótico que debió de acompañarle en su muy comprometida dirección de aquella embrionaria empresa multinacional que, en la alta Edad Media, fueron las órdenes de Sión y del Temple.

En Jerusalén el año 1174 el rey Amalrico I había muerto prematuramente, causando el consiguiente altibajo en toda la palestina cristiana. Lo sucedió su hijo Balduino IV (1174-1185), un muy bien dotado joven, alumno de Guillermo de Tiro. Al joven monarca sin embargo inesperadamente se le diagnosticó lepra, por lo que quedó pronto incapacitado para gobernar directamente. Primero el rey leproso fue asistido por Milón de Planci y por Reinaldo de Châtilion. Este último fue Señor de Montreal en 1174 e hizo una política individual opuesta a la del rey Balduino IV. Su mayor hazaña había sido derrotar a Saladino en Ramala (1177). Reinaldo de Châtilion se presentó ante el emperador Manuel I de Bizancio lanzándose a sus pies, y a pesar de ello no le prestó atención hasta pasados unos minutos de charlar tranquilo con otros asistentes al acto. Luego Manuel I le hizo erguirse y escuchó sus suplicas de perdón. Reinaldo, estaba muy desprestigiado por sus barbaridades, pero no obstante le concedió seguir gobernando el principado de Antioquía.

Aquel fue un periodo de graves intrigas por la sucesión al trono de la corte de Jerusalén, pues mientras Saladino (cuyo nombre árabe: ib Yusuf Ayyub Salah al-Din, significa "Justicia por la fe"), aunaba voluntades de los diferentes líderes musulmanes para enfrentarse juntos a los cristianos, éstos en la corte de Jerusalén acabarían dando el poder al muy intrigante Guido de Lusignan después de casarse con la viuda del rey Balduino IV. En vano el regente Raymundo de Trípoli había tratado de impedir que reinase Guido, desistiendo al darle la espalda cuantos feudales creía que lo respaldarían. El año 1183 el rey Balduino IV a pesar de tener lepra muy avanzada, trató de volver a ejercer como soberano de Jerusalén. Al regente Guido de Lusignan lo apoyaban tanto los templarios como los hospitalarios, además del patriarca de Tierra Santa. Estos al final no pudieron mantenerse en el trono e impotentes abandonaron la corte e incluso la ciudad de Acre. (M. Guizot "Histoire des Croisades" Lib. XXIII, I, p.454. Finalmente el juicioso Raymundo de Trípoli sustituyó al malvado Guido de Lusignan, en todo lo cual hemos de entender que Arnau de Torroja tuvo que haber intervenido decisivamente.

Es decir, a pesar de la gran amenaza del unificador Saladino, los francos continuaban enfrentándose entre si. Para colmo, todo fue aún mucho más trágico cuando murióel rey Amalrico I de Jerusalén, quien, siguiendo su obsesión, si hubiese vivido tenía prevista otra invasión de Egipto ayudado por la flota siciliana. Su ex suegro Manuel de Bizancio, que por el NW. de Europa dominaba desde Venecia a Kiew, antes de ser derrotado por los turcos en 1176 también intentó invadir Egipto en solitario, resultando un completo fracaso. Lo había empezado a notar cuando el año anterior los venecianos le dejaron muy clara su hostilidad. Con ello habría comenzado para Manuel su annus horribilis porque Venecia se alió con Guillermo III de Sicilia (y en 1184 con Germania, al haber casado en la catedral de Milán Enrique II con la princesa heredera). No obstante Venecia volvió a la obediencia de Manuel Comneno antes de su muerte, aunque hasta el año 1183 no formó parte de su Imperio. Para entonces Alejo II (1180-1183) ya era nuevo emperador, siendo con quien Arnau de Torroja (que lo sobrevivió) debió de tratar asuntos políticos como Gran Maestre general desde 1181.

Disciplina y arrojo en combate fue la única forma de ganar ascensos entre los templarios, y destacarse en el fragor de la batalla parece haber sido para ellos una obsesión. Es de suponer pues, que nuestro Arnau de Torroja debió de arriesgar ostensiblemente su vida en Egipto y en Siria entre los años 1163 y 1164; asi como probablemente Arnau también debió de distinguirse en las campañas de la Península Ibérica. Él fue un ferviente católico que estaba convencido de haber encontrado la mejor forma de cumplir con su fe. Así fue como llegó a estar sujeto tan sólo a las órdenes del Papa de Roma e independiente del Rey de Jerusalén. El Patriarca de Jerusalén era otro poder independiente del rey, por ser el representante del Vaticano más importante del Reino Franco de "Outremer". Al asentarse en Palestina el patriarca Daimberto se enemistó con el rey Balduino I, y actuó independiente de la realeza, si bien convivieron en harmonía.

Cuando en 1180 los máximos dirigentes de la orden de Sión y del Temple se reunieron en capítulo para elegir de entre todos los que más méritos hubiesen demostrado, y el más idóneo para oponerse al imparable y astuto Saladino, se impuso la personalidad de Arnau de Torroja. Lo conocían muchas viejas glorias y los jóvenes por sus idas y venidas a Jerusalén para informar personalmente del estado de la situación en las provincias a su cargo.

Arnau de Torroja vivió muchas intrigas, suponiendo que estaría preocupado porque tal situación debió de parecerle casi suicida para el futuro del Reino de Jerusalén; y por otra parte, la muy rígida estructura feudal existente en todos los niveles se hacía asfixiante para el pueblo llano. En cuanto a las intrigas cortesanas por enlaces matrimoniales, fue causa de social bochorno el que Sibila, la viuda del rey difunto, se volviese a casar con Guido de Lusignan, el regente nombrado por su ex marido el rey Balduino. Sin embargo, como Guido resultó ser muy incompetente, los barones le quitaron su cargo y confiaron la regencia al conde Raymundo de Trípoli. También María de Antioquía, la viuda del emperador Manuel Comneno, de Bizancio, agudizó la tradicional rivalidad entre latinos y griegos, la cual culminó con la masacre de mercaderes latinos en 1182. El partido latino quedó abolido al ser nombrado emperador el muy enérgico Andrónico (1183-1185), quien había llevado una vida errante llena de aventuras desde que raptó a la viuda del rey de Jerusalén Balduino III.

Tal vez Arnau de Torroja fuese nombrado por las exigencias de algún tipo de compromiso, teniendo en cuenta su edad, pues tendría sesenta años lo que por aquel entonces era ya bastante avanzada. Lo evidente es que, a pesar de haber residido en el otro lado del Mediterráneo bastantes años, él había seguido al corriente de la situación que se vivía en el Reino Franco. Arnau de Torroja debió de hacer viajes a Palestina previos a su elección.

Al intentar saber la fecha de la elección de Arnau de Torroja a la máxima jerarquía de las órdenes de Sión y del Temple, tan sólo se puede seguir un débil rastro. En marzo de 1180 Alfonso II aún lo trató de Magister Maior de España y Provenza al hacerle una donación para las órdenes de Sión y del Temple. El 26 de noviembre de 1180 Arnau aún estaba en Miravet (Tarragona), donde concedió a sus habitantes el gran privilegio de no pagar peajes y usajes, ni por tierra ni por mar. El rey Alfonso II el mes de marzo de 1181, en Tortosa, hizo otra donación a la Orden del Temple, y en realidad a su amigo Arnau de Torroja. En aquella ocasión además de Arnau, también se cita a su sucesor Berenguer de Aviñón como Gran Maestre de España y Provenza.

Para situar aquel concreto periodo cultural en que Arnau de Torroja empezó a ejercer su más alta dignidad, recordaré que aquel mismo año murió el genial poeta Chrétien de Troyes, entre cuyas obras más famosas se encuentra: "Perceval, o el cuento del Graal" (cuyo editor reunió de dos diferentes manuscritos inacabados). En la novela de Chrétien otro romance titulado "Lanzarote, o El caballero de la Carreta", Chrétien lo dedicó a su protectora Maria de Champagne, reconociendo que ella le había sugerido el tema del Grial, (una reliquia que luego se ha querido creer en posesión de los templarios, pero que en la trama de su novela tan sólo se refiere a un vaso misterioso relacionado con una leyenda celta). En otro romance el eclesiástico Roberto de Borón ya presentó el Santo Grial como eje central de la historia del cáliz que usó Jesucristo en su Última Cena; un recipiente donde, después de la Crucifixión, José de Arimatea recogió su sangre.

Arnau era un noble muy prudente e inteligente, quien entonces fue el responsable de una muy especial hermandad de unos 33.000 monjes-guerreros en total, regidos con férrea disciplina y que tuvieron muy sincero afán de servicio. Su geográfica dispersión llegaba desde Portugal (país donde fueron prematuramente apoyados por la realeza) hasta Hungría. Quienes se han limitado a dar de mi biografiado sólo el año y lugar de su necrológica, debieron de haber supuesto muchas de las condicionantes que se le exigió para alcanzar tan alto cargo. Por ejemplo, debía tener experiencia en abrir y cerrar las "encomiendas" de la Orden, o sea las casas fortificadas con diseño rectangular y almenadas de todas partes donde se establecieron los templarios. Así mismo, el Gran Maestre era el responsable de que se admitiese a tal o cual caballero, y sólo repasando las solicitudes que le llegaban Arnau de Torroja debió de tener mucho trabajo, porque en aquellos tiempos los nobles se le ofrecían a centenares. Si lo solicitaban para servir de simples sirvientes, Arnau podía delegar la tarea en otro mando inferior, pero a los nobles debió examinarlos y autorizarlos personalmente, ...llevando buena cuenta de sus donaciones (el dote) al permitirles ingresar.

Las dotes diplomáticas de Arnau de Torroja en 1180 fueron consideradas imprescindibles en la dirección religioso-militar más famosa de todos los tiempos, pero sin duda Arnau aportaba también una muy probada experiencia militar, por no decir que pudo haber sido incluso de cierto de renombre dentro de dichas hermanadas Órdenes. Por supuesto que era un hombre bastante inferior en estrategia militar a la del entonces temible Saladino, pero tal desventaja valía para cualquier otro candidato.

Arnau de Torroja es un personaje que, aún estando tantos siglos muy olvidado, pertenece a la historia grande de las órdenes militares de la Edad Media, a quien por ser Gran Maestre universal de las órdenes de Sión y del Temple no se le ha podido olvidar. Omito las etapas que debió de pasar desde que ingresó en la Orden hasta que ostentó la máxima jerarquía durante los cuatro últimos años de su vida. Puedo entender que se librase de ser inicialmente un sirviente, pero después debió ser sargento e ir quemando etapas, siendo de toda lógica que al designarlo tuviesen en cuenta, no sólo las normales exigencias, sino que tal vez incluso pudieron haber recordado de su campaña en El Cairo, u otra que ignoramos,... y ¿por qué no?, protagonizada con heroicidad. Otro motivo más a considerar para haberlo elegirlo Gran Maestre pudo ser que, al saber Arnau de Torroja que Jesucristo n uestro Señor hablaba el mismo idioma arameo, que él pudo escuchar hablar a los cristianos de Palestina mientras convivía con ellos, su innata piedad seguramente le hizo desear aprenderlo, poniendo en ello muy sincera atención.

En 1181 Arnau de Torroja como nuevo gran mandatario internacional de su Orden, tuvo muchas y muy graves asuntos que resolver de los que podamos sospechar. Por ejemplo, bajo el mandato de Arnau de Torroja los templarios se comprometieron a reinstaurar en su trono al depuesto rey Manelic de Etiopia, dado que, por ser un descendiente directo del rey Salomón y la reina de Saba. Manelic a cambio les prometió el Arca de la Alianza, a pesar de que allí aún sigan creyendo que la conservan bien guardada, por el hecho de que se hicieron una copia exacta de la misma. Los ingenuos y muy antiguos dibujos de hombres blancos barbudos con hábitos de templario llevando el Arca en procesión dejan pocas dudas de dicha tradición, y además está el hecho histórico de que en 1185 Manelic ocupaba de nuevo su trono en Lalibela. Allí en agradecimiento a los templarios que le ayudaron Manelic hizo excavar en el suelo de peña once iglesias que sorprenden por estar bajo tierra imitando los templos habituales. Para convencerse de dicha colaboración basta ver tan sólo el diseño de una cruz templaria a ras de suelo, que es la forma de la cubierta de cada uno de dichos templos.

El principal beneficio de los templarios en Etiopía, aparte de diversas ideas, fue la posesión de la sagrada reliquia que es el Arca. De ella son conservados en Ucero (Soria) idénticos dibujos de las que la recuerdan en aquellas iglesias etíopes. Según F.J.B. Manzano, adentrarse en San Bartolomé de Ucero, un templo construido en el cañón de Río Lobos, es viajar a la lejana Etiopía a través de los símbolos allí existentes. El aspecto positivo de su cargo fue tan sólo de índole espiritual y cultural, ya que Arnau también conoció anticipadamente inventos como la pólvora, la brújula, etc. Todavía debo sospechar que Arnau se benefició precozmente del uso del monóculo para compensar una vista cansada por la edad, puesto que no hay que olvidar que aunque las gafas fuese un invento del siglo XIII, las Órdenes que gobernó se dedicaron a recopilar saberes herméticos heredados por las culturas clásicas, para luego desarrollar ciertas ideas discretamente entre sus miembros más capacitados. El "Teorema de Pitágoras" a los iniciados les fue "familiar", tanto como a los antiguos egipcios.

También vivió la gran novedad de dejar de contar los años partiendo de los que llevase reinando cada rey de Francia, y seguro que residiendo Arnau en Jerusalén se anticipó a la nueva forma de computar el tiempo a sus propios familiares del sur de los Pirineos, porque la verdad es que el sistema que hoy nos parece tan normal, tardó mucho en generalizarse en toda la Europa Occidental. Los antiguos condados catalanes, como vasallos de los herederos de Carlomagno, habían medido el tiempo desde el reinado de dicho emperador. Había sido (y durante años siguió siendo) el calendario cronológico habitual en casi toda la larga vida de Arnau de Torroja, pues sólo se modificó aquel mismo año en que fue nombrado Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén.

Por su alta jerarquía religioso-militar y por su fe, le convenía computar los años a partir de la concepción de Jesucristo, tal como lo adoptó el obispo Berenguer de Vilademús en el Concilio Provincial de la Iglesia Tarraconense. Además, el hecho de ser una cronológica disposición de un obispo catalán, a Arnau aún lo enorgullecería más si cabe, y lo adoptaría con gran entusiasmo inmediatamente para sí y para todas las encomiendas de su Orden dispersa por muy vastos dominios. (Aunque no fue hasta el 1350 cuando, por orden de Pedro III, entre el pueblo llano se contaron los años a partir del nacimiento de Jesucristo "Anno Dni", significando Anno Jucar Domini).

Los templarios quedaron muy afectados al conocer la muerte en cautiverio de su Gran Maestre. Muerto Odón debían elegir una nueva cabeza suprema y no podían equivocarse. Se exigieron que no hubiese intervenido antes en la política de la corte de Jerusalén tan marcada por deslealtades. Dado que no se pusieron de acuerdo, no tuvieron más remedio que nombrar un cargo de Gran Maestre interino, en cuyo período la orden del Temple había sido gobernada eventualmente por el arzobispo de Bourges, llamado Philippe Berruyer, tío de Odón de Saint-Amand. Dicho alto cargo de la jerarquía eclesiástica, como Gran Maestre templario tan sólo fue un cargo interino. Su destino fue ser un " segundón", pues ya había desempañado anteriormente eventualmente el cargo de Maestre de España y Provenza.

La elección de Arnau de Torroja por una parte fue recibida con gozo por parte de los nobles catalanes. Al saber la noticia, se detecta alegria a todos los niveles, y especialmente su familiar y buen amigo el soberano catalano-aragonés, dado que incrementó sus donaciones a la orden del Temple justo entonces, con la mención expresa al nuevo "Maestre Major de las partes cismarines i transmarines" (L. Paguerolas "La comanda del Temple a Tortosa" doc. 75, ps 245-249). En cambio su elección supuso una derrota para los partidarios del enérgico Odón al cual por cierto venció por margen mínimo (según Melvillé: "La vie des templiers", p.107). Arnau de Solsona fue llamado Arnaud de Toroge (1181-1184) por los caballeros francos a los que capitaneó. La historia informa al menos de que mi biografiado dejó constancia de varios logros diplomáticos de máxima urgencia, pues ya en 1181 consiguió la firma de un tratado de paz en Antioquía Guillermo de Tiro, 22.7, ps. 1015-1016), y con igual éxito firmó otro tratado semejante en Acre tres años más tarde ("Eracles", vol. II, ps. 2-3. Se trata de la traducción al francés de la obra de Guillermo de Tiro, nacido hacia 1130 en Palestina. Dicho cronista del rey escribió durante su reinado. A él se deben las más antiguas noticias sobre las órdenes de Sión y del Temple, acabando su obra antes de 1173).

En efecto, Arnau de Torroja lo primero que consiguió al llegar a Jerusalén y ser cabeza de las órdenes de Sión y del Temple, fue poner fin a los conflictos que tenían con la orden hermana de los hospitalarios, exponiendo claramente que las ordenes religiosas armadas como ellos todos debían dar ejemplo de hermandad y tolerancia, especialmente de cara a los enemigos musulmanes. Así consiguió la reconciliación, siempre antes fracasada, y ello por la experiencia que tenía Arnau en el suelo patrio (J. Forey "The templars in the Corona of Aragon", Oxford; U.Pres, London 1973 p. 420-431). Firmaron la paz con cláusulas y condiciones, tal como la harían con un verdadero enemigo, y posteriormente aquella concordia todavía fue confirmada por escrito papal (J. Miret Sanç: "La casa dels Templers..." Barcelona 1910, p.113).

Arnau de Torroja al salir elegido cabeza de la "Orden con dos cuerpos" se comprometió a propiciar el entendimiento con el rey Balduino IV de Jerusalén y con los hospitalarios, pues ambas órdenes monástico-militares, fuese por avaricia, orgullo, o ambición, el caso es que en aquel periodo rivalizaron entre si. El mismo Papa de Roma se vio obligado a amonestar a ambas órdenes por sus continuas rencillas entre ellos, así como por luchas internas en el seno de cada Orden. Tan en discordia vivían, que donde fuese que en Palestina se encontrasen templarios y hospitalarios, entre ellos mismos incluso se atacaban. Bajo el mandato de Arnau de Torroja, en cambio, ambas fuerzas religioso-militares se comprometieron a respetarse y acentuar su humildad. Sin duda fue un mérito de Arnau de Torroja, dado que existe una carta donde se lee que el sumo Pontífice le felicitó por haberlo conseguido. El nombramiento de Arnau es evidente que dio los esperados frutos pacificadores, ya que el día 5 de enero de 1182 el pontífice Lucio III, al renovar las disposiciones de la bula de su predecesor Alejandro III, lo dejó muy claro al referirse a él como: Dilectus filius Arnaldus.

Se vuelve a encontrar por última vez a Arnau de Torroja en funciones, en un acto que presidió el patriarca Heralcio de Jerusalén, en 1183, con motivo de un acuerdo entre los monjes de la abadía de Nuestra Señora de Josafat.

Como Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple, tuvo un poder político-espiritual de máximo alcance, pero lo más imperioso sería cultivar la entonces muy zarandeada moral de los caballeros de su Orden, de lo cual pienso ofrecer una síntesis en un futuro. De sus creencias y conocimientos heterodoxos, al mundo tan sólo trascendieron indicios y muy veladamente. Incluso después de abolirse la Orden de los templarios, remitiéndose a sus iniciáticos saberes, siguieron siendo fundadas centenares de órdenes de presuntos neo templarios, practicantes de discretos rituales que resultaron ser capaces de llegar hasta nuestro siglo. El espíritu de los fundadores de la Orden de Sión y luego el de la Orden del Temple, se mantuvo, siendo ello posible gracias a rememorar, sobre todo, la gran eficacia y efectiva comunión entre sus correligionarios.

LOS GRANDES MAESTRES DE LA ORDEN DEL TEMPLE, EN JERUSALÉN

EN LA VIDA ADULTA DE ARNAU DE TORROJA

(Arnau de Torroja consta en el 9º lugar)

Los 14 primeros Grandes Maestres de la Orden de Sión

Fundador: Godefroi (Godofredo) de Bouillon

1º : Hugues de Payen de 1119 à 1136

2º : Robert de Craon de 1136 à 1147

3º : Evrard de Barres de 1147 à 1150

4º : Hugues de Blanchefort de 1150 à 1151

5º : Bernard de Tremblay de 1151 à 1153

6º : Guillaume de Chanaleilles de 1153 à 1154

7º : Evrard des Barrès de 1154 à 1154

8º : André de Montbard de 1155 à 1156

9º : Bertrand de Blanchefort de 1156 à 1169

10º : Philippe de Milly de 1169 à 1170

11º : Eudes de Saint- Armand de 1170 à 1180

12º : Arnaud de Toroge de 1181 à 1184

ARNAU DE TORROJA Y SALADINO, "EL UNIFICADOR"

Presentar lo mejor posible a Saladino será una forma de penetrar en el pensamientos de Arnau de Torroja, ya que ambos procurarían conocerse bien. Saladino se interesaba por todos los cambios en el Reino Franco, y más aún por el nuevo Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple, siendo gracias a su buen servicio de espionaje por lo que finalmente triunfó. Por su parte Arnau debió de admitir que dicho enemigo era digno de ser temido, sin dejar de reconocer que se le consideraba un hombre de honor incluso por los cristianos. Con guerreros kurdos y turcos, y posteriormente egipcios, formó el núcleo duro de su ejército, siendo capaz de recuperar Jerusalén después de que lo hubiesen ocupado casi un siglo los cristianos. Saladino desde 1169 fue visir de El Cairo y pacificador de Egipto al anular la dinastía fatimí, el año siguiente ya había recuperado el castillo de La'Aqaba (la bíblica Elath) en la costa del Mar Rojo. Al ser una muy transitada ruta de caravanas entre Siria y La Meca, era una estratégica posición, por lo cual en 1182 aquel castillo fue atacado por Renaud de Châtilion.

Reinaldo era un hombre que había viajado a Tierra Santa relativamente hacía pocos años, y según él: un buen patriota debía matar musulmanes como fuese. Quien habría debido frenarle era Heraclio, otro recién llegado para ejercer de gran Patriarca en Jerusalén, pero que demostró ser un iletrado y además un libertino, pues incluso hizo ostentación pública de la belleza de su novia. El patriarca Heraclio de Jerusalén proclamó un acta el año 1183, en la cual Arnau de Torroja firmaba en representación de la Orden del Temple, por asunto referente a la abadía de Notre-Dame de Josaphat.

La personalidad de Saladino mereció numerosos libros, y en estas páginas interesa mucho al haber coincidido tan carismático líder musulmán, en el espacio y en el tiempo, con Arnau de Torroja. Saladino debió sentir un gran respeto por mi biografiado con el que, previsiblemente se debería enfrentar. Arnau por su parte supo de la fama de Saladino y sin duda que, a pesar suyo, en el fondo lo admiraría. Sería imposible demostrar hoy por hoy que ambos se entrevistaron con objeto de procurar entendimiento mutuo, así como pactar treguas, pero probablemente así debió de suceder aunque al parecer con pocas consecuencias, exceptuando la paz que consiguió en todas partes.

Si de Arnau de Torroja ya no se recuerda nada, en cambio Saladino pasó a la historia como uno de los mayores líderes del Islam entre 1138 y 1193. De origen kurdo (unos desdeñados tanto por árabes como por turcos), finalmente con sus victorias elevó la dignidad de todo el mundo musulmán. Haré un breve repaso a su vida que remite a los años de la decadencia de Costantinopla.

Aunque el visir de El Cairo, llamado Shawer, utilizó a unos y a otros con tal de poder aferrarse a su trono, no sería él el beneficiario final de tan repetidas alianzas con los francos, sino aquel joven treintañero que ha pasado a la historia como Yusuf, al que llamaban Saladino (Salah-al-Din, significando "la justicia de la fe"). Se recuerda de él que fue un hombre piadoso, gentil y por cierto un excelente jugador de polo, ya que desde joven mereció el alto honor de figurar en el equipo de Nuradín, su sultán, que en aquel tiempo era la máxima autoridad en el mundo islámico. Saladino además de ser un gran experto en caballos, también era un sobresaliente estratega militar, pues consiguió reunificar el Islam hasta disponer de un ejército de 60.000 hombres, de ellos la mitad jinetes, para cruzar el río Jordán el mes de Junio de 1187 y expulsar a los cristianos de Palestina (aunque regresaron en 1229 y 1244; pero eso no me extenderé en referirlo porque Arnau de Torroja murió varios años antes).

Saladino empezó las campañas de Egipto como acompañante de su tío, el mejor de los generales del turco sultán Nuradín que dominaba el sur de Siria, pero al final el tío Shirkuh, quizá cansado de los devaneos del visir egipcio al cual acababa de restablecer en el trono, lo mató proporcionándole una gran comilona (18/1/1169), quedándose después con el trono y los bienes del difunto. Le sirvió de poco a Shirkuh quitarlo de medio porque él también murió a los pocos meses y quedó como cabeza del ejército sirio el joven general Saladino.

A la muerte del legítimo califa fatimí de Egipto, en el mes de septiembre de 1171 Saladino fue elegido el quinto sultán de Egipto en seis años. Probablemente lo nombraron por considerar que sería un joven fácil de manipular, pero ignoraban la personalidad del hombre con quien estaban tratando. Inicialmente Saladino gobernó en El Cairo con disimulada rebeldía, pues se negaba a obedecer al sultán Nuradín, su jefe natural, por creerse él mismo predestinado para liberar Jerusalén. Nuradín no pudo aceptar que un subordinado suyo en El Cairo se comportase como su igual y lo amenazó con acudir allí para castigar personalmente su osadía, ...y ello a pesar de que Saladino, previniendo la reacción de Nuradín, le había enviada cartas de su fingida sumisión. Era el año que además el califa de Bagdad había concedido a Nuradín la dignidad de sultán de Siria y Egipto, pero hasta su muerte en mayo de 1174 Saladino se resistió a obedecerle.

Con su insumisión al sultán Nuradín, Saladino estuvo en clara rebeldía y era inminente una guerra entre ambos líderes musulmanes. Entonces coincidió en morir el rey Amalrico I prematuramente en Jerusalén en 1174, con el consiguiente altibajo en toda la Palestina cristiana. A pesar de ello, Saladino lo único que hizo fue conquistar Baniyas. Nuradín en cambio fracasó en su empeño de quitar Jerusalén a los francos y se tuvo de conformar con conquistar Damasco y la parte de Siria central, si bien por entonces obtuvo del califa de Bagdad la nominación de sultán de Egipto, Palestina, Nubia, y en 1175 sultán de la Cirenaica.

Saladino desde el año 1171 había abolido el califato de Egipto y se erigió primer sultán aiubí de aquel país, donde se preparó para guerrear contra su propio soberano, pues Nuradín ya le había avisado que iba a castigarle, pero que murió muy oportunamente pocos días después (15 de mayo de 1174) de un paro cardíaco. Aquello fue el fin de la dinastía selyúcida que había durado un siglo.

Saladino tuvo una idea del mundo muy superior a la que tenían sus correligionarios contemporáneos. Al rico país de Egipto Saladino lo veía como la mejor fuente de ingresos para sus guerras contra ocupación de los europeos cristianos, pero también contra los sectas musulmanes disidentes que en su tiempo dividían todo el Islam. Él quiso que El Cairo fuera el núcleo de un renacimiento cultural, así como la despensa necesaria para la unificación de sus correligionarios a fin de lograr la expulsión de cristianos de Tierra Santa. En el fondo Saladino defendió tanto una cultura como un territorio, y para sus fines substituyó la burocracia fatimí por un sistema feudal que dio a sus oficiales militares control directo sobre las regiones agrícolas de todo Egipto.

Saladino habría peleado contra el heredero de Nuradín, pero públicamente presumía de querer protegerlo. El hijo sucesor de Nuradín, después de un lógico rechazo, acabó por reconocerle su autoridad en el país de los faraones. Así y todo, sólo faltó que hubiese disturbios políticos en Siria y en Yazira, para que Saladino con su ejército se impusiese también en Damasco. De hecho desde que salió de El Cairo para luchar contra los cruzados en Siria, ya nunca volvió a la capital del Nilo. Dejó Egipto bajo el gobierno de su hermano Al-Malik al-Ádil, y marchó a capitanear personalmente la guerra contra los cruzados. Conquistó la ciudad de Trípoli en 1172 y el Yemen en 1173, atacando por primera vez Jerusalén en 1174 animado por las disputas sucesorias de la familia del difunto Amalrico I. Saldino con anterioridad no había querido participar en las campañas contra Jerusalén ordenadas por Nuradín (1171-1173) con objeto de sitiar el Reino Franco entre dos estados musulmanes.

El sultán Saladino era el líder musulmán al que el nuevo Gran Maestre Arnau de Torroja debió tratar de pactar, o si no era posible, debía esforzarse en derrotarlo. No lo creería imposible, pues Saladino ya había sido vencido en 1177 en la gloriosa batalla de Montgisard, cerca de Ramala (Gaza) gracias al coraje de los templarios, porque allí hicieron gala de una rápida evolución de su caballería, por lo cual a Saladino le forzaron a firmar la paz,... paz que él aprovechó para dominar parte de Mesopotamia y hacerse con la muy bien fortificada Alepo. Pues una cosa es que no fuese fanático y sintiese respeto incluso por los cristianos, y otra diferente es que Saladino no rentabilizase sus desgracias para convertirlas en ventajas. Hay una prueba de ello.

El gran Saladino sentía miedo por la secta de los "hashahashin" al mando de un líder quien pensaba como los sufís pero en versión negativa. Ciertamente llegaron a herirle en dos ocasiones en 1175, y no lo mataron gracias a que Saladino siempre iba cubierto con una cota de malla debajo de su capa, tal como copió de los francos. Para protegerse Saladino había creado un cuerpo policial que lo protegía de las canalladas de amigos y enemigos. Una decisión suya inesperada fue cuando cambió de actitud y procuró tener por aliado a los "hashahashin" utilizando eventualmente a sus sectarios, quizá como otra forma más de minar la resistencia de los francos con los que mantenía constantes refriegas. En efecto hizo un extraño pactó con la secta de los "hashahashin" (vizaries ismaelitas) que por aquel tiempo estaban en su apogeo. Y lo más extraño de todo fue que Saladino en 1176 renunció a destruirlos, levantando el sitio de su principal castillo, lo que quizás obedecía al temor que sintió por sus temidas maldiciones psíquicas (telebulia) capaces de hacerle daño incluso a distancia.

La historia de dicha secta de los "hashahashin" la escribieron sus enemigos y merece poca fiabilidad, pero subsistieron en la figura del carismático Aga-Kan. En sus últimos tiempos (siglo XIII) el señor del castillo de Alamut en Siria era llamado Sinán y también "el Viejo de la Montaña", del que aún hoy se dice que drogaba a sus adiestrados asesinos prometiéndoles alcanzar el Paraíso si morían. (La secta ismaelita de los "hashahashin" fueron masacrados en 1268 por Balbeys que vivió entre 1223 y 1277, cuando gobernó el mundo islámico con brazo de hierro).

Aunque Saladino comenzó su carrera en el Egipto fatimií, intentó reeducar a los egipcios para que aceptasen la ortodoxia Sunní, y sus sucesores consolidaron Egipto como el centro de dicha fe. En El Cairo admira todavía hoy la ciudadela construida por Saladino sobre la colina Mokattam. Es llamada Salah Eddín El-Ayubi, y tiene la ciudad de El Cairo extendida a sus pies. Toda la fortaleza se hizo para disuadir a los cristianos de nuevas ocupaciones y fue elevada en vida de Arnau de Torroja, y éste a buen seguro que se se hiría informando de una tan magnífica defensa para la ciudad que había conocido años antes.

Mi biografiado debió saber también que, a pesar de todo, la mayor aportación de Saladino en Egipto fue de tipo cultural pues hizo edificar la universidad (Madrasa) donde se interpretaba la religión y el dogma shií en lugar de la ley islámica. Con este fin convocó en El Cairo a profesores sunnís del Este para proveer de personal sus nuevas escuelas. Durante once años mando construir cinco universidades y una mezquita. Sin embargo en tales centros de cultura, además de la religión, se enseñaba: administración, matemáticas, geodesia, física y medicina. Y es que Saladino, en El Cairo no edificó ningún palacio fabuloso, pues quiso que fuese una ciudad comercial y procuró hacerla un polo cultural sin recintos privados. Todo lo que dispuso fue para disfrute de sus habitantes, por cuyo espíritu abrió las estancias del palacio Al-Qahira y vendió su fabuloso tesoro, incluido un rubí de 2.400 quilates y una esmeralda como un puño, así como la biblioteca espléndida de los califas, con cuyo dinero pagó a sus tropas turcas.

Personalmente Saladino era generoso y nada avaricioso llegando a recordarle cual máximo representante de la nobleza caballeresca del islam ("Futuwa", muy anterior a las de los francos). Corría la idea de que para él: el oro valía tanto como la arena. Saladino fue recordado cual personaje de la caballería romántica medieval, debido a que sus admiradores más ardientes fueron los propios biógrafos cristianos, al elegirlo modelo de virtudes humanas como también hicieron los propios árabes, a lo cual contribuyó el que, cuando tomaron Jerusalén en 1099, los cristianos habían pasado a cuchillo a todos los habitantes, fanfarroneando muchos años de su masacre. En cambio cuando Saladino en 1187 conquistó Jerusalén, no mató a los defensores. La creyó una ciudad santa, entendiendo que su victoria fue la consecuencia de su guerra justa.

Cuando Arnau de Torroja estuvo a la cabeza de los religiosos con espada, Saladino casi había conseguido unificar a los egipcios sirios y mesopotámicos contra los francos en gran medida gracias al infame comportamiento de Reinaldo, regente del condado de Trípoli, quien atacó naves sarracenas saqueando sus puertos y caravanas como haría cualquier pirata. Cuando el rey Balduino IV de Jerusalén firmó una tregua con Saladino, hubo un periodo de entendimiento mútuo, pero en 1181 Reinaldo de Châtilion atacó una caravana de musulmanes que iban de Egipto a Siria y Saladino lo consideró un acto muy ofensivo, por lo que declaró rota la paz.

El malvado Reinaldo exasperó hasta el límite a Saladino, que lo acosaba sin tregua, por lo cual reclamó ayuda al rey Balduino de Jerusalén, quien el mes de setiembre de 1182 defendió Alepo y logró hacer retroceder a Saladino. Otra cosa es que, ante la mediocridad de Guido de Lusignan, la ciudad de Alepo cayése poco después en poder de Saladino como una fruta madura.

Para 1182 la lepra había debilitado tanto que al joven rey Balduino que se decidió coronar rey al hijo de su hermana Sibila y del conde de Monferrat, y le llamó Balduino V. Fue el principio del fin, pues cuando el estado franco de Palestina quedó cercado, la expulsión de los europeos de Tierra Santa a todos les parecía ser cuestión de meses.

ARNAU VIVIÓ SUS ÚLTIMOS AÑOS SOPORTANDO REGENTES RIVALES

Aunque Arnau de Torroja en España ejerció además de recaudador a fin de enviar dinero al centro supremo de su Orden en Jerusalén. Tanto esmero debió de desarrollar también en dicha tarea que, como sabemos, llegó a ostentar el máximo poder universal de los templarios siendo en poder comparable a un verdadero rey, aunque mucho más internacionalmente reconocido. Es hora pues de olvidarse de su cargo de recaudador y tratar de verlo como un poderoso gobernante.

A Arnau de Torroja, en toda su gloria, puedo imaginármelo, sólo cuando la solemnidad del acto lo requería, con su cetro y vestido con un hábito impresionante, que él luciría por ser alto de talla, con un porte impecable. En tales ceremonias se presentaba acompañado de su séquito, lo que le acabarían de dar el tono de autoridad que ostentó como Gran Maestre, al mismo nivel que los grandes soberanos, tanto europeos como del otro extremo del Mediterráneo. Sin duda en la cúpula del mando supremo de la orden los templarios cuidaron mucho el efecto imponente para dar una imagen de gran sobriedad, y ello siguió siendo válido después de separarse de la orden-madre de Sión.

En la intimidad tendrían también sus debilidades, pero a cada caballero templario se le reconoció el valor de un guerrero, la gallardía del noble y la bondad de un monje;...monjes, aunque que en realidad no eran. Imperiosamente en los actos oficiales se moverían con gran cuidado de no parecer ni feroces, impulsivos, ni mostrar otra debilidad que la oración exige a todo religioso,... aunque ciñéndose una espada.

Tal es el cuadro que me complace imaginar y seguramente me quedo corto, aunque me condiciona la humildad que emana de mi protagonista y paisano. Sin duda hay que reconocerle que hoy día sigue siendo el hombre más socialmente encumbrado y de máximo prestigio internacional nacido en Solsona. Esta es una aproximación de la época cuando, con los años, él ya habría enriquecido mucho su inicial espiritualidad. Le pasa normalmente a todo el mundo, pero en Arnau de Torroja podemos creer que su evolución fue sobresaliente.

Es cierto que los grandes maestros, incluso los provinciales, dispusieron también de asesores de la propia Orden en todos los campos que era necesario para tomar las decisiones más difíciles con máximas garantías. Arnau de Torroja además se caracterizaría por su gran prudencia y sentido de la oportunidad, lo cual era exigible a quien debía llevar a buen fin no sólo para la gloria de su Orden, sino para el bien de la cristiandad entera. Su mayor éxito no obstante fue llegar a convencer al rey de Jerusalén de la necesidad de pactar una tregua de dos años con Saladino (con el cual debió de tratar y parlamentar hasta 1182), lo cual fue un gran logro del muy diplomático Arnau de Torroja, y lo consiguió tan pronto fue nombrado Gran Maestre.

Los conocimientos del Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple, sobrepasaban mucho a cualquier otra orden militar del siglo XII (y se le exigía que el fuese el más experto en simbología iniciática), puesto que los musulmanes que combatían también hacían alarde de conocer bien al enemigo de turno, con óptimos resultados. Sin duda que Arnau y Saladino el jefe de los musulmanes enemigos congeniaron bien a nivel particular, así como seguro que también despreciaron al mismo tipo de nobles que les fueron contemporáneos. Lamentablemente sólo Saladino vio reconocido su mérito por la Historia, pero ello no significa que deba ser olvidado Arnau de Torroja al que dediqué esta aproximación biográfica. Ambos mandatarios tenían un aspecto físico completamente diferente. Saladino era más bien bajo de estatura, muy vivaz y de ojos y cabello negro, luciendo una barba corta. La diferencia de edad aún era más considerable, pero tenían en común su interés por el estudio de la Genealogía propia de la cultura de cada uno. Ambos honestos líderes compartieron también las muy elevadas ideas humanistas de los sufíes.

Por mucha diplomacia que desplegase Arnau de Torroja siendo Gran Maestre de la Orden del Temple de Jerusalén, él no debió permanecer al margen de los acontecimientos tan intrigantes por motivos de la sucesión que alteraron aquella corte en 1182. Las familias de nobles cercanos al rey Balduino IV pugnaban entre sí para sucederle en el trono, siendo en el período de tales intrigas cuando más agobiado vivió Arnau de Torroja, ...en momentos puntuales, seguramente cabiló mucho más por ello que si encontrase en medio de una batalla.

Puedo entender que Arnau de Torroja fuese elegido en Jerusalén a pesar de estar él ausente, es decir, encontrarse en Cataluña. durante el año 1180 (La obra escrit en alemán de Marie Luise Bulst-Thiele sobre Arnau de Torroja: "Sacrae Domus Militiae Temple Hierosolymitani Magistri...1118-1314", Göttingen, 1974, p. 94-105). Ahora bien, si lo nombraron para la máxima jerarquía estando ya en Jerusalén, sería el verano de 1181, porque ya consta su nombre entre los embajadores del rey de Jerusalén enviados a la corte de Antioquía (B. Hamilton "The loper king and his heirs. Balduin IV and the Crusader kingdom of Jerusalem" Cambridge University Press, 2000; ps.164-165).

Por Joscelin de Courtenay y su hermana (madre de Balduino IV, y abuela de Balduino V, y cuyas intrigas de entonces podrían presentase cual precursoras de las atribuidas a la famosa Lucrecia Borgia), sabemos de las nefastas influencias que recibía el leproso rey Balduino IV de Jerusalén. Con la elección de 1180, los diferentes bandos acabaron de tomar sus posiciones y en tal estado llegó Arnau de Torroja a la máxima jerarquía de la más poderosa de las órdenes militares de su época, con su mente esperanzada de buscar el entendimiento entre todos ellos. En principio los templarios y el clero católico estaban de parte del patriarca de Jerusalén y de la familia Lusignan, porque el rey había disgustado a los poderosos de la Iglesia católica.

Entre tanto Saladino tuvo serios problemas y durante muchos meses dejó en paz al Rey de Jerusalén yéndose a guerrear entonces contra los fanáticos correligionarios musulmanes de Damasco. Saladino al principio confiaba mucho en la caballería egipcia que luchaban cuerpo a cuerpo respaldados por sus arqueros, pero dicha táctica no servía ante los brutales choques de la pesada caballería de los francos. De hecho Saladino no obtuvo grandes victorias hasta variar su estrategia; la nueva consistió en aprovechar la agilísima movilidad de sus arqueros turcos a caballo. Inicialmente atacó Mosul ayudado por el selyúcida líder de Anatolia, Kijil Arslan II, evitando que pudiera unirse a los de Alepo.

En cambio, en la Palestina cristiana los políticos se peleaban divididos en bandos rivales, unos a favor de pactar con Saladino y otros en su contra. El primero era capitaneado por Raymundo de Trípoli, quien ocupó Damasco, que conservó para si, y también Alepo, una ciudad que en 1183 también puso bajo su control Saladino (cuando arquitectónicamente aún no tenía el aspecto tan impresionante que le dio su hijo años más tarde). Entró en Alepo con gran pompa, y desde entonces Siria y Egipto ya fueron un mismo Estado.

Como el rey leproso además estaba ya casi ciego, lo más sensato fue dar la regencia de Jerusalén al conde Raymundo de Tiro, aunque Inés consiguió evitarlo imponiendo como su regente a Guido de Lusignan, quien popularmente era motejado: "el guapo esposo de la princesa", pues se vio despreciado por todos los barones. En efecto, al poco tiempo, dada su incompetencia supina, el cargo se delegó de nuevo en Raymundo de Tiro. No quedaba más remedio que hacerle renunciar al poder, y el propio rey enfermo lo consiguió cuando ambos disputaron, por lo cual, con un simple pretexto, el rey leproso en 1183 volvió a retomar el poder delegado en un tan nefasto personaje. Gracias a dicha estratagema, la armada real se salvó de un desastre seguro. Sus errores fueron tan grandes cuando fue regente, que de no haber intervenido el ejército del conde de Trípoli a tiempo, Saladino habría podido dar el paso definitivo en octubre de 1183. El rey leproso, a fin de evitar que una vez muerto él Guido se perpetuase en el poder, en noviembre del mismo año nombro rey con plenos poderes a su sobrino aún muy niño, siendo llamado Balduinito, el cual reinó al mismo tiempo que él.

Raymundo de Trípoli esperaba que por su amistad con Saladino, éste le ayudaría a recuperar el poder que había ostentado antes en Jerusalén. De hecho, el rey Balduino se sentía mejor protegido por él, y ambos coincidían en tener a Guido de Lusignan por un falso cristiano. A pesar de todo, como era su cuñado, eligió a Guido como regente, a sabiendas que todos los condes de Tierra Santa lo veían como un extranjero. Raymundo y Guido habrían peleado entre si de no haberlo impedido el propio rey, que mandó interponer una cruz entre ambos.

Después les hizo jurar que colaborarían y sólo pelearían contra musulmanes. Posteriormente fueron los propios barones quienes nombraron al que debería ser su regente, recayendo la responsabilidad de nuevo en el conde de Raymundo de Trípoli, sin duda el más capaz para gobernar. Entonces tenía 34 años y era partidario de pactar con el carismático Saladino. Por ello de nuevo fue elegido para la regencia a condición de que templarios y hospitalarios, si llegaba el caso, defendiesen los castillos cristianos que fuesen atacados. El ansia de poder político de la Orden de San Juan del Hospital desequilibró más aún la relación entre las órdenes militares de Palestina. Fue en ese contexto cuando Arnau de Torroja aceptó la mediación dque le encomendaron el papa Lucio III y el rey Balduino IV a fin de poner término a tan desastrosas luchas fratricidas.

Arnau de Torroja cuando asumió la maxima jerarqía del Temple se encontró que su Orden contaba con unos trescientos caballeros en Jerusalén, todos ellos partidarios del regente Guido de Lusignan y su protegido Reinaldo de Chatillon, partidarios de hacer preventivos ataques opreventivos contra los musulmanes. En cambio después no solo aquella actitud generalizada bajó de intensida sino que se promovieron todo tipo de compromisos y se firmaron acuerdos con los enemigos internos i externos, dado que los templarios no se avenían con los hospitalarios, quienes por cierto contaban con un semejante número de caballeros.

En 1184, la situación política degeneró todavía más, cuando Reinaldo de Châtilion con el beneplácito de los Templarios y de los Hospitalarios, asoló por su propia iniciativa las posesiones de los musulmanes en Transjordania. Arnau siendo en tal período Gran Maestre, dió testimonio inequívoco de una gran sagacidad. Decidió negociar una tregua con Saladino a pesar de la firme decisión de éste de vengar las matanzas de Reinaldo de Châtilion. Dicha tregua con Saladino fue rota por culpa de los saqueos del depuesto Guido de Lusignan en 1183 sin que el rey Balduino, ya con muy poco poder, pudiese reprobárselo. Saladino, en venganza, atacó Damieta deportando 1.500 cristianos que naufragaron durante la batalla en la costa egipcia.

Saladino cada vez capitaneaba mayor número de líderes musulmanes y aprovechó la división interna en la corte de Jerusalén para ocupar Galilea. El señor del otro lado del Jordán, llamado Renaud, pidió ayuda urgente a Balduino y fue admirable el extraordinario coraje entonces del rey leproso dando órdenes mientras sufría estoicamente su dolor. Saladino debió retirarse de aquella orilla del Jordán el mes de julio. En agosto del mismo año se había empeñado en dividir en dos el Reino Franco de Jerusalén y atacó Beirut en octubre, como otro intento de separar de Palestina el condado de Trípoli. De nuevo el rey Balduino acudió con los caballeros de las órdenes religioso-militares de refuerzo, y Saladino volvió a renunciar a sus planes. A pesar de su estado yacente, en setiembre Balduino viajó a Alepo como una forma tradicional de permanecer siempre en alianza con alguna ciudad Siria. Al cabo de un año debió de acudir otra vez allí para defenderla.

En septiembre de 1183, un año y medio después de la muerte del heredero de sultán Nuradin, por tercera vez el rey Balduino IV, muy esforzadamente, lleno de llagas y sin apenas ver nada, acudió a Siria para defender Alepo, como siempre transportado en una litera. Consiguió la victoria, aunque Alepo al cabo de otro año cayó de nuevo en manos de Saladino como una fruta madura. Entonces aquel líder musulmán empezó realmente la reunificación de las provincias islámicas dispuestas a echar a los cristianos de Palestina. Los francos debieron también empezar a reaccionar, siendo lo primero apartar de la corte definitivamente a Guido de Lusignan. A pesar de todo, en primavera de 1184 los nobles se sublevaron cuando el rey leproso intentó, sin éxito, que Guido se separase de su esposa Sibila. Después de muchas protestas ante la corte judicial, el rey leproso sólo consiguió quitar al conde Guido la ciudad de Jaffa, la cual volvió a la jurisdicción real.

Los doce años que Reinaldo de Châtilion pasó en la cárcel de Damasco lo volvieron un ser monstruoso, de quien decían que con entrañas de judíos alimentaba sus jaurías de perros. Una vez libre recuperó el señorío de la fortaleza de Kerak (la má importante al norte de Petra). A partir de 1182 capitaneando a los más revoltosos nobles de Palestina dominó con su flota todo el sur del Mar Rojo como bucanero, abordando navíos musulmanes, cual si quisiese limpiar el mundo de seguidores del Profeta. Tal era el belicoso defensor de Jerusalén, que además procuraba anexionar a su condado las posesiones sirias de Nuradín. Ello fue así hasta que Saladino se las quitó en 1183. Reinaldo hablaba árabe con fluidez y era un descendiente del conde franco que había expulsado a los moros del sur de los Pirineos (el santificado Gil, de sobrenombre "nariz-corta"). Por cierto, Reinaldo tenía una faz morena cruzada por una gran cicatriz que lo afeaba mucho, y para colmo una gran nariz aguileña.

Después de recobrar su libertad, Reinaldo de Châtilion no paró de dar quebraderos de cabeza tanto a los moros como a los cristianos del reino de Jerusalén, porque influyó en el rey y su familia, procurando hacerle romper todas las treguas con los musulmanes a los que atacó siempre que pudo. La conducta de Reinaldo hizo rabiar a los árabes, hasta decidirlos a llamar a la guerra santa, un hecho que obligó a los franys de Palestina a pedir ayuda al "Basileus" tan pronto pudieron. Saladino sintió por Reinaldo más odio que nadie.

Guido de Lusignac escuchaba los consejos de Châtilion, y si uno era malo el otro era peor. El caso es que entre ambos desgobernaron el Estado Franco en Palestina, dando mayor vigor a la unificación del mundo árabe. El muy impetuoso caballero Guido era tan orgulloso como incapaz, como ya lo había advertido Raymundo de Trípoli, quien a pesar de ello le debió entregar el cargo de regente porque en la votación la mayoría de nobles feudales le fueron desleales. Reinando con una extravagante conducta atacó incluso la Meca y Medina con las máquinas de guerra, por lo que los árabes tuvieron el mayor éxito al hacer un llamamiento a la "guerra santa". Incluso los emires andaluces le ofrecieron entonces ayuda de todo tipo a Saladino. Cuando los caballos de los cristianos defecaron en las más sagradas mezquitas del islam, las quejas de los infieles ante el rey de Jerusalén tampoco les sirvieron de nada.

Además de los citados condes regentes y otros aspirantes a mandatarios, Arnau debió de parlamentar con otros nobles francos, como por ejemplo Aimerico de Lusignan (hermano de Guido), Joscelin de Courtenay conde de Edesa (1159- 1200), quien por cierto se llevó a su ciudad la Sabana Santa de Turín (La "Sindone", que fue botín de guerra de los bizantinos en la Cuarta Cruzada 1200).

Fue más o menos cuando Arnau empezó a dirigir a los templarios en diciembre de 1180, cuando Felipe II Augusto, rey de Francia, sucedió a Luis VIII quien se enfrentó a los Plantagenet incrementando el odio entre Enrique II y su hijo Ricardo (el tercero de los ocho que tuvo), al cual el rey francés capturó de regreso de la Tercera Cruzada. Una vez libre, Ricardo "Corazón de León" le hizo guerra sin cuartel a su propio padre hasta su muerte (1199).

Del año 1180 lo más dramático (porque es una mancha que el Vaticano dificilmente podrá hacerse perdonar), fue el comienzo de una cruzada espiritual contra los cátaros del Languedoc francés, dada la imposibilidad de los párrocos católicos de frenar el auge que experimentaron desde 1175. En el Vaticano justificaron el acoso de los herejes porque la unidad de la "Barca de Pedro" se tambaleaba. Los cátaros en 1165 celebraron un coloquio con los representantes católicos. Las más altas jerarquías de la iglesia hereje debatieron con los abades y las más altas jerarquías eclesiásticas acerca del dogma de la fe. Por otra parte los cátaros incluso osaron celebrar en 1167 el primer concilio de una Iglesia del Sur de Francia, que contó con la presencia del hereje "Pope" bizantino llamado Nicetas;...y todo ello sucedió siendo Arnau el máximo responsable de las órdenes de Sión y del Temple allí era Arnau de Torroja. Los templarios muy prudentemente nunca se dedicaron a exterminar cátaros. En cambio la Iglesia católica para acabar con ellos convocaría dos concilios en Letrán (1139-1179), dictándose la persecución de herejes, sin respeto alguno por el derecho patrimonial del Conde de Toulouse del Languedoc, cuyas posesiones primero invadieron y finalmente arrebataron para que Francia pudiese tener por fin acceso al mar Mediterráneo. Tal fue el precio del genocidio medieval en la Cataluña Norte.

Durante 1183 Alfonso II castigó militarmente los castillos del actual Sur de Francia pertenecientes al conde de Toulouse, de forma que éste solicitó la paz (Fue una renovación de la que habían firmado en 1176). Esta vez se citaron ambos soberanos a orillas del río Ródano en 1184, pero tampoco fue un acuerdo respetado, porque Alfonso II encontró muchos apoyos para volver a guerrear contra Toulouse. Para Arnau de Torroja la pena quizá fuese el saber que en la dicha coalición faltaban los de Montpelier, dado que en aquella ocasión se pusieron al lado de Toulouse del Languedoc ¿O quizá hayamos de suponerle tanta nobleza de corazón como para, aunque fuese lo habitual, bajo ningún concepto aceptar que se rompiese un pacto firmado entre dos soberanos?

LA ÚLTIMA TRAVESIA DE ARNAU DE TORROJA LE LLEVÓ A MORIR EN EUROPA

Hubo autores que opinaron que la muerte de Arnau de Torroja en Verona fue debida a que lo envenenaron. Tal hipótesis encontraría su justificación más plausible al tener en cuenta la larga mano del intrigante rey de Castilla (Alfonso VIII que había sido coronado en 1158), puesto que en Valencia, por su orden, primero intentó que se le revolucionasen en su contra el Conde de Urgel y otros, pero al seguir todos ellos fieles a Alfonso II, el mismísimo conde Ermengol de Urgel fue asesinado por sus colaboradores, pues era otro gran consejero y particular amigo del rey catalano-aragonés (Otro Conde Ermengol, llamado "el Peregrino", en el siglo XI antes de nacer Arnau de Torroja ya había viajado a Tierra Santa).

Mientras Arnau ejercía de mando supremo de los templarios en Tierra Santa, en Provenza el hermano del rey Alfonso II de Aragón fue asesinado el día de Pascua cerca de Montpelier por instigación del conde Raymundo de Toulouse. Era el día cinco de abril de 1181, cuando Arnau ya residía en el otro extremo del Mediterráneo. Ni así, es de creer que no siguiese muy de cerca la evolución de los hechos políticos, ...que tan sólo geográficamente hablando había dejado lejos. Por ejemplo, Arnau también supo que el rey Alfonso II había capitaneado en persona un ejército que partió de Montpelier. Con la intención de vengar la muerte de su sobrino conde de Provenza, y para restablecer el órden incendió y arrasó el castillo de Forques, así como ocupó también la ciudad de Toulouse y otros castillos vecinos. Después de dar el trono de Provenza a su otro hermano Sancho (Sanç), Alfonso II se dirigió a Burdeos para entrevistarse con Enrique II Plantaget. En 1182 aún debió regresar de nuevo con su ejército a Provenza para ayudar a su hermano Sanç, y posteriormente se comprometió a ayudar al rey inglés en la lucha contra su revoltoso hijo, al hacerle la guerra aliado con el conde de Toulouse. Por cierto que Ricardo II, a pesar de ser entonces vencido, y de haber sido siempre muy rebelde a su padre, a la muerte de éste heredó su trono.

La mayor pena que puedo adivinar en mi biografiado, debió de ser cuando a finales del mes de septiembre de 1184 el papa Lucio III le informó en privado y anticipadamente, que proclamaría la dicha bula "Ad Abolendam" con objeto de acabar con los cátaros, entonces llamados albiguenses, por lo que, en efecto, la historia recuerda de que bárbaro modo los herejes Valdenses fueron los primeros librepensadores en ser expulsados de la ciudad de Lyon (Fr.). Como los cátaros, los valdenses se habían dispersado primero por todo el Languedoc, por Cataluña, Lombardía y el alto valle del Ródano. Con tal argumento a continuación presentaré a Arnau de Torroja como la primera víctima indirecta de la embrionaria Inquisición. Era previsible que al matar a tantos librepensadores, los religiosos anularan irremediablemente los avances sociales conseguidos durante milenios. El decreto papal presuntamente lo mató de pena.

Por una muy extraña casualidad, aquel instrumento eclesiástico de terror, además de provocar indirectamente la muerte de Arnau de Torroja, también habría de condenar seis siglos más tarde a Cayetano Ripoll, otro hijo de Solsona, que fue la última víctima de las llamadas Juntas de Fe parroqiales, sucedáneas del Santo Oficio en España. El bueno de Cayetano Ripoll fue quizá demasiado arbitrario para ejercer de maestro de escuela en la ciudad de Valencia. Fue detenido, encarcelado, sentenciado:"Hereje pertinaz y acabado", siendo quemado en una plaza pública el 26 de agosto de 1826. No murió en vano. Tiene el mérito de haber hecho reaccionar a los dirigentes europeos, en especial de Francia e Ingleterra que, apoyados por la prensa internacional, censuraron, con fuerte sentimiento de hostilidad, la pasividad del rey Fernando VII. Definitivamente se frustrócualquier intento de justificar la ejecución de Cayetano Ripoll, y en consecuencia el soberano abolió para siempre las Juntas de Fe en cada parroquia de España.

Volviendo ya al Gran Maestre Arnau de Torroja, éste falleció después de recibir una tan abominable como inesperada noticia. Le sería comunicada cuando se entrevistó con el pontífice Lucio III (1181-1185), puesto que en Verona era allí donde residieron los Papas por aquellos años mientras que, paradójicamente, los antipapas ocuparon la "Silla de Pedro" en Roma.

Arnau de Torroja, en cuya persona las cortes de ultramar tenían su esperanza puesta, generosamente se había ofrecido para viajar a Occidente como embajador del rey de Jerusalén, a fin de exponer la situación ante su único superior jerárquico, nada menos que el Sumo Pontífice, si también lo acompañaban el Patriarca y el Gran Maestre de la orden del Hospital, como así fue. El temor principal era que si Saladino algún día daba por concluido el pacto firmado con el Rey de Jerusalén, en Jerusalén se produciría una verdadera matanza y sería el fin del Estado Franco en Palestina. Embarcaron todos con sus séquitos y gentes de armas para hacer la larga travesía por mar hasta Venecia.

Para algún historiador Arnau de Torroja habría fallecido de disenteria cuando navegaba y habría muerto en Brindisi. Ahora bien, según el cronista del siglo XII Ralph de Diss, Arnau de Torroja desembarcó como todos los que formaban parte de la comitiva en el puerto de Brindissi, y nada se dice de que estuviese enfermo. Habrían salido de Palestina el mes de junio de 1184. En efecto, el rey Balduino IV el mes de septiembre de aquel año incluso escribió haber sido informado de su llegada al Sur de Italia. Desde allí pues, debieron partir hacia Verona ciudad en la que el sumo pontífice Lucio III se encontraba exiliado por haberse enemistado con la nobleza romana.

Lo acompañaban entonces Roger des Moulins, que era Gran Maestre de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, y tambien el pArnau de Torrojariarca Heraclio. El caso es, que habiendo muerto Arnau de Torroja en vano la comitiva intentaron convencer a los soberanos de Francia e Inglaterra de la gravedad y urgencia que los había hecho desplazarse, y no aceptaron formar parte de la expedición que pensaba organizar el emperador Federico Barbarroja.

La mayoría seguimos defendiendo que Arnau de Torroja debió de morir en Véneto, siendo inhumado allí mismo, exactamente en la fortaleza templaria de la ciudad. En su obituario, depositado actualmente en la Biblioteca Vaticana (Marie Luise Bulst-Thiele "Sacrae domus militae templi Hierosolymitana", p. 102 -nota 21) consta como: "Obiit Arnaldus de Turre". En la ciudad de Verona habría, pues, falleció el día 30 de septiembre del año 1184, cabría pensar, como es opinión generalizada, que quizá no pudo soportar el estrés de la misión encomendada y le debió de fallar el corazón muriendo fulminado.

En resumen, estando Arnau de Torroja en Verona, el nuevo Pontífice recibió nada menos que al Rey Federico I de Alemania. Es obvio que quienes delegaron a Arnau de Torroja a pedir ayuda aprovechasen la circunstancia de ir hasta allí a fin de exponer a todos la gravedad de los acontecimientos en el Reino Franco de Palestina. Arnau tan pronto llegó pudo ser informado, en reunión particular con el Pontífice, de la presió por parte del Emperador cuya intención era de hacerle promulgar inmediatamente, por bula pontificia, la investigación (luego llamada "Inquisición") contra todo tipo de herejes.

En efecto, el común acuerdo entre el pontífice Lucio y el emperador Federico I "Barbarroja" en Verona (seguramente la misma semana que murió Arnau de Torroja), hizo que fuese proclamada la constitución Ad Abolendum, anatemizando a los cátaros valdeses y demás librepensadores religiosos de Europa, quedando la represión al arbitrio de la potestad secular para que aplicase el castigo correspondiente. Era el fin de todos las ilusiones para las que se habían esforzado enormemente los defensores de una verdad "diferente". Aconsejado y hasta quizá forzado por el rey Federico I, el Papa dictó que todos los eclesiásticos visitasen las parroquias sospechosas una o dos veces al año y que, bajo juramento de la buena gente, denunciasen a los herejes. Y en caso de encontrarse alguno, castigarle.

El decreto, o bula "Ad Abolendum"

"A todos los que no temen sentir o enseñar de otro modo que cómo

predica y observa la sacrosanta Iglesia Romana

acerca del sacramento del cuerpo y de la sangre de nuestro Señor

Jesucristo, del bautismo, de la confesión de los pecados,

del matrimonio o de los demás sacramentos de la Iglesia; y en general,

a cuantos la misma Iglesia Romana o los obispos

en particular por sus diócesis con el consejo de sus clérigos, o los

clérigos mismos, de estar vacante la sede, con el consejo y,

si fuere menester, de los obispos vecinos, hubieren juzgado por herejes,

nosotros ligamos con igual vínculo de perpetuo anatema".

Era el mes de octubre de 1184 cuando se celebró en Verona dicha dieta (es más exacto que considerarlo que un concilio), en el cual el Sumo Pontífice ordenaba incluso a los laicos que persiguiesen a los herejes. Debió de resultar muy exasperante para Arnau de Torroja, el saber, anticipada e irrevocablemente que todos los poderes públicos tenían obligación de colaborar bajo pena de excomunión con la Inquisición, cuando aún no se llamaba así. A los obispos se les concedía plena autoridad, lo mismo que si fuesen legados apostólicos. Ciertamente entonces la animadversión debida contra los herejes todavía no instituyó ningún tribunal, ni se prevenía matar a nadie que pensase diferente, sino sólo se castigaban con el humillante destierro y la confiscación de sus bienes.

Nuestro hombre supo al instante de ser informado que era un golpe fulminante contra los heterodoxos vecinos de los montes Pirineos, con los cuales las órdenes de Sión y del Temple compartieron secretas ideas respecto al credo ortodoxo (de todo ello cual en una "2ª Parte" de esta investigación me dedicaré a recopilar). Si yo no conociese bien a Arnau de Torroja, podría opinar que, habiendo quedado de sopetón tan defraudado, incluso pensase en suicidarse; no obstante es más lógico creer que, al recibir de su único superior jerárquico un tamaño disgusto de imprevisibles consecuencias, al Gran Maestre a las pocas horas le fallase su viejo corazón. Es decir existe un mayor motivo mucho más capaz de haberle causado la muerte; el haber sabido por boca del Sumo Pontífice que los librepensadores del Norte de los Pirineos serían perseguidos a partir de octubre.

Arnau de Torroja en lo sucesivo, por su voto de obediencia, debió comprometerse formalmente a perseguir a unas personas con las que las órdenes de Sión y del Temple probablemente compartían veladamente unas creencias heterodoxas, que al fin también los hacían a sus misma Orden perseguible. No se debe pensar que los templarios tuvieron una fe simplona; no fueron tan inocentes, porque contactaron con otras fuentes de criterio más amplio y más antiguo. Arnau en aquella audiencia previa con el Papa (que debía esperar como el más féliz encuentro), recibió un fortísimo golpe bajo; y por si era poco, de todo cuanto él ansiaba proponerles como delegado del rey de Jerusalén, ni el Papa ni el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, le resolvieron nada de nada.

El pontificado de Lucio, el que fuese antes un pobre monje cisterciese, tan sólo resultó tener renombre memorable por dicho encuentro con Federico I en Verona, cuando éste hizo numerosas concesiones al Vaticano, comprometiéndose a perseguir a los cátaros y a los valdenses. Pero las cosas entre el Papa y el Federico I al poco tiempo dejarían de ir bien, porque a pesar de haber recibido más de lo que concedió, el Pontífice no le dejó coronar a su hijo Enrique IV.

El resto de la delegación, a pesar del contratiempo de representó el fallecimiento de Arnau, y probablemente ignorantes de tan privilegiada como puntual información, continuaron el planeado muy largo peregrinar por los reinos de Europa, sabiendo que ya no contaban con el comisionado mejor dotado para gestiones diplomáticas. Es bien conocido que fracasaron en sus gestiones estrepitosamente, puesto que igual que ante el Papa y el Emperador, ni en la corte de Francia ni en la de Inglaterra se les hizo el menor caso. La comitiva de embajadores regresó -quizá con el cadáver de Arnau- muy desolados. Es de toda lógica suponer que, con una semejante tristeza, los caballeros de Sión y del Temple conocieron la grave noticia de su desamparo, que recibieron junto con los restos de su máximo y auténticamente último Gran Maestre, al que solemnemente rindieron las protocolarias honras fúnebres.

La conmoción de su traspaso llegó pronto al resto de templarios de Europa, acuartelados desde Portugal hasta Hungría, y ni que decir tiene que, por ser su más alta jerarquía, y por ser catalán, se honró su memoria muy especialmente en la Corona de Aragón, donde el rey había sido un buen amigo suyo. Sin duda Arnau de Toronja recíprocamente también admiraba al conde-rey Alfonso II, de quien Arnau fue con seguridad su mejor garante a nivel internacional.

EPÍLOGO

La inesperada muerte de Arnau de Torroja una vez más empeoró mucho la relación de las órdenes militares entre ellas, notándose muy especialmente en tierras de Palestina. Su sucesor como Gran Maestre allí, fue un anglo-normando llamado Gerard de Ridefort, nombrado a principios del año 1185, aunque al parecer entre los dos fue nombrado el Gran Maestre Frai Terrico (según el investigador Sans i Travé, actual director general de Patrimoni de la Generalitat, y director de l'Arxiu Nacional de Catalunya).

Fue nefasto el liderazgo de dicho caballero Ridefort, porque llevó a la Orden tan amada por Arnau de Torroja a su más humillante derrota, en gran parte debida a su personal cobardía, porque además de plantear una pésima estrategia de combate, Gerard de Ridefort, aquel día de mala memoria, resultó ser el único que salvó la vida en la batalla. Bajo su mandato las órdenes co- hermanadas de Sión y del Temple se separaron aquel mismo año de forma oficial y para siempre. Se hizo en un solemne acto dentro de los muros del castillo de Gisors (Fr.), simbolizando la dicha escisión con una muy gráfica ceremonia consistente en cortar un olmo de 800 años. Era el año 1188, el mismo en que murió Saladino, lo que me remite de nuevo a Jerusalén.

Cuando en 1185 murió el rey Balduino IV, a la edad de 25 años y sin haberse casado, dejó el Reino Franco sumido en graves discordias, y para colmo militarmente habrían sido casi impotentes si se hubiese dado el caso de ser atacados por Saladino. A Balduino IV le sucedió su sobrinito de 11 años de edad, que fue Rey de Jerusalén bajo la tutela del conde Raymundo III de Trípoli. Éste, en calidad de regente de Balduinito, firmó un tratado de paz por cuatro años con Saladino. Al morir el rey-niño al año siguiente (1186), los partidarios de la guerra eligieron a Guido de Lusignan ( 1186-92), el cual gobernó conjuntamente con la reina viuda Sibila.

También en 1185 Saladino se casó con la viuda del sultán Nuradín y gobernó Siria legalmente, realizando él el sueño que seguramente su antiguo sultán Nuradín había contagiado a su viuda. Es decir, lo que no había conseguido su primer marido, lo consiguió el segundo. Saladino al conquistar Jerusalén no pasó la población residente a cuchillo sin miramientos, como en 1099 habían hecho los cruzados. Él fue clemente con los vencidos, limitándose a pedir rescates por los regios mandatarios francos en fecha 2 de octubre de 1187. (Para este asunto léase: Stevenson, "Brundage", ps. 159 a 163). Saladino al tomar Jerusalén fue magnánimo hasta el punto de permitir a diez caballeros de la Orden del Hospital que siguiesen allí cuidando enfermos .

En cuanto a la incongruente familia Plantagenet, Ricardo III fue coronado rey de Inglaterra siendo treintañero (1189), después de morir sus dos hermanos sucesivamente herederos del trono. De hecho Ricardo desde los diecisiete años había heredado Aquitania de su madre Leonor (1172). El muy conflictivo rey de Inglaterra fue un personaje de alta talla y larga cabellera rubia, que destacó tanto por ser agresivo como por ser trovador. Se casó con la hija del rey Sancho IV de Navarra. Lo paradójico fue que consiguió ser coronado a pesar de que en vida de su padre había intentado desposeerlo del trono capitaneando rebeliones en su contra con la ayuda de su madre Leonor de Aquitania, cuando ya habiía sido de nuevo repudiada por su segundo regio marido,... aquella vez por serle infiel.

Concluiré esta primera parte dedicada a Arnau de Torroja, remitiéndome a un muy insólito comportamiento del conde-rey Alfonso II, porque el mismo año que traspasó su amigo Arnau de Torroja el conde-rey cedió a los templarios toda la ciudad de Tortosa, a sabiendas que con su tan generosa donación perjudicaba el patrimonio del gran senescal de Cataluña, que era el Señor de Montcada, con quien los templarios no mantenían buena relación. No fue la única muestra de simpatía de Alfonso II por los templarios, pues en beneficio de la canónica de Santa María de Solsona consta que en marzo de 1186 el soberano de la Corona de Aragón, probablemente a fin de dejar constancia para siempre de su agradecimiento por sus amigos y consejeros de la familia Torroja de manera póstuma, el dicho soberano catalán solicitó formar parte de la hermandad de la canónica de Santa María de Solsona, localidad que recordaré una vez más que fue la cuna de Arnau y también la mía,... pero era realmente muy alejada para el conde-rey Alfonso II, porque tal privilegio se debe entender que se lo debía a la canónica de la comunidad religiosa de la Iglesia de Barcelona o a la de Zaragoza.

Falta apostillar que en el siglo XIV los enemigos de los templarios no pudieron aniquilar a toda su Orden, porque su gran flota naval en Portugal y en la Rochele (Fr.), o en la misma Provenza, al ser condenada la Orden en Francia, sus numerosos barcos desaparecieron secretamente cargada con sus tesoros (de todo tipo), para inmediatamente dirigirse a la costa de Escocia, en cuyo país el soberano estaba enemistado con Francia y con el Papa de Roma, motivo por el cual sabían que allí nunca serían perseguidos. (Otros imaginan que, por conocer anticipadamente la existencia del Nuevo Mundo, los caballeros templarios incluso pudieron haber hecho una tan larga travesía mucho tiempo antes de Colón).

Los templarios fueron absueltos de herejía, según consta en un pergamino descubierto el año 2002 por Bárbara Frale. El documento jurídico se extendió en la ciudad de Chinon (diócesis de Tours-Fr.) el día 20 de agosto de 1308, aunque el pontífice Clemente V evitó que fuese posteriormente divulgado debido a la fuerte presión que ejerció el Rey de Francia (de mala memoria) sobre su autoridad, empeñado en quemar vivos al gran Maestre Jaques de Molay y a G. Charney el día 18 de marzo de 1314 ante la catedral de Notre-Dame.

© Ramón Ramonet Riu Reg. en la Propiedad Intelectual 27.07.2007: Presentado en la WWW en la misma fecha.

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